«Sing Street», de John Carney; interés juvenil por el amor y el rock

Estrenada en España
Dublín vivía en los años 80 una completa recesión económica. En ese contexto, el realizador John Carney nos presenta una excelente comedia dramática musical sobre un adolescente que se ve obligado por la crisis a abandonar la escuela privada en la que estudia, y tiene que ingresar en la pública, donde el clima entre los compañeros es mucho más tenso y conflictivo.
Como le atrae una chica, intenta formar un grupo de rock para impresionarla. Compone canciones, se cambia el nombre y comienza a grabar videoclips de promoción.
«Sing Street» es un relato muy veraz acerca de cómo se comportaba la juventud irlandesa de aquella época. El guion está escrito por el mismo director y casi podría decirse por la edad que tiene que es una recopilación de experiencias vividas por él o muy cercanas.
Otro de los logros de la película es su potente y realista trabajo de arte. La ambientación de la época está totalmente lograda y por momentos el drama se interpone a la comedia, logrando una estupenda combinación con las actuaciones de unos chicos que entre ellos son muy desiguales en su psicología.
Tanto Conor como Raphina son hijos de familias disfuncionales. Los padres de él están al borde de la separación, mientras que la chica de 16 años sobrevive como puede sin estudiar y es aquí presentada como una persona francamente compleja en sus interioridades. Ambos se hallan en esta etapa tan difícil de tránsito entre lo infantil y la vida adulta.
La comedia e inclusive la poesía, -aquí tal vez más encarnada por las letras de las canciones-, con toda la intensidad del momento emocional en el que se encuentran los jóvenes, ofrecen el complemento perfecto para una película que definiríamos como disfrutable de principio a fin. «Sing Street» es en ese sentido un canto a las emociones y los deseos, e inclusive también a la creatividad de unos jóvenes muy dinámicos y abiertos al mundo.
©José Luis García/Cinestel.com