“Un diván en Túnez”, mujer libre encuentra dificultades burocráticas

Estrenada en España
Sabiendo que la libertad de acción de la mujer es una cuestión compleja y difícil en los países de mayoría musulmana, Selma decide regresar a su país para desplegar allí todos los conocimientos que ha adquirido con sus estudios universitarios en París.
“Un Diván en Túnez” (Arab Blues) es una película que se somete a una realidad existente, a través de un guion centrado en reflejar distintos aspectos del contexto social en el que se mueven la mayoría de personas que habitan aquel territorio del norte de África.
Manele Labidi busca con su historia interpelar a los espectadores tunecinos acerca de la confrontación de dos realidades que continuamente les afectan: la necesidad de emigrar a Europa y el encuentro, tras el regreso, de una dinámica comunitaria que posee un ritmo de vida más lento y pausado, con una administración pública que además se encuentra absolutamente bajo mínimos.
La protagonista de este relato es una joven luchadora que está decidida a ir a por todas a la hora de desarrollar aquello que ha estudiado en Francia. Para ello, decide abrir una consulta psicoanalítica en un suburbio de la capital tunecina a la que comienzan a llegar distintos pacientes con un arco de problemas mentales de lo más variopinto.
La película muestra distintas realidades ancladas en una población sumida en la pobreza de salud, administrativa y de conocimientos; un conjunto de carencias que se ceban entre los más vulnerables. Y a todo ello se le suma el gran desconcierto y la falta de interés que existe entre los estamentos gubernamentales, con otra trama principal sobre un policía que acaba demostrando los problemas que genera la arbitrariedad entre el pueblo más llano.
En el elenco brilla su protagonista, la sabia y versátil actriz iraní Golshifteh Farahani (Paterson, 2016), con un personaje que tiene que luchar -y lo hace con decisión- contra la enfermiza burocracia que aqueja al país.
©José Luis García/Cinestel.com