«Super Orquesta Arcoverdense de Ritmos Americanos», Sérgio Oliveira

A la hora de confeccionar un guion para documental suele ser frecuente que durante el desarrollo del rodaje ocurran cosas inesperadas o que se presenten oportunidades que no estaban contempladas cuando se escribió. Algo así le ocurrió al director brasileño Sérgio Oliveira. El propósito inicial de rodar una película en torno a la Orquesta Super Oara y a los ritmos preferidos por la gente para los grandes bailes de las celebraciones, tuvo que ser modificado con la inclusión de otros elementos que le dan al relato un aire mucho más sociológico o antropológico, si se quiere expresar así.
Titulado «Super Orquesta Arcoverdense de Ritmos Americanos», es un filme que tiene un estilo narrativo que finge ser un documental en su estructura, pero que acaba siendo mucho más que eso para beneficio del espectador. Y los antecedentes del realizador, siempre con premios para sus cortos y el documental anterior, ya nos daban una pista de su talento.
La orquesta tradicional de baile que acude a fiestas de medio debutantes vestidos con colores vibrantes, es un territorio mítico en el imaginario brasileño, alrededor del cual planean numerosos aspectos tomados en esta historia de la realidad, como son las grandes obras de infraestructuras públicas que se llevan a cabo en esa localidad del estado de Pernambuco, los juegos de cartas, los prostíbulos, los distintos trabajos que desempeñan sus habitantes, las ovejas que son movidas en busca de pasto al galope de un caballo, o las motos corriendo por las calles con jóvenes montados sobre ellas.
Toda esa parafernalia social es aquí observada atentamente por quienes son los principales protagonistas de esta película: los burros que vagan por las calles libremente sin nada que hacer, porque la mecanización ha sustituido lo que eran sus labores tradicionales. Ahora se dedican a comer lo que pueden, a mirar lo que sucede en las calles y a permanecer como espectadores privilegiados de unas fiestas sociales dominadas por el jazz y por temas musicales estadounidenses muy conocidos como «Smooth Criminal» de Michael Jackson, con una curiosa y jocosa breve composición en el montaje, «New York, New York» de Frank Sinatra, y otras piezas que van desde Edith Piaf hasta Tchaicovsky.
Para ubicar un poco mejor este impresionante relato, ovacionado en el Festival de Rio de Janeiro y con estreno previsto en las salas de Brasil para el primer trimestre de 2017, es necesario recordar que Pernambuco es un estado que está situado en el noreste de la nación carioca, el Sertón (Sertão), amplia zona geográfica que está siendo la más deprimida del país a nivel económico a partir del año 1930.
Sérgio Oliveira no es ajeno a este importante dato y le confiere al documental un tono de fábula que vendría tal vez a representar el rechazo que estos habitantes puedan sentir por una cultura carioca que piensan que los discrimina, en un contexto que además se percibe y se presume como de supuesta prosperidad económica, de cambios y de continuas transformaciones.
Carros sueltos, burros vagando por las calles, una orquesta con 55 años de historia, predilecciones musicales foráneas, parques de diversiones, y personas cenicientas de ambos sexos danzando con sus mejores trajes y vestidos de gala, son parte de este caleidoscopio fílmico que, según su director, está inspirado en el libro de Durval Muniz «A invenção do Nordeste», (La invención del Nordeste). Toda una declaración de intenciones para este fabuloso trabajo cinematográfico.
©José Luis García/Cinestel.com