«Aspirantes», de Ives Rosenfeld, pasiones de vida que se multiplican

Llegará en breve a los cines de Brasil.
Premiado con la Carte Blanche del Festival de Locarno, el segundo filme del brasileño Ives Rosenfeld es una historia sobre la cotidianidad de un joven que tiene en principio una gran aspiración a la que se le van sumando otras. Junior (Ariclenes Barroso) es uno de los jugadores del club de fútbol Bacaxá en la ciudad de Saquarema, Estado de Río de Jaineiro, donde juega con Bento (Sérgio Malheiros), su mejor amigo desde la infancia, quien es la estrella del equipo y tiene un contrato puente para la liga profesional. Junior es un chico tímido y comprometido con todo aquello que hace, mientras que Bento está más preocupado por ir detrás de las chicas y emborracharse. Todo eso cambia a partir del hecho de que la novia de Junior está embarazada.
Entre la próxima llegada de un hijo y la difícil relación que mantiene con su tío alcohólico, las preocupaciones de Junior se concentran también en la posibilidad de que sus sueños por llegar a convertirse en futbolista profesional se desmoronen, sabiendo además que la mayoría de quienes lo intentan no lo consiguen y que tan sólo unos pocos alcanzan la fortuna de ser tratados y considerados como profesionales. Así pues, de entrada la película es la historia de un a priori perdedor que en su interior piensa que deberían de darle una oportunidad para estar entre los grandes.
Rosenfeld parece haber encontrado la fórmula para salvar algunas dificultades que a veces suelen presentar este tipo de relatos presentados con un gran realismo. Es sabido que hay directores que hoy en día optan por acercarse a la realidad de las historias que cuentan contratando a no intérpretes que conozcan o estén involucrados en su vida personal dentro del tema que trata el filme. Pero el director de «Aspirantes» no ha asumido ese estilo como propio y ha contado con actores muy jóvenes pero con cierta experiencia en el medio cinematográfico y en series de televisión. Aquí el personaje principal es algo introvertido y las presiones le están llegando desde diferentes lados, por eso era importante que el actor que lo encarnara supiera manejar con holgura la densidad dramática que requería, en especial en esos momentos de silencio que quieren representar lo que es en Junior el vacío de la duda y una cierta desesperación contenida.
En definitiva, «Aspirantes» es una película que con brillantez desprende autenticidad. Junior es un chico comedido e ingenuo que piensa que dedicándose a lo que es su gran pasión, el fútbol, podrá hacer algo útil y positivo para su vida. Como detalle, para ser más auténticos, en las escenas de jugadores en el campo deportivo, a diferencia de otras películas, aquí la cámara no entra dentro del perímetro reglamentario sino que se mantiene fuera del límite marcado por las líneas laterales, tal y como lo ven normalmente los seguidores de este deporte por televisión.
Rosenfeld incluye también algunas secuencias más cortas que son toda una alegoría sobre el camino que lleva el protagonista, como una en la que se está construyendo un gran estadio. El fútbol para él es la vida y eso lo llevará a preguntarse por qué no está teniendo la misma suerte que otros, con todo lo que este pensamiento conlleva. ¿Quiere jugar a fútbol o triunfar? ¿Seguir trabajando en un almacén o dedicarse a lo que más desea? ¿El hijo que viene es un obstáculo para ello dada la precariedad económica en la que viven, o un motivo para seguir luchando? Preguntas que siempre giran en torno a lo que ya es en este mundo, y a lo que aspira a ser.
La película se dirige hacia un final que pasea por el melodrama, siendo el primer largometraje del realizador, quien hasta ahora había tenido una larga trayectoria como sonidista de algunos de los mejores cineastas brasileños.
©José Luis García/Cinestel.com