«La Novia», de Paula Ortiz, con Inma Cuesta; una boda sangrienta

Estreno recomendado de la semana en España
Cuando dos agudos genios se unen, aunque nunca se pudieran conocer en persona, se produce la ecuación perfecta para que podamos admirar una maravilla como lo es esta gran película. La notable realizadora Paula Ortiz transporta al cine una adaptación libre de ‘Bodas de Sangre’, la obra más conocida del poeta, dramaturgo y prosista español Federico García Lorca. De este filme se podría destacar su fuerza narrativa, la insuperable densidad del contenido de los diálogos, y la habilidad que tiene la directora para el lenguaje visual. Todo ello hace que sea una película tan interesante que clama por su relectura, por ser vista dos o más veces para ser admirada como una joya del séptimo arte. Una sencilla amistad durante la infancia se convierte unos años más tarde en un tenso triángulo amoroso entre dos hombres que están enamorados de la misma mujer. Pasión, deseo, amor,… y la mendiga de la muerte que acecha con afilados puñales de cristal.
«La Novia» es una historia hiriente y mordaz que avanza de forma irremediable hacia la tragedia, en una confluencia de sentimientos reprimidos que llevan con vehemencia hacia el arrebato. Ortiz ha procurado aminorar el tono costumbrista que quiso conferirle García Lorca a la obra original, obviando o reduciendo ciertos elementos locales y otros tantos que la obra teatral también evita, como pudieran ser tanto el caciquismo o la población en donde se ubica la acción, como el poderoso influjo de la iglesia católica. La excusa es otorgarle una mayor dimensión internacional al relato, lo cual no es óbice para que el filme acabe siendo deslumbrante y pletórico, no sólo por su firme adhesión a la obra literaria (todos los diálogos son dichos tal cual los escribió Lorca), sino también por su formidable dirección de actores, con una flamante Inma Cuesta como La Novia, aquí interpretando a una mujer obligada, en principio con evidente duda y resignación, a casarse con quien en realidad no ama como consecuencia de acuerdos económicos entre los padres.
La base de esta historia es rigurosa y cierta, pues al menos en el mundo rural español era una costumbre etiquetar como ricos a cualquier familia que tuviera tan sólo un par de tierras con viñas más que cualquier otra. Los herederos que, por ejemplo, recibían una choza y dos bueyes, eran mal vistos para contraer matrimonio con según que chicas de familias más «ricas». En ese sentido, la película refleja a las claras lo que es un tipo de sociedad de rancio abolengo, determinada por intereses superfluos que, con bastante desvergüenza por parte de los progenitores, ni tenía en cuenta lo que es el verdadero amor, ni respetaba los sentimientos de los hijos. Es seguro que ellos también habían pasado por semejantes despropósitos y nadie sabía cómo detener tan soberana necedad, lo que provocaba una enorme frustración como la que algunos personajes de «La Novia» reflejan en algún momento de la película.
Lo más potente de la cinta es una soberbia composición global que supera incluso a la de su antecesora, la ópera prima de Paula Ortiz, «De tu ventana a la mía», en la que abordaba tres historias paralelas e incluso simétricas en algunos puntos, sobre mujeres en situación de vulnerabilidad. Tanto la una como la otra son crónicas perturbadoras acompañadas de un delicado trabajo en los planos, con la colocación estratégica de algunos de ellos ralentizados, la importancia que en ambas se le da al conjunto de los objetos que aparecen, y la fuerza de la música seleccionada junto a la letra de un par de canciones populares aquí cuya autoría también es de Lorca.
Paula Ortiz es una cineasta a seguir. Es Doctora por la Universidad de Zaragoza gracias a una tesis sobre el guión de cine, así como investigadora de los recursos cinematográficos, guionista, escritora, y también docente del grado de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Barcelona (UB).
©José Luis García/Cinestel.com