«Love & Mercy»; la vida atormentada del alma de los Beach Boys

Estreno en España el viernes 10 de julio 2015
Bill Pohlad nos ofrece en esta obra un retrato hábil y certero sobre uno de los iconos culturales de los años 60, Brian Wilson, quien fuera el alma intelectual del grupo musical The Beach Boys. Con una técnica narrativa de contraste entre dos etapas diferenciadas, los actores Paul Dano y John Cusack encarnan al protagonista en cada una de ellas. Por una parte vemos cómo era su vida como joven genio del pop, cuando fue capaz de hacer popular un estilo de hacer música hasta ese momento desconocido que le reportó pingües beneficios económicos. Por otra, el filme muestra su vida dos décadas después, ya sin la influencia de su padre que la película presenta como el primero que quiso aprovecharse del talento de su hijo, no siendo el único que tuvo esta actitud hacia él.
En síntesis, la cinta desarrolla con continuos flashbacks lo que fueron en total tres décadas sombrías y enrevesadas en la vida de Wilson. Lo virtuoso de Pohlad ha sido haber contado con el asesoramiento del músico y su esposa durante toda la producción para poder atender hasta el más mínimo detalle de sus respectivas verdades. El protagonista conoció a su mujer Melinda Ledbetter (Elizabeth Banks) cuando iba a comprar un Cadillac, y esa es justamente una de las escenas clave de «Love & Mercy» porque el apoyo posterior de ella fue fundamental para que Brian Wilson saliera del pozo en el que se metió, primero por las formas autoritarias de su padre y más tarde por el delito que cometiera su psiquiatra Eugene Landy al entrar en un terreno impropio actuando como un vigilante de su vida, recetándole fármacos inadecuados y violando el código ético de la medicina, ante lo cual fue expulsado fulminantemente de la profesión.
En el contexto dramático en el que se desarrolla la película es natural que la música alegre, divertida y optimista que solían tocar los Beach Boys haya quedado relegada a un segundo plano ya que el filme analiza su descalabro íntimo y no su fama, aunque sí que aparecen unas cuantas secuencias de los ensayos, las experimentaciones de Wilson con nuevos sonidos, y las grabaciones en estudio al igual que partes de algunos de sus temas como puede ser «Good Vibrations» o «California Girls». El filme describe lo paradójico que resultó el hecho de que cuando el protagonista comenzaba a descubrirse musicalmente, empezó también a perderse interiormente llegando hasta la drogodependencia y sufriendo un desorden mental que le ha acompañado durante décadas hasta encontrar a la mujer que acabaría siendo su alma gemela.
Pohlad, quien también es uno de los productores, refleja aquí un drama sucedido en la realidad al autor de aquella música surfera que era toda una oda a la diversión con el álbum Pet Sounds como máximo exponente. Muy bien contado y sin excesivas estridencias, el filme es plenamente recomendable para ver con una mezcla dinámica de la explosión creativa de Brian Wilson en los años ’60, sus primeros problemas de entonces, y su compleja decadencia en los ’80.
©José Luis García/Cinestel.com