«Mi Gran Noche»; una lograda metáfora de la España de hoy

Estreno en España
Reírse de uno mismo es un sano ejercicio que deberíamos de practicar con más frecuencia y en «Mi Gran Noche», Álex de la Iglesia lo tuvo muy en cuenta a la hora de planificar el guión de una película con un texto mejor equilibrado que el de los últimos filmes que había realizado. Aquí encontramos un feedback muy interesante entre el esquema que les propuso el cineasta a los actores inicialmente pensando en ellos, y la respuesta que obtuvo después de los intérpretes, claramente satisfactoria visto el resultado final. La cinta deviene en una alegoría del lado caótico de la España de hoy, y nada mejor que representarla en los entresijos de la grabación de un programa televisivo de Nochevieja, una de las veladas que más se disfrutan en compañía de los seres queridos, pero que al mismo tiempo en algunas personas acostumbra a estar cargada de un cierto grado de hipocresía, que ya les acompaña en su día a día, pero que aquí se acentúa.
Uno de los elementos clave para entender lo que «Mi Gran Noche» cuenta a través de esta historia que es una enorme farsa, sería esa mezcla y confusión entre diversión y tragedia tan asentada entre la sociedad española, aquí presentada muy adecuadamente sin pretender ofender ni dar lecciones de ningún tipo, tal cual debería ser siempre reflejada en el cine, sea o no de comedia. La exageración y lo extravagante son aspectos intrínsecos a esa celebración que en la película está siendo grabada en pleno verano boreal, con gente aplaudiendo sin saber a qué o riendo a carcajada sin saber de qué. Lo único importante es acabar esos cortes para que más tarde sean montados en una sala de edición.
Los de la película son en general personajes demasiado confiados en cualquier «realidad» que se les presente por delante, y convencidos de que la felicidad consiste en dejarse llevar antes que pararse a pensar si lo que hacen está bien o no. Sólo de esta manera, sin asumir algunas responsabilidades ni tener que tomar decisiones de ningún tipo, creen que podrán eludir cualquier culpa.
De la Iglesia resumía esa filosofía mucho mejor en una sola frase: «Ante el caos, a uno sólo le queda una opción sensata: bailar». Y agregaba: «La comedia ‘desbloquea’ ese sentimiento de culpa inyectado por los racionalistas y te empuja a celebrar nuestra primitiva inocencia y el desastre de sabernos atados al destino».
El director cuida mucho a los personajes de «Mi Gran Noche» en toda esta pantomima caricaturesca que elogia el mamporro y lo falsamente heterodoxo. Alphonso (el cantante Raphael) aparece en momentos clave del filme muy bien seleccionados, como un famoso siniestro y misterioso. Por otro lado, Adanne (Mario Casas) es la estrella latina del momento llegada hace poco tiempo al mundo de la canción y que cuenta con la ayuda de su inseparable representante, el argentino Perotti (Tomás Pozzi), el único que le da un toque de racionalidad a la película. Aquí, en uno y otro caso, lo musical nunca es previsible y el factor sorpresa está asegurado.
Por último, destacar a los actores que contribuyen a articular todo el relato. En especial, Pepón Nieto, Blanca Suárez y Terele Pávez (con una segunda aparición que le añade muchos enteros a la película). También están, entre otros, Carlos Areces, Carmen Machi y Santiago Segura. Por supuesto que el filme se mueve en un total «escándalo» de principio a fin, bajo el sello inconfundible de Álex de la Iglesia, cineasta que se reencuentra con sus numerosos seguidores.
©José Luis García/Cinestel.com