«Monte Adentro», de Nicolás Macario; las últimas familias arrieras

Estreno en Bogotá, Cali, Medellín y Manizales (Colombia)
Con el éxodo poblacional progresivo desde el campo hacia las ciudades, algunas actividades ancestrales parecen estar llegando a su fin en distintas partes del mundo. El realizador colombiano Nicolás Macario Alonso nos traslada en el documental «Monte Adentro» a las montañas de Caldas, concretamente a Salamina, donde encontró a dos hermanos de una de las últimas familias arrieras de Colombia. El de arriero es un oficio complejo ya que se transportan víveres, café, corcho, trigo, paja, muebles y todo aquello que buenamente tenga cabida en la fila de mulas transportistas, un animal muy fuerte para soportar determinadas cargas.
Macario comienza su película poniéndonos en situación sobre quiénes son «Los Gitanos» (así los apodan), cómo es su vida y cómo se van moviendo entre la zona rural en la que desarrollan esa actividad y Pereira, la ciudad cafetera donde vive Alonso, uno de los dos que no se acaba de adaptar del todo al mundo urbano. Si bien los ritmos de uno y otro lado difieren un poco, las imágenes también nos provocan una reflexión acerca de las obligaciones y las tareas diarias para sobrevivir, siempre con rutinas que es necesario cumplir, estés viviendo en las montañas o en una urbe de asfalto.
El realizador fija su cámara en aquellas cosas a las que ambos le dan importancia, sobre todo al calzado, tanto al humano como al de los animales (las herraduras), pues es un elemento fundamental a la hora de caminar por cualquier tipo de terreno natural montañoso y rocoso, y ellos dos demuestran tenerlo muy en cuenta a lo largo de todo el filme.
El tramo final de «Monte Adentro» es el más elocuente y expresivo porque los vamos a ver en plena acción con su recua de mulas empujando por distintos caminos y senderos tortuosos y desnivelados. Ahí están transportando algunos muebles durante un largo rato para un cliente, con unas cuantas dificultades que sortear y distintos problemas que se les presentan durante su travesía.
Los ciudadanos más adultos es probable que si han vivido en estas zonas van a reconocer en la película algunos elementos propios del mundo rural que enseguida van a asociar a la personalidad colectiva de todo un pueblo, porque como decía el realizador “solo sabiendo de dónde venimos, podemos construir una identidad, no porque tengamos que ser como nuestros antepasados, sino porque mirando hacia atrás podemos reconstruir el camino, y es ese camino y la manera en que lo hemos recorrido, lo que nos da un sentido de identidad; quizás la mayor herencia que podamos tener”, apuntaba Macario Alonso.
©José Luis García/Cinestel.com