«Ciudades de Papel»; la fantasía y el amor no correspondido

Estreno en España el viernes 7 de agosto
El talento del escritor John Green está fuera de toda duda a la hora de contar en sus obras historias de amor en el universo adolescente. «Ciudades de Papel» es en poco tiempo la segunda de sus novelas que han adaptado los guionistas estadounidenses Scott Neustadter y Michael H. Weber, quienes ya habían escrito con anterioridad el guion del filme «Bajo la misma Estrella». Aquí repite como actor Nat Wolff, a quien acompaña la modelo y actriz Cara Delevingne. Dirigida por Jake Schreier, ellos dos son vecinos de enfrente de toda la vida. Él está enamorado de ella, pero nunca se lo ha dicho. Ella ni siquiera se lo imagina, y de hecho lleva ya unos nueve años que no lo habla. El guion está muy bien hilvanado porque consigue reunir toda una serie de sensaciones, impresiones y aromas típicos de los estudiantes de esa edad de 17-18 años.
Ambos protagonistas están llegando al final de la secundaria transitando caminos y estilos de vida diferentes, aunque cada uno está viviendo a su manera esa etapa de despedida de un ciclo importante que en cualquier joven se observa con bastante nostalgia. Quentin (Q) es romántico y lúcido, mientras que a Margo le gustan los misterios hasta el punto de querer convertirse en uno de ellos. De repente, una noche ella lo va a visitar a él porque necesita su ayuda, y a partir de ahí se desencadenarán toda una serie de acontecimientos imprevisibles que se sucederán hasta la conclusión épica de esta historia sustentada en el misterio, la fantasía, los sentimientos, la amistad y el amor no correspondido.
Gran parte del éxito de «Ciudades de Papel» lo constituye el contenido de las conversaciones, punto donde Green se reafirma una vez más como un extraordinario creador de diálogos en sus novelas. Aquí el conjunto del relato gravita siempre en torno a la palabra que, envuelta por las situaciones divertidas creadas y las actuaciones de los actores, le da a todo un sentido reconocible tanto para el espectador juvenil como para el adulto que ya pasó por ese periodo importantísimo que es la adolescencia.
Precisamente, el término «Ciudades de Papel» aquí alude a una máscara autoimpuesta que en muchas personas comienza a esas edades y que tiene que ver con la imagen que de nosotros mismos proyectamos y lo difícil que es estar a la altura y mantenerla. Y lo mismo ocurre sobre cómo imaginamos algo y la forma en que acabamos experimentándolo.
En definitiva, el filme es un relato divertido sobre el valor y el significado de una amistad que en casos como éste tiene posibilidades de derivar en un amor romántico, y sobre aprender a imaginar que los demás tienen más complejidades de lo que nos indica la primera impresión, por lo que igualmente supone un alegato contra el encasillamiento prematuro de cualquier persona. La película es un ejemplo más de que un guion bien formulado es clave para cualquier proyecto en el cine.
©José Luis García/Cinestel.com