«El día más feliz en la vida de Olli Mäki»; los combates o el amor

Estreno en España el viernes 3 de febrero
«El día más feliz en la vida de Olli Mäki» es una película sencilla sobre las limitaciones que el deseo de alcanzar el éxito lo más rápidamente posible provoca en otros terrenos que son mucho más importantes en la vida de cualquier persona.
El director finlandés Juho Kuosmanen aborda en su segundo largometraje la historia real de un boxeador de Finlandia en quien llegaron a converger dos pasiones al mismo tiempo: el boxeo y su novia Raija.
El filme se circunscribe al verano boreal de 1962, cuando Mäki tuvo que prepararse para su primer combate en la categoría de peso pluma. Y el relato detalla la batalla interior que también tuvo que librar el protagonista para confrontar su interés por llegar a la fama, al tiempo que la necesidad de amar a quien consideraba la mujer de su vida.
El tono hiperrealista, el extraordinario diseño de producción y la textura visual elegida, ofrecen un resultado inmejorable en todos los aspectos.
Y es que en aquella época, el boxeo, que aún hoy hay quienes lo consideran «deporte», estaba en absoluto auge, mientras que los magnates de ese negocio procuraban dar espectáculo y obtener pingües beneficios por ello. Pasada la mitad de la película hay aquí una escena en la entrada de una casa burguesa que merece un comentario especial porque, en sí misma, es la mejor definición posible sobre este juego pugilístico. Una simple mirada de un inversor hacia Mäki de unos 15 o 20 segundos, ofrece al espectador atento más información sobre la esencia del boxeo que siete libros especializados en el tema.
Por suerte, el buen gusto de Kuosmanen hace que sólo durante el último cuarto de hora de la película veamos la representación del enfrentamiento encima del ring de la breve pelea que mantuvo Makï con el estadounidense Davey Moore.
La mayor parte de «El día más feliz…» describe cómo fueron los preparativos de ese acontecimiento tan recordado por los más mayores en Finlandia, junto a la complicidad de esta hermosa historia de amor.
Olli Mäki padeció un gran sufrimiento para llegar a adelgazar hasta los 57 kilogramos que exigía esa categoría del pugilato legalizado y convertido en recreo para amantes de la crueldad refinada y organizada.
Además de ello, también tuvo que lidiar con las preguntas recurrentes en las ruedas de prensa, el rodaje de un documental, una graciosa y divertida visión sobre la promoción publicitaria de su persona como boxeador, y algunos controles de peso con las básculas digitales de la época (digitales porque con los dedos se movían las pesas de las barras).
Y claro, una historia única también utiliza material fílmico único, pues está rodada con película reversible en blanco y negro Kodak Tri-X, nunca antes utilizada en el cine, sino que en la televisión de los años 60 y 70. La escasez de subrayados innecesarios acerca de esa época se revela aquí como un acierto total.
Largos planos sin cortes, el sonido de los besos, la abundancia de no actores con una participación muy activa, y la ausencia de paraguas o chubasqueros que mitiguen algunas fuertes lluvias veraniegas, se suman a este relato realista sobre un joven de carácter bondadoso y amable, poco dado a decir que no, y que soñaba con un éxito todavía por definir, mientras que su interés en el boxeo se interponía constantemente en su relación con Raija, una chica que lo seguía a todas partes y que acabó siendo el feliz motor de su vida.
©José Luis García/Cinestel.com