«El Hijo de Dios», un western bíblico futbolero sobre el bien y el mal

Estreno en Buenos Aires
Mariano Fernández y Gastón Girod son dos realizadores y guionistas argentinos que en su ópera prima abordan una suerte de western bíblico futbolero, que es una parodia en toda regla mezclando fútbol y religión.
Desde distintas perspectivas se accede durante este relato a diferentes enfoques acerca del bien y el mal que enfrentan lo lúdico con lo industrial, lo espontáneo con lo planificado, o el fútbol de potrero con el catenaccio.
«El Hijo de Dios» es una divertida fábula para cualquier tipo de públicos, que aprovecha el fervor popular por el fútbol para introducir claros mensajes sobre el totalitarismo, la pasión o la mística.
La acción tiene lugar en un pueblo imaginario llamado Betania, localidad dominada por un comisario y arquero local llamado Pilatos, quien no encuentra rivales para el partido de Pascua que suele celebrar su equipo de fútbol formado por policías de un talante conservador.
Tres forasteros que habían llegado procedentes de la ciudad para tomarse un descanso, son apresados en una trifulca en el bar del pueblo. A cambio de su libertad, deberán librar una batalla deportiva en el campo mediante un partido cuya pelota en juego es propiedad de Pilatos. La narración está asimismo envuelta por la idea de las tramas de mercenarios que se dedicaban a la compra-venta de niños, para venderlos como esclavos a las ligas profesionales de las grandes ciudades. Y es que el espíritu futbolístico habría sido víctima de una tiranía que priorizaba los resultados por sobre del rendimiento; el éxito antes que el juego.
«El Hijo de Dios» tiene a la música como uno de sus principales aliados que no entorpece la narración y nos ayuda a buscar claras alegorías con otros temas, bajo un punto de vista ameno y agradable. Por supuesto que el western es una saludable escusa para hacernos entrar de una forma divertida en otros temas, con el periodista Diego Della Sala como el relator del gran enfrentamiento en torno al cual gira la historia del film.
La película, que maneja lo imprevisibles que puedan ser tanto lo futbolístico como en lo religioso, los textos bíblicos, cuenta además con un misterioso jugador llamado Jesús. Betania es un pueblo imaginario donde la práctica del fútbol espontáneo había sido prohibido. Una de las frases más llamativas del filme es: «Un pueblo es un estilo de vida, un equipo es una idea». Buen debut de ambos directores.
©José Luis García/Cinestel.com