«Francofonia» de Alexander Sokurov; el arte en la ocupación

Estrenada en España
La ocupación nazi de Francia durante la II Guerra Mundial tuvo sobre todo riesgos para las personas, pero también para la continuidad de obras de arte como las pinturas colgadas en las paredes del Museo del Louvre, en París. El director ruso Alexander Sokurov siempre ha mostrado una especial sensibilidad por el medio artístico como elemento indispensable para la identidad de los pueblos. Valga como ejemplo su célebre semi-documental del año 2002 «El arca rusa», con su inmenso travelling por el Hermitage de San Petersburgo.
«Francofonia» tiene igualmente partes cercanas al documental mezcladas con imágenes reales de archivo, y otras de ficción que conforman un guión que imagina cosas imposibles de conectar con la realidad del momento, pues vemos a un Napoleón de carne y hueso acompañado nada menos que de una Marianne hecha persona. En conjunto, la película es un mosaico bello e hipnótico.
Sokurov es de los que creen que al cine no le concierne expresar la profundidad y el volumen, pero sí al arte pictórico que puede desarrollar muchos más matices. «Francofonia» se sale de la línea de «El arca rusa», ya que aquí no vamos a ver un larguísimo plano secuencia, sino un montaje con diferentes personajes en una combinación de técnicas que intercalan escenas con el director del Louvre Jacques Jaujard y el conde Franziskus Wolff-Metternich, oficial de la ocupación nazi, para hablar sobre la relación entre arte y poder, así como del significado de tan afamado museo y las intenciones de Alemania de trasladar todas las obras a otro lugar. Ellos dos fueron personajes reales descritos en la Historia, lo que no sucede con Marianne, una mujer que nunca existió y que es uno de los símbolos principales de la República Francesa.
El poder de la dominación, la apropiación y usurpación de bienes culturales, los vaivenes de la política institucional y la representación estética, son algunos de los temas que se pueden observar en esta espléndida película en la que Alexander Sokurov despliega sus mejores armas del arte de contar. Cine de gran libertad creativa amarrada a una imponente imaginación que filtra y une lo posible con lo imposible, alimentando hipótesis sobre lo inesperado y lo irreconocible.
©José Luis García/Cinestel.com