«La novia del desierto»; con la colosal actuación de Paulina García

Estreno en España el viernes 31 de agosto
Una mujer que ha estado contratada como empleada doméstica durante muchos años con la misma familia, recibe la mala noticia de que ellos venden la casa, y no tiene más remedio que trasladarse de Buenos Aires a San Juan para poder seguir trabajando en lo mismo. Tiene 54 años, así que a esa edad y habiendo estado siempre con las mismas personas, acepta el cambio, pero sin embargo se va a encontrar sola en una población inhóspita en el medio del desierto. Y es que ella es como de la familia, pero en realidad no lo es.
«La novia del desierto» es una película profunda en el sentimiento y estado de ánimo de esta mujer madura que de repente se encuentra en una especie de vacío existencial tras ese cambio tan brusco.
En un descuido, perderá el bolso con todas sus pertenencias dentro, y eso marcará los ritmos de toda la película.
Las directoras argentinas Cecilia Atán y Valeria Pivato hacen frente a su ópera prima con la garantía que da su amplia experiencia en el terreno de la producción y el rodaje. La primera comenzó a rodar en 1998 como becaria junto al gran Eduardo Mignogna en «El Faro», y entre otras cosas, dirigió en 2015 una serie documental sobre las madres de Plaza de Mayo. Su compañera colaboró con Juan José Campanella en filmes como el que le llevó a conquistar el Oscar; trabajó junto a Pablo Trapero en «Leonela», y supervisó el guion de «Nordeste», de Juan Solanas.
«La novia del desierto» nos transporta a ese componente entre nostálgico y aturdido de su protagonista, traducido desde el guion de una forma impecable por la actriz chilena Paulina García, quien se erige como la principal artífice del éxito de esta propuesta fílmica. La tensión que genera la pérdida de su documentación y sus bienes, está también interpretada de manera brillante, mientras comparte pantalla en la mayor parte de la película con el actor argentino Claudio Rissi, quien interpreta con soltura a un vendedor ambulante llamado El Gringo.
La fotografía del film acaba completando el conjunto perfectamente, con tonos sobrios de color en algunos momentos y muy llamativos en otros instantes, del mismo modo que el camarógrafo Sergio Armstrong consigue ambientar correctamente la desesperación contenida que emana del film, inclusive en las distintas secuencias con vendaval que suceden durante la película.
©José Luis García/Cinestel.com