«La telenovela errante» fue el trabajo póstumo del cineasta Raúl Ruiz

Costaría mucho tiempo repasar al completo la filmografía del ya desaparecido cineasta chileno Raúl Ruiz, un autor que vivió exiliado en Francia a causa de la dictadura de Pinochet, desde donde hizo notables aportes a la cinematografía chilena que sin embargo nunca fueron de una confrontación directa a nivel político, sino que prefirió usar la ironía y el surrealismo a nivel artístico para hablar sobre todos aquellos temas que le preocupaban.
«La telenovela errante» es la película definitiva, la última del tándem Valeria Sarmiento – Raúl Ruiz, y la póstuma del prolífico director que desde el inicio de los años ’70 del siglo pasado había contado con su esposa como montadora de sus filmes, siendo muy poco reconocida por ello, cuando en realidad se trata de una fase primordial en cualquier proyecto de elaboración de una película.
Estamos ante un filme rodado en Chile durante tan sólo siete días del año 1990, a través del cual, Ruiz nos hace una clarísima referencia a las telenovelas, género televisivo cuyo auge se estaba produciendo en aquellos tiempos, y que tenía como fondo constante un exagerado melodrama que algunas veces movía al llanto.
El realizador nacido en Puerto Montt parece que quiso mostrar lo absurda que era la narrativa de este género, sin para ello usar la parodia explícita, y al mismo tiempo hacer una crítica de la sociedad chilena de ese momento, con especial énfasis en la amplia masa social que seguía estos culebrones.
Hay una frase que aquí aparece, que literalmente dice: «Si te portas mal en esta vida, en la otra vida te conviertes en chileno», ilustrativa del sentimiento íntimo y tal vez contradictorio que el cineasta tenía con respecto a los habitantes de su país de origen.
«La telenovela errante» es un filme que no tiene una estructura lineal (quizá en la segunda mitad sí que haya vínculos algo más coherentes que en la primera), pero que está pautado por capítulos que coinciden con cada uno de los días de rodaje que hubo, y que nos hablan con cierto humor sobre temas como la mujer en Chile, el amor y los matrimonios clásicos, la ambición y la mentira, la retórica política, el auge de las telenovelas, la decencia, las carencias gramaticales, el bloque comunista que se acababa de hundir, o sobre el hecho de conversar en sociedad sobre cosas banales y poéticas.
Entre el amplio elenco reconocemos a unos muy jóvenes Patricia Rivadeneira, Francisco Reyes, Luis Alarcón y Roberto Poblete, haciendo esos personajes fantasiosos, absurdos y sobre todo, presuntuosos. Raúl Ruiz llegó a decir una vez: «No existe realidad chilena; es una colección de series de televisión». ¿Sería eso verdad o todo depende de la imaginación y la historia personal de cada uno?
©José Luis García/Cinestel.com