«Las amigas de Àgata»; constatando que las amistades no se eligen

Estreno en España el viernes 10 de junio
Cuatro directoras y otras cuatro jóvenes protagonistas se unieron en este proyecto de cine que deja una increíble buena impresión, sobre todo cuando se ha terminado de ver por completo. «Las amigas de Àgata» se concentra en el universo de las relaciones lúdicas y de ocio de cuatro amigas que recién han entrado en el primer curso de la Universidad, un paso que simbólicamente las ha colocado en el mundo de los adultos.
Todas ellas estudian por separado y son amigas de la infancia, pero quieren seguir manteniéndose en contacto permanente, saliendo de fiesta y también encontrándose muy a menudo para compartir sus secretos más íntimos, sus ganas de jaleo, las bromas y las inevitables discusiones.
La película es el trabajo de grado de Comunicación Audiovisual en la Universitat Pompeu Fabra de Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen.
Àgata (Elena Martín) es el corazón y el alma del relato. Parece que le cuesta asumir ciertos roles que son bastante comunes a esa edad, aunque sus amigas sí que lo han hecho. En ese sentido, toda la mayor parte de la película es posible que provoque mucha identificación personal entre los espectadores, porque quien más o quien menos las relaciones que se ven las ha vivido o conocido muy de cerca, en esa necesidad de evadirse a través de conversaciones continuas tan poco profundas sobre temas como el qué ir haciendo a continuación en una larga noche de fiesta, a dónde ir a tomar algo, y aparte tratar de divertirse bailando en la pista una música «que está de moda», aunque una cantidad de ella más o menos grande pueda ser espantosamente mala y al cabo de unos meses ya ni te acuerdes de si la disfrutaste porque ha salido otra «más nueva = más buena». ¿?
Uno de los muchos segmentos acertadísimos que tiene «Las amigas de Àgata» es la importancia que a esas edades se le suele dar al tránsito, al desplazamiento. También a la necesidad de conversar y al miedo al silencio, así como al reto que supone en algunos casos el encontrar un ligue fugaz de una noche, en contraposición a otras personas que lo que quizá quieren en ese momento y día exacto es pasarlo bien y estar un buen rato lo más largo posible en compañía de las amigas y/o amigos.
Y sin embargo, la película constata al mismo tiempo otra gran verdad: que las amistades no se eligen y que su inicio siempre es fruto de una casualidad o coincidencia. Aquí las chicas se conocieron en la clase de educación primaria, pero podría haber sido también por la afición a un deporte o por estar trabajando en la misma empresa.
Las preguntas clave que plantea esta historia son la de que si todos los miembros de un grupo de amigos deberían o no de seguir siempre por norma una misma agenda incondicional en su tiempo libre, si hay espacio para nuevas amistades en las clases de la Universidad, e inclusive si el tiempo que se le dedica a la pandilla de amigas es el adecuado o se ha convertido en algo medio adictivo, al margen de su recíproco enorme afecto. ¿Prevalecen las personalidades individuales o, como le pasa a Àgata, la pertenencia a un grupo limita el desarrollo de determinadas preferencias propias del momento personal en el que vive?
Marta Cañas, Carla Linares y Victòria Serra completan el elenco protagonista de un película sencilla y valiosa en la que el plano final habla por sí solo.
©José Luis García/Cinestel.com