«Los Decentes» (A decent woman); ¿Qué es lo que inspira a la gente?

Película de clausura del 2º Neighboring Scenes de la Film Society del Lincoln Center de Nueva York el 31 de enero
Lukas Valenta Rinner es un cineasta fiel a su estilo narrativo y en «Los Decentes» (A decent woman) recurre una vez más a comunidades aisladas que se manejan entre las convicciones y la obsesión, a partir de una mucama que durante la película parecerá estar llevando una doble vida. Ese aislamiento es una de las similitudes con su ópera prima, «Parabellum». La otra es el empleo de la cámara en el manejo de algunos planos.
Al margen de ello, cabe decir que nos hallamos ante una historia completamente nueva, a la que en este caso no se le perciben tantas connotaciones políticas de fondo, sino que más bien aquí se está en la órbita de aspectos como el deseo, la libertad, la sexualidad y el apego o no a las tradiciones.
Contado en clave de comedia dramática, el filme se mueve entre el absurdo y el drama catártico.
«Los Decentes» comienza con una sucesión de entrevistas con distintas mujeres que optan a un solo puesto de criada (mucama) en una de las casas de un country privado (urbanización). El director austríaco radicado en Argentina presenta a Belén (Iride Mockert) como una mujer apocada y pasiva, quien más avanzado el relato tratará de encontrar su liberación sexual y mental ingresando en secreto en una comunidad nudista contigua a la casa donde trabaja.
La película confronta dos comunidades que se han aislado por diferentes motivos: la de clase alta que vive en lujosas chacras (chalets) para no mezclarse con los menos pudientes, y la de la comunidad nudista que tiene vallado todo su perímetro para que no pueda pasar nadie a su territorio. La brecha entre ricos y pobres tiene en ambos casos el añadido de distintas obsesiones que tienen que ver con la incapacidad de relacionarse con otros. Un grupo está condicionado por el factor económico capitalista y el de al lado por un ansia de libertad que incluso llega a tener en algunos momentos, rasgos de sociedad patriarcal.
Analizando el filme en su globalidad, encontramos que las dos comunidades comparten su miedo y rechazo hacia el mundo exterior en sus respectivos círculos. Belén es una mujer tímida que se ve obligada a aceptar trabajos como ése, desarrollado en un lugar de lujo pero con un salario de miseria. Como mujer solitaria que es, tiene dos vías para relacionarse, y una de ellas es el club nudista y de swingers que tiene justo al lado.
El conflicto entre ambos mundos se ve bullir, aun cuando la narración se aclimata en muchas partes de la película al carácter tranquilo de su protagonista, cuestión que Rinner suple con novedades en su estilo de mover la cámara, como lo son algunas secuencias en movimiento al estilo de los hermanos Dardenne que no aparecían en «Parabellum».
Como es de suponer, ambas posturas tan radicales en algunas cosas, y tan unidas también por su aislamiento, acaban colisionando y explotando en la última parte de «Los Decentes», con una escena final de tipo animalista y hasta surrealista, que navega entre el primitivismo y el veganismo.
©José Luis García/Cinestel.com