«Sunset Song», de Terence Davies; belleza y castigo en el siglo XX

Estrenada en España
El cineasta británico Terence Davis se caracteriza por tratar temas que han sido bastante recurrentes a lo largo de toda su filmografía, como puede ser la resistencia emocional (y a veces física). Esa premisa se percibe de igual manera en «Sunset Song», la adaptación al cine de la novela homónima del novelista escocés Lewis Grassic Ribbon, que es un relato épico e intimista sobre la alteración, el drama, el amor y la terrible tragedia.
La película está narrada desde el punto de vista de Chris Guthrie, una joven soñadora y adelantada a su tiempo, que en pleno inicio del siglo XX se ve obligada a soportar el terrible azote de un padre moralmente castrador, al mismo tiempo que se acercan momentos convulsos con la inminente aparición de la Primera Guerra Mundial. Davis es un director que sabe imprimir el ritmo y tono adecuados.
Rodado con los equipos caros y pesados de 70 mm, el filme exhibe una prodigiosa calidad de visionado, gracias al trabajo del director de fotografía Michael McDonough. La melancolía lírica y un lamento silencioso se suman a un relato complejo emocionalmente porque viene a ser sufrido pero también esperanzado según transcurre el tiempo. El papel agresivo del padre de la familia que interpreta Peter Mullan, sería fundamental para entender las reacciones de los personajes según avanza la película. No obstante, hay que hacerle alguna objeción a la parte final y es que, entre distintas elipsis, Davis olvidó darles a los espectadores alguna información más completa acerca de lo que le pasa a uno de los personajes que se alista en la guerra. Tal cual está montada, esa conclusión carece de la entidad y fuerza que debería, aunque en todo momento, la actriz Agyness Deyn sabe mantener el hilo conductor de esta historia basada en la mirada de su personaje. Además, los largos besos que aquí se ven, probablemente sean de los más realistas que hayamos visto en el cine.
Aparte de ello, «Sunset Song» posee una narración con una cadencia bien proporcionada durante las 2 horas y cuarto que dura. Belleza, dolor y castigo es una combinación que el director de «Voces Distantes» sabe contraponer muy bien en sus obras.
©José Luis García/Cinestel.com