«Techo y Comida», con Natalia de Molina; crisis social y económica

Estreno en España el viernes 4 de diciembre
Las consecuencias de la crisis económica en España han sido contadas en muy pocas ocasiones por el cine. Aunque no es una película del todo realista, «Techo y comida» contiene suficientes elementos para ofrecer una visión concreta sobre la grave dimensión de este problema que han padecido y siguen padeciendo cientos de miles de familias en el país. El debutante Juan Miguel del Castillo ha tenido muy en cuenta en su ópera prima el tremendo conflicto social que surgió cuando se dejó de «ir a más» en el «progreso económico», y todo ello se cebó en personas humildes a quienes nunca antes se les habría pasado por la cabeza la posibilidad de tener una mínima cultura financiera. La actriz Natalia de Molina despliega su buen talento a la hora de interpretar a una madre soltera y sin trabajo, que lo está pasando francamente muy mal por encontrarse en una situación económica tan precaria que es imposible de sostener siquiera a corto plazo.
Con la mala suerte, a Rocío parece habérsele juntado una montaña de problemas al mismo tiempo: no tiene dinero para pagar el alquiler, le han prometido un empleo de limpiadora o cajera que no llega y, entre otras cosas, su hijo comienza a tener dificultades en la escuela por la crueldad de sus compañeros de clase que se burlan de él porque no tiene padre.
«Techo y comida» es una película bastante desigual, ya que posee algunas partes mejor desarrolladas que otras. Aun así, se trata de un filme interesante para ver por el realismo que le imprime la protagonista a su actuación dramática, una chica con una enorme sensación de fracaso, pero valiente y decidida a sacar adelante a su hijo, mientras trata de aparentar una situación de normalidad para que el pequeño no tenga que sentir vergüenza. El tipo de relación vecinal, la pasión futbolera que está instalada en la conciencia colectiva y el casero maleducado, también son creíbles.
Lo que acaba malbaratando el conjunto del filme es la poca información que el guionista y realizador novel ha recabado acerca de los servicios sociales españoles. No solamente funcionan distinto a como la película los describe, sino que es imposible que una mujer joven que actúa tan responsablemente como lo hace Rocío con su hijo, vea peligrar la patria potestad del muchacho. Una simple llamada de teléfono le habría bastado a Del Castillo para informarse y haber completado la credibilidad que esta historia merecía por estar tan conectada a un, por desgracia, numeroso sentimiento de fiasco y desengaño que existe entre muchos habitantes.
©José Luis García/Cinestel.com