«The Diary of a Teenage Girl», de Marielle Heller; el despertar sexual

Estreno en España
Basada en una novela homónima de Phoebe Gloeckner, «The Diary of a Teenage Girl» es una interesante ópera prima que sorprende por su sensatez y sinceridad en un tema sobre el que habría sido fácil tomar decisiones de guión erróneas. Eso aquí no ocurre, porque la directora debutante Marielle Heller aborda el filme a través de la mirada de una chica imaginativa que está en su adolescencia y que tiende a llevar toda su creatividad y anhelos más íntimos hacia el mundo real para plasmarlo todo en su diario personal. En realidad se trata de una chica sin juicios de valor y bastante condicionada por las cargas que suponen para ella determinados antecedentes familiares, como son la convivencia con una madre fiestera y el abandono de su padre. Minnie busca el amor, la aceptación y su razón de ser en el mundo.
El filme está ambientado en el San Francisco de 1976, un momento marcado por la encrucijada producida por el final del movimiento hippie y el amanecer del punk rock. Con la relativa proximidad del paso de la adolescencia a la madurez, Minnie (Bel Powley) inicia una complicada relación amorosa con el novio de su madre. Es un momento de gran proliferación de drogas y por tanto, hay padres que huyen a través de ellas de la vida real, como le sucede a la madre y a su novio en la película.
Minnie es una chica que se refugia en el dibujo y en su diario personal. Ahí es donde anota todas sus sensaciones y hallazgos personales de una manera totalmente desinhibida, hasta el punto de grabar cuestiones íntimas con su voz en el interior de un transporte público, escena que refleja a las claras su propensión a traspasar la frágil frontera entre lo imaginado y lo real como consecuencia de su inmadurez y de la lógica indagación del mundo que le rodea.
Ya en la exclamación inicial de Minnie, bien al principio de «The Diary of a Teenage Girl», se aprecia en ella la justa necesidad de apropiarse de su sexualidad, en este caso apoyándose en el talento creativo para reconocer y expresar sus ideas. Por el deseo de que llegue el momento de salir de la adolescencia y pasar a la adultez, necesita expresarse de una manera provocativa, y los dibujos y ese diario son también el mejor complemento para llevarlo a efecto.
Heller no nos presenta una historia moral ni pretende dar lecciones a nadie de ningún tipo, porque desde el principio se encarga de ofrecer los datos suficientes para que entendamos el contexto. Su protagonista está en pleno auto-descubrimiento, e incluso supera en algunos puntos a ese amante que es mayor que ella, pero carece de ejemplos directos a seguir ya que su madre y el novio están hundidos moralmente por la influencia de las drogas, mientras que su mejor amiga poco le puede aportar al respecto.
Para remarcar la evolución de ese yo creativo y artístico de Minnie que va en paralelo a su despertar sexual y emocional, la película contiene algunas secuencias de animación que desarrollan cuan increíble es la imaginación de este personaje y el devenir de su contraste con la realidad. De hecho, pretende convertirse en una novelista gráfica y es un acierto que la realizadora ofrezca en algunos momentos unos bien trabajados primeros planos de la expresividad de su rostro que completan esta interesante ópera prima. La actriz Bel Powley tenía en realidad 20 años cuando se rodó el filme.
©José Luis García/Cinestel.com