«Truman», de Cesc Gay; la amistad, con Ricardo Darín y Javier Cámara

Estreno destacado de la semana en España
Cesc Gay es un talentoso director, capaz de emocionar y conmover al espectador sin necesidad de recurrir a trampas narrativas de gran calibre, tanto si es un relato coral como si, como en este caso, se concentra en una relación de amistad sincera entre dos personas. «Truman» es un excelente guion llevado a la pantalla por dos titanes de la actuación que tienen la gran capacidad de transmitir con sencillez las emociones de sus personajes y el sentido que para ellos posee la vida. El perro cuyo nombre le da el título a la película es en sí mismo un pretexto para hablar de otras cosas mucho más profundas del ser humano, que inevitablemente convocan a la reflexión cuando uno de ellos está transitando el último tramo de su existencia. Es Julián (Ricardo Darín), un actor argentino que vive en Madrid, quien recibe la visita de su amigo Tomás (Javier Cámara), que reside en Canadá.
El cineasta catalán expone en la película lo que son las claves de una amistad verdadera. A simple vista, el conjunto del filme refleja naturalidad y espontaneidad, pero si lo analizamos en detalle mientras lo vemos o incluso después, nos daremos cuenta del calado e importancia de aquello que aquí es invisible pero primordial en el marco de nuestras relaciones más personales. Como punto de partida, la tensión que se aprecia en el reencuentro de los protagonistas después de mucho tiempo sin verse es vital para entender el apego entre estas personas que entienden sus relaciones amistosas íntimas como un despliegue de aprecio, amor, lealtad y simpatía, salvando siempre las más que seguras diferencias de criterio e inclusive de carácter, -Julián es un tipo que por su forma de ser y preferencias se ha quedado sólo en su micro-mundo viviendo con su perro Truman, mientras que Tomás es algo más abierto y respetuoso con las decisiones de los demás, aunque no le gusten-.
Poco más se puede comentar sobre el argumento, pero es una película que despliega toda la sabiduría del director y de los protagonistas en beneficio del espectador. El film es una tragicomedia con algunas pinceladas de humor negro que mezcla emociones para relacionarlas con el sufrimiento de comprobar la finitud de nuestro existir por la enfermedad terminal que aqueja a Julián, donde el cuidado del perro vendría a representar la necesidad de dejar todo en las mejores condiciones posibles a las generaciones posteriores. «Truman» nos recuerda también que el futuro a veces suele ser inesperado y nos puede pillar desprevenidos.
©José Luis García/Cinestel.com