«Una segunda madre»; diferencias sociales y el afecto materno

Estreno recomendado de la semana en España.
Titulada en su origen como «Que horas ela volta?» (¿A qué hora regresa ella?), «Una segunda madre» es una película en la que la directora brasileña Anna Muylaert nos ofrece un sinuoso y acertado recorrido por el terreno de la intimidad y los sentimientos en las relaciones familiares, dentro del escenario de algunas percepciones emocionales cruzadas por distintos motivos. La radiante química existente en el trabajo actoral de sus dos protagonistas, Regina Casé y Camila Márdila, favorece que en un filme en el cual aparece una familia de ricos, la riqueza no esté focalizada principalmente en el dinero sino en los matices de la sensibilidad y el afecto. Val es una mujer que decidió un día determinado en su vida dejar a su hija al cuidado de su familia en Pernanbuco e irse a trabajar como niñera a la ciudad de São Paulo, en lo que es un trabajo intenso y mal remunerado.
Más de una década después de eso, la película se inicia narrando el reencuentro físico con aquella niña que dejó, ahora convertida en una prometedora estudiante de arquitectura. Muylaert declaró sobre esta premiada obra que con ella aspiraba a «mostrar la cruda realidad» porque observaba la existencia en Brasil de muchas mujeres trabajadoras que cuando dan a luz, no le otorgan valor alguno a las tareas maternas, llegando a considerar un estorbo a los hijos propios mientras que profesionalmente optan por dedicarse al trabajo de niñeras en familias acomodadas.
Esta enigmática paradoja sobre la no aceptación del entorno en que le ha tocado vivir, es mostrada en «Una segunda madre» con realismo, sencillez y naturalidad, puesto que el conflicto que ello pueda plantear por suerte aquí no es demasiado explícito. Tal vez sea más acertado entonces que la realizadora se haya inclinado por enfocar el relato a partir de la autorización que la familia rica otorga para la chica esté con la madre. La casa tiene unas normas determinadas, pero Jessica se las salta poniendo una vez más en cuestión lo que significa la contradicción de mezclar demasiado los sentimientos más íntimos con el ámbito profesional.
En definitiva, lo que el filme plantea es el retrato de una madre que huyó 13 años atrás de sí misma, queriendo cambiar o esconder su verdad, aceptando incluso un empleo mal pagado. Val es en realidad una mujer que tuvo a su hija con poca devoción, pero que pasó a darle las caricias, mimos y halagos a un niño de terceros, dentro del ambiente adinerado con el que siempre había soñado para los suyos, pero que tampoco es tan coherente como ella se pensaba. Entretanto, su hija ha forjado su personalidad y mirada propia frente a la vida.
©José Luis García/Cinestel.com