«Spotlight», de Tom McCarthy; reivindicación del viejo periodismo

Estrenada en España
Tom McCarthy escenifica en (En Primera Plana) «Spotlight» lo que es un estupendo homenaje al mejor periodismo de investigación en torno a un trabajo conjunto de varios periodistas del Boston Globe que ocurrió en la realidad en el año 2002. El director expone en este film una versión muy cercana sobre esa tarea de búsqueda de pesquisas que concluyeron con el descubrimiento para la opinión pública de decenas de curas pederastas, no sólo en Boston sino también en numerosas partes del mundo, pues se siguió tirando del hilo durante bastante tiempo después. La película desgrana de manera fascinante todo ese trabajo periodístico para sacar a la luz el encubrimiento sistemático de la Iglesia católica en innumerables casos de pedofilia perpetrados por más de 70 sacerdotes locales. Todo el elenco de esta impactante obra está encabezado por Michael Keaton, Mark Ruffalo y Rachel McAdams, que encajan una buena descripción de cada uno de sus respectivos personajes.
El diario Boston Globe sigue manteniendo en la actualidad su sección de investigación y reportajes destacados bajo el nombre de Spotlight. Corría el año 2002 cuando el rotativo nombró a un nuevo director, que es quien ordena al equipo que investigue una columna sobre un sacerdote local acusado de haber abusado sexualmente de docenas de jóvenes feligreses a lo largo de 30 años. Ése es el inicio de una serie de confesiones y descubrimientos que vendrán después en una especie de bola de nieve cada vez más grande, aun siendo conscientes los responsables del medio y los reporteros de que el hecho de enfrentarse a la Iglesia católica podrá tener repercusiones.
Entre los notables logros de McCarthy a la hora de abordar este espinoso tema, figura el de la configuración del muy creíble trabajo en equipo de los reporteros, pues estamos ante una película que primero de todo trata sobre los periodistas y su auténtico desempeño profesional. Aquí no encontraremos un protagonista estrella, sino que son todos quienes en conjunto reconstruyen esta difícil historia. También es un acierto que no se entre demasiado en los detalles de los crímenes cometidos por los sacerdotes, pero tampoco en la vida personal de los redactores de noticias que sin duda desviaría el relato hacia lados que son totalmente irrelevantes. Aun así, algunos de los gestos, sobre todo en el caso del personaje de Mark Ruffalo, hablan por sí solos y llegan a revelar mucho acerca de su personalidad y su pasado.
«Spotlight» es un filme que aunque está narrado por etapas, -la última hora es impresionante-, va directo y sin vericuetos hacia el tema que se pretende averiguar. Estamos a inicios de este siglo XXI, un momento en el que algunos periódicos como el Boston Globe comenzaban a tener una presencia tímida en Internet, mientras que todavía se echaba mano de archivos físicos y fotocopiadoras, y los ordenadores y computadoras usaban pantallas de tubos de rayos catódicos porque la plana era demasiado cara.
En esa época, la gran prensa escrita generalista no adolecía de la impronta de la inmediatez a la que ahora les obligan las nuevas tecnologías, y en ese sentido, la película parece reivindicar igualmente la vigorosa práctica del viejo periodismo que se tomaba sus tiempos para asimilar gran cantidad de datos y lograr sintetizarlos en uno o diferentes textos. Hoy en día nos hallamos frente a un alud de mensajes distintos que recibimos cada día por distintas vías, algunos a 140 caracteres, pero quien realmente puede cribar y jerarquizar dicha información son los periodistas, y para llegar a esa profundidad de análisis necesaria en algunos casos, se necesita tiempo.
La película revela lo que es el periodismo auténtico, sin artificio y que va directo al tema, donde cada uno de sus componentes da lo mejor de sí mismo y quiere ofrecer la mejor información posible a sus lectores. Estos códigos deontológicos constituyen otro de los temas importantes del filme, tanto dentro de la redacción como en la existencia de cierta impunidad eclesiástica que se une a determinadas presiones de la Iglesia y de otros parroquianos, quienes también son mencionados, con su silencio cómplice contrario hacia los padres de las víctimas.
©José Luis García/Cinestel.com