«Rumble: los indios que sacudieron el mundo»; una mirada original

La posibilidad de contar historias distintas acerca de temas que a priori puedan aparentar similitudes con lo visto en otras películas, o simplemente con lo que ya se sabe, es una de las buenas virtudes que tiene el cine. «Rumble: the Indians who rocked the world» es un documental de esos que te sorprenden y te hacen preguntarte cómo es posible que ningún director cayera antes en la cuenta sobre algo tan evidente.
Según aquí se dice, en los Estados Unidos, los nativos fueron tratados incluso peor que los esclavos africanos. Y no sólo eso, sino que también más adelante se ha hablado poco en relación a la influencia que ellos han tenido en los distintos estilos musicales que hoy conocemos. Disciplinas como el rock o el blues contienen en algunas de sus partes energías emanadas de los aborígenes americanos.
Este documental canadiense ganó el premio especial del jurado a la mejor historia original en el Festival de Cine de Sundance de este año.
Catherine Bainbridge y Alfonso Maiorana son los autores de este completo relato coral que muestra el testimonio intercalado de unos diez personajes que han tenido relación con músicas que aplicaban armonías y estilos recuperados de las canciones que tocaban y cantaban los nativos. Mucho se ha tratado sobre la influencia de los esclavos en el soul, pero hasta ahora apenas nada en cuanto a aquello que los aborígenes aportaron a ese estilo o al jazz, el blues y el hip-hop. Las declaraciones de esos personajes se mezclan con imágenes históricas de archivo y aspectos poco conocidos por el público en general, sobre todo fuera del gigante país americano.
Rumble es el nombre que Link Wray le puso a uno de sus temas más significativos, y que le da título a la película por su especial sonido de guitarra, una suerte de apelación a los nativos que también usó Martin Scorsese, quien lo cuenta en la película, para uno de sus filmes. En «Rumble: los indios que sacudieron el mundo» no solamente aparecen músicos descendientes de los aborígenes, sino también otros profesionales como el productor ejecutivo Stevie Salas, un apache que tuvo a su cargo a músicos como Rod Steward o Mick Jagger.
Lógicamente, el documental se ubica en lo que fue el auge de estos estilos musicales a lo largo del siglo XX y, por supuesto, en la lucha de los nativos por sus derechos, que se mantiene inalterable todavía en nuestros días del siglo inmediatamente posterior. En ese sentido, el guitarrista Robbie Robertson, recuerda aquí un consejo que se extendió mucho en los años 50: «Siéntete orgulloso de ser indio, pero ten cuidado de a quién se lo dices».
Los realizadores parecen haber optado por ajustar los tiempos de todos los personajes para que sean mas o menos equitativos, una decisión que revela su interés en no aportar una valoración personal demasiado estricta acerca de los distintos testimonios, y que sea el espectador quien decida cuáles de ellos puedan tener mayor interés.
En cualquier caso, tal vez uno de los mejores sea el de la hermana de Jimi Hendrix, quien nos cuenta entre otras cosas que el músico tenía raíces nativas, africanas y escocesas. Charley Patton, Oscar Pettiford, Mildred Bailey, Buffy Sainte-Marie y Taboo son otros de los profesionales cuya imagen aparece en este documental que será recordado por aportar interesantes aires de originalidad temática.
A partir de los años 60, este factor aborigen comenzó a ser mejor reconocido, pero hasta ahora el cine documental no lo había reflejado de esta manera tan contundente.
©José Luis García/Cinestel.com