«Tiempo suspendido», de Natalia Bruschtein; la vida con y sin memoria

Mexicana aunque nacida en Argentina, Natalia Bruschtein es una profesional con más de una década de dedicación plena al cine, tanto como directora y sonidista, como sobre todo montajista, tarea a la que ha dedicado grandes esfuerzos y por la que cuenta con un talento que antaño fue reconocido con un Coral a la Mejor Edición en el Festival de La Habana por la película de Paul Leduc «Cobrador. In God we trust». Ahora «Tiempo suspendido» es un trabajo documental en el que ella examina y nos descubre la muy especial personalidad de su abuela, Laura Bonaparte, quien vivió la desaparición de tres de sus hijos durante la dictadura argentina. Valentina Leduc es co-editora, mientras que Gabriel y Nerio Barberis son los sonidistas del film.
«Tiempo suspendido» es un filme muy focalizado en la memoria, en la necesidad de conservarla y en los motivos o causas que te pueden llevar a perderla. En este caso, Bruschtein contrasta a la perfección material fílmico en el que su abuela es la protagonista y que ha sido rodado en diferentes épocas de su vida. Cruciales son en este sentido las imágenes entregadas por un amigo de la directora sobre una entrevista realizada a la protagonista veinte años atrás, en la que hacía una descripción muy detallada de lo que les había ocurrido a cada uno de los familiares que desaparecieron. Ese testimonio se une a otras entrevistas en momentos distintos, una de ellas de la propia realizadora, y a escritos que Laura fue dejando a lo largo de su vida en los que reflexionaba sobre distintos temas, contando además con el apoyo de fotografías del ambiente familiar.
Al inicio del documental ya se comienza a percibir que Bonaparte fue una mujer muy singular y peculiar, psicóloga de profesión que había sido activista de la izquierda política durante largo tiempo, y que además fue la primera persona que tuvo la valentía, supo y pudo encontrar el camino para llevar a unos militares argentinos a juicio, parece que antes de la dictadura porque tiempo más tarde su familia siguió padeciendo más desapariciones, aunque algunos de sus miembros se refugiaron en México junto a ella, por fortuna con antelación a que comenzara la represión.
La paradoja que expone el filme es que, por ironías del destino, una mujer que dedicó toda su vida a la memoria en contra de los crímenes de Estado, la perdiera en sus últimos años al padecer una demencia senil. ¿Fue injusto o, por el contrario, contribuyó a apaciguar su dolor por la pérdida de sus tres hijos?
Con una construcción adecuada, Natalia Bruschtein nos proporciona un acertado y notable acercamiento a la brillante personalidad de su abuela, una mujer que en algún momento del filme se autocalifica como una aventurera que tuvo la esperanza puesta en el rearmado de la sociedad civil, y que pasó su última época en un residencia de ancianos donde su nieta la rodeó de fotos. «Tiempo suspendido» es un documental sobre una mujer que gozó del beneficio de la perspectiva humana y el autocontrol, dentro de un mundo dominado por la irracionalidad, la barbarie y los abusos de poder.
©José Luis García/Cinestel.com