«Tres recuerdos de mi juventud», de Arnaud Desplechin; el primer amor

Estrenada en España
Arnaud Desplechin es uno de los máximos exponentes franceses del denominado cine de autor. Con «Tres recuerdos de mi juventud», el realizador vuelve a su estilo más habitual tras su primera experiencia en lengua inglesa en los Estados Unidos. La historia se detiene otra vez en Paul Dédalus, aquí un hombre que recuerda su juventud y su primer -y único- amor. A partir del hecho de un incidente con su pasaporte, rememora tres pasajes decisivos en su vida: su compleja infancia al gozar de una buena relación con su hermano, pero al mismo tiempo el difícil carácter de su madre y los desencuentros con su padre; una misión peligrosa y clandestina en la antigua URSS; y sobre todo, su ardiente y tempestuosa relación con Esther, aquella chica que le dejó una huella imborrable.
El director francés vuelve a contar con su actor fetiche para regresar a sus recovecos emocionales.
Ese actor es Mathieu Amalric cuyo personaje está interpretado de joven por Quentin Dolmaire, debutante en cine que se suma a un amplio elenco de jóvenes que desarrollan su primera experiencia interpretativa. Todo el relato está cargado de condimentos que han ido surgiendo a lo largo y ancho de la vida de Paul Dédalus, aunque la historia troncal sea la de un amor que se volvió imposible, pese a existir una buena química entre la pareja.
Sin duda, él tomó a Esther como un referente -tal vez demasiado al no haber sabido cómo reinventarse y continuar-, al tiempo que ella condujo esa intensa relación hacia un descubrimiento de sí misma con el que pudo identificar y darse cuenta de que lo que realmente deseaba como persona era relaciones de corta duración sin comprometerse a nada, reservando a Paul a la parcela del amigo-consejero en quien poder confiar. Ambos son personas en el fondo solitarias que han logrado un alto grado de sinceridad entre sí. Pero el otro es como es y piensa como piensa, y ahí ya no hay nada que hacer respectivamente. Curiosamente, cada uno de ellos se siente poco querido, pero por motivos diferentes.
El tratamiento narrativo ratifica a Desplechin como uno de los directores franceses más interesantes que nos podemos encontrar en la actualidad.
©José Luis García/Cinestel.com