«Victoria»; una salida nocturna protagonizada por Laia Costa

Estreno en España
El cuarto largometraje del director alemán Sebastian Schipper, «Victoria», se llevó cinco de los premios principales de los Lola de la Academia del cine de Alemania (Mejores Película, Director, Actor, Actriz y Fotografía), así como el Oso de Plata a la contribución artística sobresaliente en la Berlinale. La película es una sola toma secuencia de unas dos horas y cuarto rodada en el conocido barrio berlinés de Kreuzberg. Victoria (Laia Costa) es una aquí una chica madrileña que emigró al norte de Europa para buscarse una vida mejor. Una noche, mientras se divierte en una discoteca de la ciudad, conoce a Sonne y sus tres amigos, para los que a la salida del local es como si toda la fiesta acabara de empezar. Aunque a la mañana siguiente tiene que trabajar, Victoria accede a la petición de los chicos que le han prometido enseñarle el «Berlín de verdad».
A partir de un tema que estaba muy de actualidad en el momento del rodaje, el éxodo de numerosos jóvenes españoles para trabajar en Alemania, Schipper presenta una historia sobre la psicología de sus personajes, comenzando por Victoria que es el centro absoluto del relato y que se halla ante el desamparo de encontrarse sola en esa gran ciudad, al tiempo que siente el lógico deseo irrefrenable de integrarse en la cultura alemana, a la que sin duda admira, y que se caracteriza por una fuerte base de racionalidad (véase la escena cuando están circulando en bicicleta por encima de una acera), pero que, como es natural, abre las puertas a desafíos como los que se perciben a lo largo de la película.
Y es que Alemania es una gran nación, pero no es un país perfecto, y también hay alemanes que viven en la pobreza con los cuales te puedes topar en esa tesitura en la que se encuentra Victoria de no saber qué hacer para convertir en más llevadera su vida como inmigrante. Inicialmente, la cinta tiene elementos evocadores para casi todo el mundo: encontrarte con alguien que a primera vista te cae bien, pasar un rato juntos, y más tarde preguntarle quién es y a qué se dedica. Sin embargo, las dos horas que transcurren son muy prolijas y hay espacio más que suficiente para establecer vínculos, con el añadido que supone que yendo en grupo es posible que te encuentres con personas muy distintas dentro de él, como le sucede aquí a Victoria en lo que progresivamente se va a ir convirtiendo en un drama.
La película es radiante y soberbia. De hecho solamente se le pueden hacer reproches al director fuera de ella, ya que en el trailer y en sus declaraciones a la prensa revela repetidas veces un importante giro de guión que ocurre pasado la mitad del filme. Es verdad que contar ese factor de cambio que sucede bastante avanzada la trama, para nada hace perder los valores de una actuación muy creíble y elaborada de los actores ni de las ideas generales sobre las que se sustenta el relato, pero claro, con ello digamos que está alterando la forma de verla en el espectador, porque así se va a estar más pendiente del ritmo y de la tardanza en llegar a lo que ya se conoce a priori, que de las especulaciones acerca de lo que podría o no suceder en esa noche de amistad. «Victoria» es, en ese aspecto, un filme mucho más disfrutable si no se escuchan las explicaciones del realizador antes de verlo y si no se ve el trailer. El componente de la sorpresa debería de haber sido prioritario a la hora de promocionar la película. Recomendable para ver.
©José Luis García/Cinestel.com