Pinamar: el actor Daniel Aráoz habla sobre «8 tiros» de Bruno Hernández
Estreno en Argentina el 14 enero 2016
Aráoz es un actor argentino de muy larga trayectoria que está incursionando en estos últimos años con intensidad en el cine. Su primer protagónico fue en la exitosa «El hombre de al lado» y ahora pasó por Pantalla Pinamar para presentar su segundo en la ópera prima del que fuera co-guionista de «Mala», la última película de Adrián Caetano, Bruno Hernández, un filme que combina acción y elementos del policial negro.
Salvando las distancias y las diferencias puntuales, se puede decir que Aráoz ha seguido en parte un camino parejo profesionalmente al del oscarizado Guillermo Francella, pues sus inicios fueron como comediante en la televisión allá por los años 80 en el mítico noticiero cómico «La noticia rebelde», medio en el que ha continuado trabajando por mucho más tiempo en caracterizaciones similares así como en el teatro y en papeles secundarios en el cine.
En «8 tiros» Aráoz encarna a Juan, un hombre que se mantuvo ausente de familiares y amigos y que regresa a la luz cuando su madre fallece. En ese momento es cuando inicia una cruenta venganza contra su hermano, quien todavía sigue en los bajos mundos de la droga y la prostitución, por un hecho acaecido bastante tiempo atrás. Aráoz vuelve aquí a hacer un importante cambio en su registro actoral y le pedimos que nos cuente para Cinestel cómo planteó este nuevo reto:
«Después de la película ‘El hombre de al lado’ tenía que sostener un desafío por lo cual esperé bastante tiempo sin filmar. La verdad es que el registro de este personaje me daba la posibilidad de mostrarme como un actor completo en términos de creatividad porque todos sabemos que las dos caras del teatro son la risa y el drama y este personaje está mucho más relacionado con el drama y quería tener una segunda película a la altura de las circunstancias dado que ‘El hombre de al lado’ me ha dado tantas satisfacciones y tantos premios que esta segunda película era una responsabilidad para mí».
– El director es debutante, aunque con experiencia en otras tareas cercanas a la realización, y en Pinamar reconoció que había aprendido mucho de usted como profesional. ¿Le consultó cosas durante el rodaje?
Lo que sucede es que «8 tiros» es una película cuya idea me pertenece, aunque no me interesaba ponerlo en los créditos porque me daba cierta cosa de que la idea me perteneciera y a la misma vez fuera el protagonista, pero los primeros bocetos de la historia en que se basa la película los hice yo. Luego, los guionistas Andrés Gelós y Javier de Nevares y Luis Langremey trabajaron sobre esa base, por lo tanto, cuando llegó Bruno Hernández, el director, nos pusimos a trabajar en la película y él con su generosidad me ofreció que trabajáramos aún más en la interpretación del personaje. Así lo hicimos hasta llegar al clima ideal, de manera que tanto él como director y yo como protagonista tuviéramos una buena sensación a la hora de ver la película, como así ocurrió después de verla en Pantalla Pinamar. Así que trabajamos conjuntamente muchísimo en esta película.
– Uno de los aspectos que destacaba Bruno en Pinamar es que nunca pensó que para una ópera prima suya iba a contar con este gran presupuesto sobre el que han trabajado porque al ser un film de acción requirió mucho material e incluso rodaron con helicópteros.
La verdad es que la producción de Sinema, que es la mayor productora de la película junto a Millecento y Aleph Media, le dieron todos los elementos al director para que hiciera su ópera prima soñada y mientras yo iba boceteando este libro también con Mauricio Brunetti, que es el productor del film, dueño de Sinema, apareció la posibilidad de poner estos autos y de jugarlos en una historia con una producción coherente a la que tiene que tener un thriller de estas características y con escenas de acción, de suspenso y policiales y tu sabes que eso no es fácil porque requiere de efectos especiales y de trabajo.
Yo en esta película he manejado todos los autos que me correspondían a mí, por supuesto. He trabajado con esa disciplina también de subirme arriba de los autos y comandarlos, así que fue un desafío desde todo punto de vista y finalmente hicimos varias tomas con helicópteros desde arriba y sobre todo en la escena final y otra por ahí de la película.
– La película refleja un ambiente sórdido que requiere una buena compenetración entre los actores. ¿Cómo se prepararon ustedes?
La relación de trabajo en la película fue siempre familiar. Yo creo que es una suerte inmensa poder hacer cine y entonces el clima que vivimos fue muy familiar y además de mucha concentración, así que el espectador verá en la película a un actor enorme como Luis Ziembrowski que deja las tripas en la película, a una Leticia Brédice que está muy bien también, a Marianela Sinisterra que está impecable, a Roly Serrano que compone un político muy acertadamente,… entonces creo que el trabajo de Bruno, el director, se solidificó mucho ante la importante creatividad de los actores con los que trabajábamos. En los casos de Sinisterra, Brédice y Serrano, yo ya había trabajado con ellos anteriormente, pero en el caso de Luis, yo había trabajado con él como productor de los cuentos de Fontanarrosa pero no en plató y fue una experiencia muy satisfactoria para ambos porque dejamos todo en la película.
– Todavía resuenan los ecos del anterior film que usted protagonizó, «El hombre de al lado», hasta el punto de que se acaba de volver a pasar en Madrid. ¿Qué destacaría de esa película de Mariano Cohn y Gastón Duprat?
Creo que ahí había una historia potente, interesante, con muy buenos pasos de comedia negra y toda esa conjunción ha hecho que lográramos una película que aún se sigue pasando, que no es menor, porque estas obras a veces tienen un tiempo y luego les cuesta sobrevivir. «El hombre de al lado» además se puede exhibir tanto en un cine, en una cinemateca o en un museo.
– ¿Se refiere a la aparición del edificio de Le Corbusier?
Claro, imagínese usted que esa es la única casa construida en América y él no había diseñado nunca una casa aquí, si bien había diseñado edificios, entonces tener la posibilidad de llevar este cuento y trabajarlo adentro de un museo le dio mucha enormidad a la película y creo que la casa se encarga de recibir, es la geografía, es la arquitectura de esta historia de un final desolador.
– ¿Dónde se define mejor, en el teatro, en el cine o en la televisión?
Yo soy conocido en Argentina por la televisión desde el año 1984 con un programa que se llamaba ‘La noticia rebelde’. Debuté haciendo periodismo diario, todos los días, y de ahí no paré durante casi treinta años en el medio televisivo, así que estoy muy agradecido a ese medio por haberme dado la posibilidad de sobrevivir tanto tiempo haciendo varios roles, desde protagonizar hasta producir y escribir mis propios guiones. Lo que pasa es que el teatro lleva en sí mismo un trabajo donde uno puede volver atrás y requiere de una concentración y es la madre del arte del actor y creo que en ese sentido el padre del actor es el cine, jugando un poco con los roles. Teatro y cine son para mí lo más importante y entonces el cine es mi materia pendiente después de tres décadas de televisión y de teatro, porque debuté haciendo teatro en mi ciudad natal, Córdoba, a los 18 años protagonizando una obra llamada ‘La Jaula, vidas, sueños y lucha de nuestra clase obrera’ y ahí seguí haciendo mucho teatro y lo seguiré haciendo, pero ahora me estoy dedicando más a la materia pendiente.
– Materia pendiente sobre la que hay que tener en cuenta todo un proyecto de crear un clúster audiovisual en Puerto Madero que augura un futuro prometedor. ¿Podría ser que le viéramos a partir de ahora más en cine que en teatro?
De hecho estoy abocado al cine y estoy trabajando en este momento en un proyecto que se llama ‘María Teresa de Córdoba’ que es un documental sobre una personalidad política muy importante en la Argentina que ha luchado incansablemente por los derechos humanos y por los derechos de la mujer. Nació en 1912 y aún hoy vive, tiene 100 años, así que creo que esa va a ser mi ópera prima con respecto al documental ya que escribí el libro y la voy a dirigir, y luego escribí una ópera prima de ficción, una comedia negra también, con mucho thriller, con mucha acción, y estoy trabajando para presentar estos dos proyectos en el INCAA y buscando presupuestos para filmar.
Yo siempre recuerdo algo de un actor que ustedes también conocen porque ha trabajado mucho en España y que ha sido maestro y gran amigo y alguien con el cual hice mucho teatro que es Norman Briski, con quien siempre charlaba sobre el poder de la autogestión, porque es muy difícil para un actor esperar solamente a que lo llamen para trabajar de actor y en mi caso se está dando ese proceso de autogestión.
Estoy muy feliz y gracias a papaíto Dios y a mi gran amigo Roberto Fontanarrosa, que tu sabes que ya no está entre nosotros, su hijo Franco a quien yo quiero enormemente porque tenía un legado de su padre para cuidarlo, estamos trabajando en la adaptación de trece programas para la televisión digital en la cual yo estoy adaptando sus cuentos y los voy a dirigir también y pienso actuar en algún personaje que me guste porque yo amo el humor y la comedia y me parece que, terminando esta trilogía con «8 tiros», ahora tengo que transitar estos estados de energía interpretativa como creativo.
©José Luis García/Cinestel.com