«Diego Star» de Frédérick Pelletier; indiferencia y castigo a la osadía

Este primer largometraje de ficción del realizador canadiense, premiado como mejor director en SANFIC 9 de Santiago de Chile, explica las dificultades humanas para hacer frente a los problemas sociales y une a dos personas con problemas, cada una de las cuales los afronta como puede dentro de sus posibilidades con una excelente interpretación del actor principal Issaka Sawadogo, nacido en Burkina Faso y actualmente trabajando en teatro en el norte de Europa.
Un buque de carga se ha quedado atascado en el puerto de Río San Lorenzo en el Quebec, Canadá, con un motor averiado que necesita ser reparado. Traoré, un mecánico de Costa de Marfil, es injustamente acusado de haber causado el daño por una negligencia, pero la verdad es que la empresa armadora se quiso ahorrar el dinero de una revisión anual por la que se tendrían que haber sustituido los pistones desgastados. Y como tienen la intención de evitar las multas que les correspondería pagar, el capitán pide a todos los miembros de la tripulación que no declaren en contra de la empresa, que digan que todo fue un error humano, y les anuncia que de esta manera podrán cobrar las dos pagas consecutivas que se les debe.
Mientras se hacen todos los trámites portuarios, a la compañía naviera no le queda otra alternativa que hacerse cargo del coste del alojamiento de sus empleados en habitaciones de casas particulares. A Traoré lo trasladan a casa de Fanny (Chloé Bourgeois), una joven madre soltera camarera de la cafetería del puerto que antaño frecuentaba fiestas y que no tuvo otro remedio que sentar cabeza tras el nacimiento del bebé. Al comienzo, la relación es la habitual entre inquilino y dueña de la casa, pero poco a poco él va ganándose la confianza del niño a medida que se comprueba que es todo un experto ya que vio nacer a sus tres hijos.
A partir de esa situación, agobiado por no saber lo que va a pasar y por el hecho de que la naviera ha decidido ponerle a él como cabeza de turco y único culpable por negligencia, Traoré decide contar la verdad sobre lo que hizo la empresa a las autoridades canadienses y eso hace que pierda su empleo y sueldo, además del pago de su alojamiento. En este punto, no se entiende en la película cómo una empresa naviera puede dejar a un empleado tirado en un país extranjero sin posibilidad de regreso como mínimo al país donde tiene su sede, en este caso Bélgica. Traoré es un hombre de temperamento tranquilo que inevitablemente estalla frente a la situación en que se encuentra.
En este sentido, el filme de Pelletier es una brillante aproximación a los problemas socio-económicos que se ven agravados porque los límites de las cosas están difuminados y es complicado saber en qué terreno entrar y en cual no. Traoré ha sido fuertemente presionado al aparecer como culpable sin serlo, junto a la indiferencia general de sus compañeros de trabajo. La osadía espontánea y muy poco meditada de contar lo que ocurrió, no hace otra cosa que complicar más la situación y que él reciba un severo castigo social por ello, provocando un debate en el espectador sobre si lo que hizo fue correcto o no.
Aquí es donde vemos a las claras cómo se maneja la actual sociedad competitiva contemporánea donde hay una mayoría de personas cuya obsesión principal es defender una sólo aparente ventaja propia a costa de las posiciones que pueda tomar el otro, el que está al lado. Muchos de ellos creen que «desquitarse» del problema principal es lo adecuado y oportuno como respuesta a la agresión que está sufriendo el otro. Piensan además que justificando con su inacción la agresión principal, ellos se verán libres de cualquier problema posterior. La película invita a una reflexión, no únicamente sobre las víctimas, sino también sobre la psicología del victimario y sobre quienes prefieren callar porque se autoengañan creyendo ingenuamente que eso les va a proporcionar alguna ventaja en un mundo en el que sobra mano de obra, -factor trabajo lo llaman ahora-, y pueden ser sustituidos por otro empleado cualificado en ese puesto de trabajo en cuanto la empresa se lo proponga al amparo del manejo y las interpretaciones que las legislaciones ofrecen.
«Diego Star» es un film que destaca por sus momentos de tensión dramática muy bien resueltos por los dos personajes principales, dos personas que inicialmente no se conocen pero que nos podremos ir dando cuenta que hay otros factores que les identifican más que les separan, fundamentalmente la inusitada virulencia con que en ocasiones se presentan las circunstancias adversas.
©José Luis García/Cinestel.com