“Cerro Quemado”, la artista Micaela Chauque va en busca de su abuela

Estrenada en Argentina
Se trata de una visión poética y romántica sobre los orígenes y las tradiciones ancestrales. El director argentino Juan Pablo Ruiz ofrece en “Cerro Quemado” una suerte de retrato de tres generaciones de mujeres coyas de la provincia de Jujuy, en un documental de observación con elementos poéticos que nos remite a otras maneras de vivir y de sentir las cosas.
Según el realizador, la cultura coya posee una riqueza extraordinaria y sus enseñanzas tal ver debieran prevalecer de alguna manera. La película es pues, un intento de acercamiento a aquella lejana realidad.
Es la artista Micaela Chauque quien junto a Yurquina, su madre, emprende un viaje en busca de su abuela Felipa, quien aquí funge como la última moradora de un poblado andino en el cual preserva sus más íntimas costumbres y bases espirituales.
Ruiz se considera a sí mismo como un cineasta que indaga en la imaginación de personajes imposible hoy en día, a través de situaciones bastante improbables en este mundo que nos ha tocado vivir en este siglo XXI.
Para ello hace uso de la generosidad de la folklorista y productora musical y de su familia en un ejercicio que los lleva a reencontrarse con su propio pasado y también teniendo muy presente su riqueza cultural y musical.
El director responde las preguntas de Cinestel:
“La película es una indagación en una cultura que me resulta ajena y de la que he aprendido mucho durante todo el proceso creativo. Mi intención inicial consistía en delinear un mosaico entre estas tres mujeres, que me permitiera realizar un humilde homenaje a la mujer originaria del norte argentino. Finalmente el arco familiar de Micaela me permitió también profundizar en la historia de su pueblo. Un pueblo muy sufrido y agónico”.
– ¿Y para vos era esencial reflejar los elementos estéticos y la orografía del lugar?
Desde luego; desde mi punto de vista es esencial utilizar un lenguaje poético para abordar la realidad. “Cerro quemado” es una película de observación de estas tres mujeres y de su mundo, pero también es mi mirada personal de todos estos elementos que en ella intervienen.
– Igualmente hay una mención explícita en el film sobre los impedimentos que tuvo por largo tiempo la población autóctona para seguir su vida. ¿Desde la llegada de los colonizadores siempre se les marginó?
La colonia coya que habitaba esa región vivía en perfecta armonía con su naturaleza y su cosmovisión. Con la llegada del Ingenio esa armonía se quebró. Los hombres fueron llevados a trabajar a punta de pistola y como consecuencia de esto rápidamente enfermaron o murieron. El resto abandonó el cerro. La abuela Felipa nos ha narrado que los capataces del ingenio llegaban a sus chozas con la policía para intimidarlos y cobrarles arriendo por el pastoreo de sus animalitos… Más que marginación, lo que vivieron los pobladores indígenas de la región fue sometimiento esclavizante.
– ¿Piensas que se debería de dar esa batalla por perdida?
Cualquier batalla que se dé por una causa justa merece ser dada. En el caso del pueblo coya de Finca Santiago, y de la familia de Micaela que habitaba la región, es muy difícil ser optimista. De todos modos, una forma de dar batalla es intentar rescatar su historia. Darles voz. Hacer que la gente conozca esta historia “criminal” e intentar realizar una película honesta que refleje sus realidades.
– ¿Y no crees que el documental te proporciona como director la oportunidad de que tus personajes, en este caso femeninos, le hagan aportes más directos desde una mirada propia?
El documental es muy importante para la cultura de una sociedad y proporciona a un autor la posibilidad de reflejar una realidad social o política desde un lugar artístico. A través de una mirada personal, sensible, honesta y poética.
©José Luis García/Cinestel.com

Juan Pablo Ruiz, director de “Cerro Quemado”