“Children”; niños y adolescentes en el duro conflicto palestino-israelí
DocsBarcelona 2021
Los niños y adolescentes tienen unas percepciones del entorno muy distintas a la que poseen los adultos y por ese motivo son merecedores de una protección especial, sobre todo en conflictos tan tristes y lamentables como el palestino-israelí que, estando enquistado, no parece tener a la vista una solución de paz que, si nadie lo remedia, tardará en llegar.
Ada Ushpiz es una prestigiosa productora y directora de cine israelí que tras haber realizado un documental sobre el espíritu de Hannah Arendt se dispuso a preparar “Children”, un acercamiento a los problemas que causa entre los palestinos más jóvenes la situación de tensión tan dramática en la que viven.
A través de cinco historias personales, descubrimos cómo la presencia constante de soldados israelíes en la Palestina ocupada provoca desequilibrios en la salud y estado de ánimo de los menores.
El eje principal de este documental enfocado hacia los palestinos de entre 6 y 17 años, lo conforman Dima, de 12 años, una adolescente acusada de intentar matar a un soldado con un cuchillo, y Jana, una influencer de las redes sociales que es prima de la activista Ahed Tamimi, y que utiliza internet para denunciar la situación adversa y opresiva que ha vivido desde que nació.
Ushpiz filma sin aparentes problemas las frecuentes operaciones de detención que ocurren a menudo en las calles de Jerusalem Este, así como algunos enfrentamientos verbales que tienen lugar entre la población palestina y los soldados israelíes. Mientras tanto, Dareen, una niña de seis años, revela ante la cámara que sufre reiteradas pesadillas nocturnas.
La directora responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Fue tu preocupación por el impacto de las tensiones entre los jóvenes palestinos lo que te motivó a hacer este documental?
Empecé a trabajar en la película en 2016 en medio de un levantamiento palestino, conocido como la “Intifada de los cuchillos”. Era la primera vez que destacaba la presencia de niños en la lucha palestina, y especialmente de niñas. Las reacciones en Israel fueron impactantes y la tendencia inmediata fue demonizar a estos niños y presentarlos como instigadores, con el cerebro lavado y terroristas.
Como israelí, siempre he pensado que esas reacciones son peligrosas y sólo sirven para nuestra ceguera ante la realidad política de la ocupación, por una auténtica falta de voluntad de respetar los derechos nacionales de los palestinos y buscar una solución justa para ambos pueblos, el israelí y el palestino. Como cineasta, vi ante mis ojos figuras heridas, niños vulnerables. Sentí la necesidad de redimirlos de los estereotipos y las etiquetas que se aferraban a ellos y presentarlos como son, niños, que viven en una realidad imposible, pero que siguen siendo niños ante todo.
Evidentemente, yo era consciente de su situación. También tenía claro que los niños son siempre el eslabón más débil y las víctimas finales de las situaciones de guerra y ocupación, pero sólo tras una larga investigación y varios días de rodaje pude conocer los detalles, las experiencias personales, su rutina de vida bajo la ocupación y sus consecuencias. Espero haber podido transmitir en mi película la difícil y compleja imagen de unos niños atrapados entre la ocupación y una sociedad exigente que lucha contra ello.
– Y al filmar en la calle, ¿pudiste trabajar con la cámara sin ningún problema?
No encontré ningún problema para rodar en Jerusalén Este, en la calle donde viven las familias que participan en la película. Poco a poco, los residentes me conocieron y las chicas del barrio solían correr hacia mí, cuando me veían a lo lejos, y me abrazaban. Los soldados no tienen derecho legal a prohibir las filmaciones, pero con el tiempo -quizás por instrucciones superiores- se alejaban de la calle cuando veníamos a filmar. Cuando una vez intentamos hacer fotos en un lugar que nadie conocía, nos lanzaron piedras.
– Se menciona en el documental que a veces se utiliza spray de pimienta u otros gases lacrimógenos contra la población palestina. ¿Se sabe si esto es cierto?
El uso de gas lacrimógeno o spray de pimienta y granadas de aturdimiento es algo rutinario en el tratamiento de los disturbios en los territorios ocupados. Yo misma he visto esto con mis propios ojos varias veces, y en mi película también se puede ver un ejemplo vivo de esto en la escena de la pelea entre el padre de Hamza y los soldados.
– Entonces, a pesar de la posición actual de los colonos judíos y de los últimos acontecimientos, ¿crees que la paz entre Israel y Palestina será posible en un futuro próximo?
No creo que tengamos ninguna opción de no hacer la paz con los palestinos, pero requiere un cambio en la percepción básica de Israel, y una verdadera voluntad de buscar una solución que respete los derechos nacionales de ambos pueblos, la soberanía, la libertad, la independencia y los derechos humanos y civiles. Desgraciadamente, Israel sigue estando lejos de este entendimiento y al otro lado de la valla crece la desesperación y la desconfianza ante cualquier posibilidad de paz, lo que empuja a cada vez más palestinos a fortificarse en la narrativa de la Gran Palestina y a luchar hasta el final. Aunque por el momento no parece haber ni siquiera un destello de luz al final del túnel, creo que en mi película también se percibe la fluidez de la situación política.
Creo que la historia la hacen también las personas y se pueden conseguir socios para hacer la paz, cuando uno está realmente interesado en ella. Es imposible ampliar los asentamientos y dificultar la ocupación y luego gritar: ¡no tenemos ningún socio para la paz! Espero que la señal llegue antes de que sea demasiado tarde.
– ¿Y crees que el trabajo de los medios de comunicación, tanto palestinos como israelíes, puede estar condicionado por ciertas presiones políticas?
Los medios de comunicación en general siempre están influenciados por fuerzas políticas, esto no es nuevo. En contra de su imagen, los periodistas a veces expresan las opiniones predominantes, el consenso, o sirven a fuerzas políticas más poderosas que son líderes de opinión en el verdadero sentido de la palabra. La tarea de un periodista y de un cineasta es difícil. No debemos buscar la objetividad, sino la honestidad. Me gustaría pensar que he sido capaz de mantener la integridad intelectual y profesional al presentar la realidad en toda su complejidad, de acuerdo con mi conciencia.
©José Luis García/Cinestel.com