«Desde el otro lado del charco»; la ventana que se abrió en Argentina

Estrenado en la ciudad de Buenos Aires
Resulta penoso y lamentable que en un país del ámbito europeo como es España todavía no se hayan depurado las responsabilidades sobre los crímenes contra la humanidad perpetrados tras la Guerra Civil, cuando los militares rebeldes ya se habían alzado con la victoria. La impunidad con la que es gestionado este tema es detestable.
Pero en el año 2010 se abrió una ventana de esperanza desde Argentina cuando desde su judicatura se admitió a trámite una querella que iba a significar la importante posibilidad de poder juzgar por primera vez los delitos del franquismo.
«Desde el otro lado del charco» es un película de tipo documental que entremezcla lo ocurrido en Buenos Aires con otra causa abierta en territorio español por la cual se juzgó y encarceló a responsables de la dictadura militar argentina.
Los españoles Carlos e Isabel Suárez y el argentino Pablo Giménez son los directores de este filme que indaga y relaciona ambos temas.
Estrenado previamente en España, el film cuenta con notables testimonios, desde el abogado querellante Carlos Slepoy, hasta el actor Juan Diego Botto, diputados como Joan Tardà de Esquerra Republicana de Catalunya, hijos de desaparecidos, el ex-juez Baltasar Garzón, el ex-presidente español Rodríguez Zapatero, representantes de la Plataforma Argentina contra la Impunidad o el querellante inicial que busca justicia por la muerte de su padre durante el genocidio español.
Pablo Giménez responde las preguntas de Cinestel:
– Aunque hubo dos dictaduras que se relacionan en el documental, ¿el nexo de unión del tema sería la a menudo lenta e ineficaz acción de la justicia?
El punto de encuentro entre estos los dos procesos de violencia política es la impunidad y cómo ésta da lugar a la búsqueda de justicia, a través de la justicia universal. Es decir, en España, en 1977, se promulgó una ley de amnistía la cual impide aún hoy juzgar delitos de lesa humanidad cometidos durante el franquismo. En Argentina, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida (Alfonsin, 1987) y los indultos de Menem (1989) son conocidas como las leyes de impunidad, aunque las dos primeras fueron leyes votadas por el parlamento y con el libre juego de la oposición; en cambio el indulto fue una decisión unilateral e inconsulta, y muy posterior a la sanción de las leyes.
Este contexto de impunidad, en Argentina llevó a que un represor (Adolfo Scilingo), reconociera públicamente los delitos que había cometido. En su afán de contar lo sucedido viaja a España y participa en un programa de televisión, en donde narra su participación en los llamados «vuelos de la muerte». Este episodio fue el que facilitó la intervención de la justicia española. Por lo tanto, el punto de encuentro entre ambas historias es la búsqueda de justicia.
– El inicio de la querella de Darío Rivas se produjo como una especie un golpe de suerte. ¿Tan mal están las cosas para que esto tenga que suceder de esa forma tan casual?
No diría que fue de suerte, creo que Emilio Silva lo usa de forma coloquial. Es decir, la «suerte» no es el origen de la querella, sino contar con una persona, como Darío, con voluntad, documentación y empuje para buscar justicia. Suerte tuvo Darío que encontró los restos de su padre, por casualidad, cuando él viajando por su pueblo natal, entra a un comercio y la dueña, al verlo parecido a una persona importante del pueblo que había sido asesinada, termina indicándole en dónde estaban los restos de su padre.
– Y dice el ex-presidente español Zapatero que «la actitud de Argentina es como un chorro de recuerdo hacia España». ¿De recuerdo? ¿Tiene que hacer falta que alguien te recuerde algo así?
La postura del ex-presidente es vergonzosa porque no se atreve a revisar y cuestionar los pilares sobre los que se cimentó la democracia española.
– ¿Cómo coordinaron las grabaciones de testimonios, tanto en Argentina como en España?
Fue un trabajo muy intenso porque contactamos a más de 80 personas, realizamos 60 entrevistas; por suerte contamos con la máxima colaboración de los organismos de Derechos Humanos, asociación de madres de plaza de mayo línea fundadora, abuelas, CELS y autoridades del gobierno y el parlamento. Todo este apoyo facilitó muchísimo nuestro trabajo. Las entrevistas en Buenos Aires las realizamos en dos semanas, a una media de 3 a 4 entrevistas por día; ¡Tremendo!
– ¿La clave de esta situación estaría entonces en la existencia de jueces en ambos países que están trabajando por que se haga justicia?
No sé, creo que la colaboración siempre es buena. Pero la clave está en que los Estados no encubran los graves delitos de Derechos Humanos cometidos. Es decir, la tortura, el asesinato, la desaparición,… no pueden ser tapada olvidada. Estos actos criminales deben ser perseguidos por la justicia de cada país. La aplicación de la justicia universal, es un salvamento a la coyuntura actual de impunidad. Ejemplo de esto, es que en Argentina las leyes de impunidad fueron derogadas y esto habilitó a que los delitos de lesa humanizad sean juzgados por la justicia argentina directamente.
©José Luis García/Cinestel.com