«Don Ca» de Patricia Ayala Ruiz; cauto e integrado aventurero
Seleccionado por los Festivales de Biarritz y Latino de Vancouver.
La realizadora colombiana Patricia Ayala Ruiz estrena en su país un documental que nos habla de la integración en una comunidad de una persona físicamente distinta pero libre de todo tipo de prejuicios quien además demuestra tener un declarado amor por ese lugar maravilloso y sus gentes que han visto amenazada su supervivencia por conflictos que emanan desde el exterior. Ayala se fijó en este singular habitante para su primer trabajo audiovisual proyectado en salas de cine.
Don Camilo Arroyo llegó hace mucho tiempo a esa población, olvidada como todas las del Pacífico colombiano, llamada Guapi. Su llegada causó sorpresa en los mayores y estupor entre los niños porque era el único hombre blanco que se dispuso a vivir en un pueblo de afrodescendientes. Aprovechando el terror que generaba en los niños, la madres comenzaron a llevarle a sus hijos con la esperanza de que ese miedo fuese mutando hacia un respeto que permitiera que los pequeños evolucionaran convenientemente en su aprendizaje hacia la adultez.
Desde entonces, Ayala ha desarrollado un gran número de trabajos dentro de esa comunidad pues, además de profesor de escuela ha trabajado como lanchero, taxidermista, coleccionista y vendedor de mariposas, psicólogo de perros, buscador de oro, motorista, navegante de mar, saca muelas, herrero y hasta de farmaceuta, que es como le dicen en algunos países del Caribe o próximos al expendedor de medicinas.
El amor y la pasión de Patricia Ayala por este género cinematográfico viene porque organizó durante muchos años en Bogotá la Muestra Internacional del Documental, festival no competitivo, y como realizadora había hecho televisión cultural que tiene un formato diferente a éste. En diálogo con Cinestel, nos cuenta en primer lugar cómo llegó hasta Camilo, el protagonista de la película:
«En diciembre de 2008 estaba realizando un documental por encargo sobre el Día Internacional del Agua para Señal Colombia en coproducción con ITVS y llegué a Guapi porque toda esa zona es la más húmeda del planeta, así que era perfecto para el trabajo que estaba haciendo y buscaba un lanchero que no cobrara muy caro porque todos los desplazamientos por agua en Colombia tienen un alto coste, y de pronto encontré a este señor».
«Cuando uno llega a esa zona del Pacífico colombiano, se siente como si estuviera en África por la gente, por el ambiente, por el paisaje,… y Camilo es uno de los únicos personajes blancos en el medio de todo ese universo afro, pero además llegó hablando con un acento muy distinto al de la gente y contando unas historias absolutamente delirantes e increíbles, y como que a los cinco minutos de conocerlo tuve la intuición de que había una historia detrás de él que había que contarla. Entonces le pedí la exclusividad, dijo que sí y ahí empezó el viaje con Don Ca».
– Él con frecuencia ha pasado por muchas dificultades pero siempre ha salido adelante. ¿Aprendió a salvarse de los problemas?
Sí, todo tiene que ver con el ideal de vida que Camilo escogió lo que hace que más que un guerrero es un aventurero. Hay una frase en la película que resume su filosofía de vida y que es muy budista o también de los griegos clásicos, de Diógenes, en el sentido de no desear nada para tenerlo todo. Él dice «la felicidad es la distancia entre lo que tienes y lo que quieres y cuando esa distancia es pequeña, eres feliz y cuando esa distancia es grande, no eres feliz».
En ese sentido, él es muy desprendido. Su filosofía de vida lo que le dice es que quiere estar en contacto con el río, con la naturaleza, con los animales, con la gente sencilla, con la gente tranquila y honesta que, en este caso, es la gente del Pacífico y no necesita nada más, es básicamente eso. Hay momentos muy difíciles pero lo increíble es que el mundo no respete un ideal de vida tan sencillo como ése. Él no está pidiendo premios, ni grandes bienes, ni posesiones sino algo muy sencillo y aún así, el país llega con su conflicto y lo incomoda y le dice que se tiene que mover de ahí.
Claro que él se sabe acomodar y luchar por el estilo de vida que escogió hace 36 años pero es más un aventurero que un guerrero.
– En un momento determinado de la película, Don Ca dice que no hay que nadar contra corriente sino que hay que dejarse llevar para gozarla y me llamó la atención que en otra escena se ve una procesión religiosa y él circula al revés, hacia la parte de atrás, en sentido contrario. El documental no deja explícito el porqué de la dirección que lleva, pero me pareció interesante esa contradicción.
Sí lo es. Lo que yo sé es que cuando apenas estaba saliendo de la adolescencia, tomó una decisión de vida de que no iría a la universidad, no se casaría y no tendría la vida que normalmente se nos dice que debemos tener, pero es un hombre brillante. Él casi que llega a estas comunidades a ejercer de médico, pero después termina haciendo muchas otras cosas precisamente por lo que dice, que no hay que luchar contra la corriente porque hay que dejarse llevar para gozarla; entonces fue tumbador de árboles o buscador de oro. Como que su vida va cambiando de acuerdo a la expectativa y a la emoción del momento pero siempre dentro de su idea de ver la vida como una aventura y que hay que vivirla así.
– ¿Del documental se podría extraer la conclusión de que cualquier persona se puede integrar en una comunidad desconocida si realmente tiene el deseo de integrarse?
Claro, yo creo que esa es una de las lecciones más bonitas que deja la historia de Camilo porque aparentemente él viene del mundo antagónico ya que es de Popayán, que es una ciudad que durante el momento histórico de la colonia, era el núcleo urbano más clasista e intelectual, ahí se gestó la independencia, pero también era una sociedad de esclavistas. La gente adinerada, con ciertos apellidos y abolengos, todos eran esclavistas y él se desplaza y se encuentra con esta comunidad que geográficamente hablando son parte del mismo territorio, del mismo departamento, pero culturalmente está por completo en el extremo opuesto, porque ahí donde habitualmente vive es el lugar de los descendientes de los esclavos.
Lo que Camilo hace es llegar sin la pretensión del hombre blanco, del ilustrado. Al contrario, él llega a insertarse, a aprender también de la comunidad y a ofrecer lo que puede y efectivamente los residentes le reciben con los brazos abiertos, ahí lleva ya casi 40 años, ese es su lugar en el mundo y esa es su gente.
– Yo añadiría que es bondadoso y cauto porque tiene las precauciones debidas frente a los peligros que pasan por ahí y le acechan.
Él es muy generoso realmente pero, efectivamente como dices, tiene las antenas como en alerta y sabe cuándo hay que cuidarse, cuándo hay que moverse un poco. En Colombia obviamente si uno vive en ciertas regiones, hay que estar alerta y saber que el conflicto en cualquier momento llega y pasa rozando por la esquina o te toca a la puerta de la casa.
Lo que se ve en la película es cómo hay un momento en que el conflicto le toca a las puertas de su casa y él queda como en el centro entrando en una situación de riesgo. Tontamente, creo yo, echa mano de lo que puede y sabe. Entonces él cree que adquiriendo un arma legalmente lo podrá defender o dar alguna garantía de seguridad, lo cual no es cierto porque no significa nada y yo esperaría que eso quedara claro en la película, que el acto de buscar un arma es simplemente algo desesperado de una persona que no sabe qué hacer, que es lo que nos pasa en muchas ocasiones a los colombianos; no sabemos qué hacer y eso es una impotencia absoluta frente a la situación de conflicto.
Lo que sucede después es que las comunidades aprenden a vivir y a convivir con esas situaciones de riesgo, se vuelven incluso más inteligentes que los mismos actores del conflicto; entonces superan esas condiciones que es lo que también sucede con Camilo.
– En una parte de la película vemos que Don Ca es un desplazado pero que acaba regresando. ¿Ese regreso es por el amor que tiene a ese lugar y a esa gente?
Sí claro, él decide moverse del lugar como una forma de prevenir alguna situación de mayor riesgo y puede hacerlo porque tiene las posibilidades de tomar un avión, de ir a su casa familiar y materna y de, entre comillas, «resguardarse», pero él realmente no se siente bien en esa otra ciudad a la que dejó y que el vuelve con cierta frecuencia aunque no es su lugar así que decide regresar porque su lugar está en esa zona del Pacífico donde ha construido esa casa medio desvencijada, muy básica pero que en realidad es mucho más rica que cualquier apartamento de ciudad porque tiene el río al lado y la posibilidad del paisaje de la selva. Por eso decide regresar y es un poco lo que la película plantea también porque es un hombre acorralado en un momento difícil de la vida, no es un joven pero tampoco es muy viejo, pero a los 62 años es muy difícil que decidas volver a arrancar tu vida en otro lugar. Él decide resistir y por esa razón regresa.
País: Colombia
Duración: 90 minutos
Dirección: Patricia Ayala
Producción Ejecutiva: Patricia Ayala
Producción General: Erika Salazar / Consuelo Castillo
Productor Asociado: Ricardo Restrepo
Dirección de Fotografía: Ricardo Restrepo
Sonido: José Jairo Flórez
Diseño Sonoro: Lena Esquenazi
Montaje: Gabriel Baudet
Año de rodaje: 2012
©José Luis García/Cinestel.com