«Granito de Arena» de Pamela Yates; en busca de la justicia y la reparación
El pueblo guatemalteco padeció entre los años 1982 y 1983 el castigo de una dictadura feroz del entonces presidente de facto del país Efraín Rios Montt. Se calcula que casi 200.000 personas mayas fueron asesinadas si se incluyen 45.000 desaparecidos de los que nunca más se supo. La documentalista estadounidense Pamela Yates, que en aquel momento rodó el film «Cuando las montañas tiemblan», regresó a Guatemala para documentar en «Granito de Arena» el proceso legal contra semejante genocida. Sus imágenes fueron determinantes para la imputación. DerHumALC lo premió en Buenos Aires como mejor película del festival.
En parte thriller político, en parte memorias, Yates nos transporta atrás en el tiempo a través de un relato cronológico que va de Guatemala hasta la Audiencia Nacional de Madrid y regresa de nuevo al país centroamericano. La realizadora estuvo en 1982 rodando y consiguió valiosos testimonios de oficiales y del entonces presidente que han sido incluidos en los juicios y que también se pueden ver en este trabajo. Ella cuenta a Cinestel más detalles sobre este proceso de búsqueda para llevar a un dictador terrible ante la justicia:
«Los primeros intentos tratando de buscar justicia fueron en Guatemala, pero como no hubo respuesta del Ministerio Público, viajó a España y se denunció en la Audiencia Nacional, pero como no fue posible extraditar a los acusados ante el juez español tampoco el caso prosperó en España, aunque todavía está abierto. Entonces el proceso volvió a Guatemala donde la fiscalía y la fiscal general de la nación, Claudia Paz y Paz, promovió que con la evidencia que fue descubierta en España se iba a abrir el caso en contra de Ríos Montt».
«Hubo un juicio que duró dos meses y el 10 de mayo de este año, Ríos Montt fue condenado por genocidio y crímenes de lesa humanidad y sentenciado a 80 años en la cárcel. Fue llevado directamente del juicio a la prisión».
– En «Granito de Arena» aparece la activista pro-derechos humanos Rigoberta Menchú pero no en la actualidad. ¿Ella sigue ahora luchando por estos temas?
Claro que sí. Estuvo casi todos los días en el juicio en contra de Ríos Montt. Ella se postuló dos veces como candidata para la presidencia en Guatemala, fundó una coalición de partidos políticos que se llama WINAQ y todavía está abogando en pro de los derechos humanos y de los pueblos originarios y sigue en la búsqueda por la justicia, que también es el tema de «Granito de Arena». Los guatemaltecos, incluyendo a Rigoberta Menchú, nunca han dejado esa búsqueda por la justicia.
– En el documental se menciona que los problemas que desembocaron en esta lamentable situación provenían del racismo, el miedo y la codicia. ¿La población de Guatemala sigue con miedo?
Sí, sigue ocurriendo. Hablando sobre la impunidad, la violencia política del pasado se ha transformado en violencia de narcotraficantes porque la impunidad del pasado no fue buscada, entonces si alguien puede matar a otra persona o a un grupo de personas sin pena jurídica, la impunidad sigue. Quienes pertenecieron a la guerrilla se han convertido en partidos políticos y se han reintegrado en la sociedad.
Y hablando sobre el miedo, el juicio contra Ríos Montt en Guatemala fue un punto de partida para acabar con parte del miedo en la sociedad en general porque es la primera vez que un ex-jefe de estado, un ex-presidente, fue juzgado por genocidio en contra de los pueblos originarios en todas las Américas, tanto en el sur como en el norte. Ése es un hito para los guatemaltecos.
Diez días después, la Corte de la Constitucionalidad decidió suspender la sentencia de Ríos Montt y no sé si van a reabrir el caso o no pero se ve como parte de esa impunidad porque el juicio contra el ex-presidente desenmascaró al aparato de impunidad en Guatemala y todo el mundo empezó un debate, una conversación curiosa nacional sobre si hubo o no genocidio.
– Tu primer documental data de 1982 pero me estaba acordando que años después de eso, no te puedo precisar ahora cuando, uno de mis maestros del periodismo, François Raitberger, que dirigía la oficina en Madrid de la agencia Reuters, me envió a una entrevista que le hice en exclusiva al entonces vice-presidente de Guatemala, Roberto Carpio Nicolle, en el Hotel Ritz de Barcelona (ahora Palace), y entre las cosas que me contó en el desayuno que mantuvimos me vino a decir que la guerrilla también había matado y cosas por el estilo. Igualmente me habló de la construcción de los pantanos hidroeléctricos que ahora tú explicas en el documental. ¿A ti te da la sensación de que siempre se intenta culpabilizar a la parte más débil?
No se puede comparar la magnitud de lo que hizo el Estado en Guatemala con lo que hizo la guerrilla. Según la Comisión de Esclarecimiento Histórico que hizo su informe final en 1998, en el 93% de la violencia las matanzas vinieron departe del Estado, del ejército, de las fuerzas de seguridad, 3% de la guerrilla y el otro 3% no se sabe. Sí que la guerrilla buscó y mató unas gentes pero no fue parte de su política, no tenían como blancos a una parte de la población y en cuanto a magnitud no se puede comparar una parte con la otra. Muchas personas dicen que eso no fue una guerra, que era una resistencia armada a una dictadura militar. En «Granito de Arena» se ven las armas que tenía la guerrilla y las que tenía el ejército con sus helicópteros.
– También existe el racismo, que no es propio de Guatemala sino que se extiende en otros muchos lugares, hacia el indígena con una especie de rechazo que también es denunciable. ¿Tu lo has percibido en Guatemala?
Sí claro, es terrible y sigue hasta hoy en día. Algo muy bello en el juicio de Ríos Montt en Guatemala es que cada día había entre cincuenta y cien mayas observando in situ el juicio. Su presencia era con la intención de testificar y observar lo que pasaba en silencio, con mucha dignidad, pero con una presencia importante. Los mayas ixiles dieron su testimonio en la misma sala que Ríos Montt y eso era impensable hace treinta años.
– En el documental alguien menciona que Guatemala es un país enfermo y triste. ¿No hay ningún revulsivo para que se pueda revertir esa situación, alguien que abogue por salir y por una reconciliación definitiva?
Hay una iniciativa para la justicia en el país, no solo es el caso de Ríos Montt, pero hay como diez otros casos emblemáticos en proceso ahora. En los últimos tres años hemos visto más acusaciones, más condenas que en los previos treinta años, así que algo está cambiando y se está moviendo, todo es difícil, pero cuando yo fui a hacer «Granito de Arena» en Guatemala, pensaba que iba a encontrarme con un país con gente muy deprimida, pero lo que yo encontré era lo opuesto, como yo digo, personas que nunca han dejado la búsqueda por la justicia como Fredy Peccerelli, como Rigoberta Menchú o como Alejandra García, y por eso decidí hacer este nuevo documental, para tratar de sacar a la luz las historias de los guatemaltecos que realmente tienen mucho coraje.
– Para los juicios se ve en el filme lo difícil que es encontrar pruebas materiales y los casos se tienen que armar la mayoría de las veces en base a testimonios como los de «Cuando las montañas tiemblan». ¿Eso es algo común a todas las denuncias de violación de derechos humanos?
Sí que lo es. En el caso de Guatemala no han encontrado mucha evidencia forense por fuera de testimonios directos, como demuestra «Granito de Arena». Los archivos históricos de la policía nacional, los documentos militares,… aún la entrevista que hice con Ríos Montt en 1982, son parte del panorama de la evidencia forense, pero siempre hay que buscarlo.
– ¿Tus documentales se han pasado en televisoras y en otros festivales?
Sí, pasaron por televisión en los Estados Unidos, en Guatemala y en varios países. En la televisión pública TVS ofrecimos un periodo de streaming de cuatro meses con los dos documentales en inglés y español y quitamos el bloqueo geográfico para que cualquier persona en el mundo entero con banda ancha pueda ver ambos. Tenemos versiones en inglés, francés, portugués, además de en español. Hemos estado en más de cien festivales y también ofrecemos DVDs de las dos películas en Guatemala gratis.
Nosotros como cineastas y activistas en derechos humanos hemos creado un ecosistema mediático. Eso quiere decir que el documental es una cosa pero al lado tenemos un proyecto digital que se llama Granito, cada memoria cuenta, que es un archivo público de recuerdos de lo que pasó en el genocidio, porque en Guatemala no se enseña sobre esto ni en el colegio ni en la universidad y los jóvenes quieren saber, quieren descubrir su historia. Es un proyecto interactivo intergeneracional y está en granitomem.com
También hacemos cortometrajes y una variedad de productos mediáticos para enseñanza, para los que quieren saber más y para usar en educación de derechos humanos en los Estados Unidos y en Latinoamérica.
– Comentabas que ahora regresas a Guatemala. ¿Es para hacer otro documental o por otro motivo?
Dos cosas. Primero vamos a hacer la versión de «Granito de Arena» en idiomas mayas, Ixiles, K’iches y Tzutujil, y emplearemos el importe del premio del Festival de Cine de Derechos Humanos de Buenos Aires para este cometido, porque se me hace a mí que hacer versiones en los idiomas de las personas más afectadas por la violencia es clave en el trabajo de derechos humanos. Y segundo, filmamos todo el juicio de Ríos Montt, hicimos una serie que se llama «Dictador en el banquillo», y estamos planeando hacer una tercera película sobre Guatemala, parte de la trilogía, sobre el juicio de Ríos Montt que llamaremos «500 años».
©José Luis García/Cinestel.com