«Kandahar Journals»; ¿Una imagen vale más que mil palabras?

Entrevista DocsBarcelona 2016
Louie Palu es un reportero gráfico estadounidense que ha fotografiado con su cámara el enmarañado conflicto que golpea a la población de Afganistán desde hace décadas. Estuvo durante cinco años trabajando allí, según dice para intentar comprender lo que sus padres le contaban sobre la II Guerra Mundial en Italia, así como un tío que la estuvo padeciendo en Francia. Fue en realidad una especie de reencuentro con su pasado familiar y también consigo mismo, con su propia identidad.
Mientras estuvo en la zona, lo acompañó Devin Gallagher, un nuevo director que estaba haciendo las prácticas de un curso de edición y producción de películas de cine y en esa cercanía es donde surge la idea de hacer un documental muy original.
La narrativa del filme sigue los diarios personales que Louie Palu escribió en Kandahar desde 2006 hasta 2010, a partir de la experiencia personal del fotógrafo y aquí también co-realizador. Los directores decidieron utilizar un formato poco convencional para contar esta historia, vanguardista y experimental, pivotando entre las líneas del frente de la guerra y la paz familiar en el hogar.
«Kandahar Journals» va más allá de un documental de rasgos conocidos y de la narración lineal, con el objetivo de mostrarle al espectador la profundidad psicológica en la que se hallaba su protagonista en las diversas etapas de su trabajo como foto-periodista en Afganistán, pero manteniendo siempre la cruenta guerra como centro del relato. De hecho, la tesis principal de la película surge a partir de un bombardeo.
El trabajo habitual de los fotógrafos transmite unos esquemas gráficos del conflicto, pero nunca la experiencia de la guerra, como sí hace el cine documental que por ser un poco más sofisticado es capaz de trasladar una determinada idea del autor.
Llegado a Barcelona para la presentación del filme en el festival DocsBarcelona, el director se muestra muy curioso acerca de la idiosincrasia local y bastante preocupado por el drama de los refugiados, pues ya lo conoció en 2004 trabajando en Pakistán, al tiempo que considera que no haber sabido hacer frente a esas guerras ha complicado lo que después ha sucedido en Siria.
Louie Palu responde estas preguntas para los lectores de Cinestel:
– ¿Cómo se desenvolvió su trabajo en la guerra? ¿Qué ayudas tuvo para poder sobrevivir en un conflicto?

Louie Palu
Hay dos formas de trabajar la guerra y una es como independiente (freelance) en la que lo que haces es contratar a quien llamamos un «fixer», que es un periodista local, como guía y traductor, y entonces trabajas por tu cuenta. Esa facilidad te permite ir a cubrir un bombardeo o un atentado terrorista, y eso es lo que yo hice.
También se puede trabajar solo, sin acompañantes, pero entonces no puedes cubrir un combate porque si vas sin guía no sabes en qué lugar tendrá lugar una batalla y por tanto no sabrás adónde ir. O bien vas acompañado de soldados afganos o, un poco como todos, acabas aceptando la posibilidad de que los talibanes o te secuestren o te maten. Por tanto, más que de ayuda, hablaría de tener acceso, porque yo iba desarmado y nunca tomé partido. Lo que sí sería difícil es cubrir en solitario una batalla porque te pueden matar, entonces lo importante es acceder a un lugar desde donde puedas ver qué hacen los dos bandos y divisar un poco mejor si se respetan los derechos humanos, documentar la lucha que se está produciendo, y por tanto poderla explicar a otros.
También de alguna manera sí que hay otros periodistas que te ayudan, pero yo no hablaría tanto sobre ayuda, sino que más de acceso.
– ¿Qué diferencias dentro de la situación de guerra encontró entre la capital del país, Kabul, y la zona de la provincia de Kandahar donde usted estuvo la mayor parte del tiempo?
La situación es en sí muy diferente porque originalmente Kandahar fue la primera capital del país, pero después se trasladó a Kabul. En Kandahar no hay una comunidad internacional y en Kabul sí. Como explicamos en la película, los talibanes comenzaron en Kandahar y después llegaron a la actual capital. La distribución tribal, podríamos decir, es también muy diferente en una ciudad y en la otra: Kabul tiene 17 millones de habitantes y Kandahar solo uno.
Además de ello, Kandahar tiene una situación estratégica que si vienes de Oriente Próximo desde Irán, te encuentras el desierto y también una cadena montañosa. Entonces, la única forma de atravesar el país es a través de Kandahar. Yo diría que es uno de los lugares más violentos y por los cuales se ha luchado más, porque ya había guerras por aquella posición en épocas de Alejandro el Grande. El primer año que residí allí hubo 180 atentados suicidas.
Y para añadir más elementos, es una zona de culto religioso; de hecho en Kandahar es donde se encuentra la toga del profeta Mahoma y eso quiere decir que es el lugar más sagrado, donde además está enterrado el fundador de Afganistán, el Mullah Omar, y también es donde AlQaeda planificó los atentados del 11 de septiembre. Por tanto es un lugar que también se replegó mucho en el extremismo. Y como que tiene esta carga espiritual tan grande, pues para los talibanes es como una Meca, como un «Vaticano», un lugar sagrado, y por eso lo defienden y luchan mucho.
– Después de haber vivido todo este conflicto que, al menos desde aquí, parece como si fuera a ser interminable, ¿cree que se ha creado un círculo vicioso de difícil salida?
Bueno, las guerras ahora, si no surgiera otra cosa diferente, duran para siempre. Los hoteles donde me estuve hospedando en Afganistán han sido destruidos por los talibanes, por ejemplo. Y la época en que había una parte que se rendía, ya no existe. Se necesitan nuevas soluciones. Lo que hacíamos hasta ahora ya no funciona. ¿A quién ganas en una guerra y cómo? Porque ahora la guerra acostumbra a ser psicológica más que una lucha entre dos ejércitos donde uno ha de ganar al otro. Eso ya no es así porque en la actualidad un terrorista puede estar caminando por la calle y no sabemos quién es.
(Programado en DocsBarcelona del mes durante todo enero del 2017)
©José Luis García/Cinestel.com