«La Flor de la Vida», mujer coraje que decide tomar una gran decisión

DocsBarcelona 2018
Es una película muy chiquita, y al mismo tiempo está ligada al progreso de la relación interpersonal de una pareja octogenaria, que se han querido y aguantado durante cinco o seis décadas, y que en un momento que tal vez debiera ser cumbre, repentinamente surge un imprevisto entre ellos dos.
Las documentalistas uruguayas Claudia Abend y Adriana Loeff proponen en este filme una historia sobre el final del amor causado por la apatía.
«La Flor de la Vida» presenta a Aldo, un hombre de 85 años que se ha pasado gran parte de su vida siendo una especie de playboy o guaperas, vinculando sus relaciones familiares a un cierto tono machista, pero al mismo tiempo llevando una vida lo más placentera posible, en convivencia con su apaciguada esposa Gisella.
Pero con su carácter incisivo y presumido, a Aldo no sabe lo que le espera.
Estamos ante un documental creativo hecho con mucho esmero y cariño de las realizadoras por sus personajes, una pareja que pasaron unidos la mayor parte de sus vidas, y que ahora comienzan a preguntarse si lo de amarse es para siempre, reconociendo también que la vida tiene muchos caminos distintos que se pueden recorrer. Y las directoras muestran muy bien ese vínculo que define a una pareja que se formó en otras épocas muy distintas.
«La Flor de la Vida» tuvo apoyos de The Filmmaker Fund en el Festival de Sundance, donde previamente su primer corte fue seleccionado junto con otras tres películas para hacer un visionado de esos 4 cortes y pasar a trabajar una semana intensiva con los montajistas, ante lo cual fue elegida para ser co-financiada.
Claudia Abend estuvo en Barcelona para presentar el documental y respondió estas preguntas de Cinestel:
– Al público le hace gracia y ríe durante las proyecciones. ¿Cómo decidieron abordar el tema del proyecto en este tono de humor?

Claudia Abend
La gente se muere de la risa, porque el protagonista del film es muy divertido y seductor y esa fue una sorpresa que nos dio el empezar a mostrarla ante el público. Es una historia muy dura también, pero que tiene mucho humor, sobre todo por el personaje. Nosotras queríamos una película que hablara sobre el final de la vida. Entonces pusimos un aviso en el periódico para que los mayores de 80 años que quisieran contar su historia para un filme, nos llamaran a un número de teléfono.
No sabíamos si alguien iba a llamar, pero el teléfono se desbordó. No paraban de llegar llamadas y llamadas, y decidimos que valía la pena hacer una especie de casting, filmarlo y ver qué salía de eso, pues nos parecía un experimento interesante.
Entonces organizamos una agenda, y durante una semana cada 15 minutos pasaba un octogenario, se sentaba en una silla y yo le preguntaba que por qué había llamado y qué es lo que le parecía importante de su vida para contar en una película. Estuvimos toda esa semana encerradas en un teatro, en un mundo paralelo, hablando con octogenarios que nos venían a contar su historia de vida. De ahí surge este hombre que se sienta en la silla y dice: ¡Yo soy el protagonista perfecto para esta película! Así se presenta él, y termina teniendo razón.
– ¿Creyeron desde un principio que la forma en que es tratado el tema en su película daría buenos resultados?
Es que no es un caso que, como ocurre con muchos de los documentales, presente unas realidades muy extremas que están pasando en este mundo, sino que en realidad es todo lo contrario. Muestra una historia con la que lo que nos viene pasando en festivales con el público es que puede identificarse como las vivencias de todo el mundo, porque es muy universal y común, así como agridulce, ya que hay quien se siente reflejado con lo que le está pasando o con lo que le pasó a sus padres, abuelos o vecinos, e incluso temen que les pueda pasar a ellos.
En concreto, «La Flor de la Vida» cuenta la vida de una pareja en la que él es un hombre muy inteligente, carismático y que se lleva el mundo por delante, encantador y mujeriego; mientras que ella tiene un perfil mucho más bajo, es más sencilla, es más discreta, tranquila,… y al principio, cuando ellos son jóvenes, hay una fascinación, amor, vida, historia,… tienen una vida juntos muy linda y muy tradicional, de algún modo.
Para nosotras, el punto clave de la película es el momento de la vida en el que ellos se encuentran ante la vejez y la cercanía de su final y cómo Gisella va cobrando mucha más fuerza, porque termina siendo ella la que toma la gran y trascendental decisión.
©José Luis García/Cinestel.com