En “Otra Semilla” Matías Scarvaci indaga en los derechos hereditarios
Estreno en Argentina
Dolores Etchevere es una mujer perteneciente a una de las familias terratenientes de Argentina. A partir de la muerte de su padre, se ve despojada de manera fraudulenta, por parte de su familia, de todos sus derechos hereditarios. Obviamente, ella no se queda quieta y trata de defenderse durante once años, un periodo en el cual se vincula con Juan Grabois y el Proyecto Artigas, y decide volver a la casa de su infancia.
El realizador argentino Matías Ítalo Scarvaci aborda en “Otra Semilla” toda esta problemática en clave documental y poniendo el foco en un hecho inusitado que en su momento (octubre de 2020) sucedió en la estancia Casa Nueva, en Santa Elena (Entre Ríos), y que fue difundido en aquel momento por algunos medios masivos televisivos.
La película expone el resultado de la vinculación de Dolores con Juan Grabois, un dirigente de movimientos populares que lidera un grupo de diferentes organizaciones orientadas a la agricultura ecológica y a la mejora del entorno rural para la consecución de un modelo agrario sostenible, libre de agrotóxicos y de la explotación indiscriminada de los recursos terrestres.
Dolores sostiene que su firma fue falsificada en el expediente sucesorio y sigue peleando por ello en los estrados judiciales, pidiendo que se consideren nulos todos los actos jurídicos posteriores a esa signatura que ella afirma que nunca hizo. Los problemas que está generando la cultura patriarcal fueron los motores a la hora de que Scarvaci decidiera meterse de lleno en la idea de mostrar este conflicto a través del medio que ofrece el cine documental.
Este director tiene ya estrenadas una serie de películas que de una forma u otra siempre están vinculadas a su otra profesión, abogado, siendo tal vez la más conocida la de “Los cuerpos dóciles” (2016), aunque también rodó otras como “La Sed” y la sobresaliente e impactante “El libro de los jueces”. Matías siempre cuida todos los detalles, inclusive aquellos que no se ven, como puede ser el sonido, que en “Otra Semilla” estuvo a cargo de Victoria Pereda, Nicolás Torchinsky en la dirección y Gaspar Scheuer en la posproducción, además de Valeria Racioppi en el montaje final y Armin Marchesini Weihmuller en la fotografía.
Y lo que la película en realidad hace es destapar un recorte, una parte, con la cual intentar imaginariamente construir un todo, al no poder reflejar visualmente los once años de acciones abusivas que Dolores presumiblemente habría padecido, pero que están avalados por las denuncias formuladas a través de su abogado Facundo Taboada. El origen de este tema judicial guarda relación con la división de tierras a partir de la constitución de los estados provinciales en lo que respecta a esas familias terratenientes que fueron incorporando grandes extensiones de territorio a su patrimonio, al tiempo que sus miembros iban ocupando cargos en lo político y lo judicial o en los medios locales de comunicación.
Scarvaci comienza esta entrevista resaltando que “este episodio saca a la intemperie un poder que está naturalizado e invisibilizado y que lo ejercen de una manera muy concentrada, siendo muchas veces la ley el límite a ese poder, porque precisamente son ellos quienes lo han creado, al igual que las leyes. Las leyes muchas veces las crean los ganadores”.
– Hay espectadores que prefieren no saber mucho a priori sobre el tema de la película que van a ver y otros que sí, ya que eso no les importa tanto. En este caso hubo una cobertura de medios masivos previa y yo te pregunto. ¿Es mejor saber poco o por el contrario, saber mucho antes de ver el documental?
Yo creo que se pueden dar las dos hipótesis. Por un lado, me parece que conocer el tema no le quita interés e incluso en un momento de la edición perduró bastante la idea de empezar por el final, como para sacarnos de encima esa obligación narrativa de generar misterio o incógnita acerca de cómo termina. Pero después lo modificamos y lo dejamos tal y como cronológicamente se fueron dando los hechos.
“Otra Semilla” tuvo un buen recorrido a nivel festivales, estuvo muy bien recibida en Guadalajara (México), tanto en Work in Progress como en Competencia; allí ganó un par de premios y ellos ni conocían los nombres propios ni sabían nada del tema, pero sin embargo el contenido generaba interés e interpelaba, porque se trata de un asunto que traspasa las fronteras y que probablemente se pueda extrapolar de Argentina a otros países en donde tal vez las construcciones de poderes familiares puedan ser inclusive parecidas.
– Y si tu película previa es muy valiosa y meritoria, como te ocurrió a vos con la mayoría de las anteriores, ¿ese espectador espera que continúes en una línea parecida o apreciaría mejor una innovación aún mayor a nivel narrativo?
Es una buena pregunta. También el documental pelea por hacerse paso entre un público. Es dificultoso encontrar los caminos y los canales de difusión, que muchas veces son los festivales internacionales los que los generan hacia la película, porque internamente es complejo poder acceder a un público masivo.
En ese sentido, se trata de un camino más solitario el de valorar la dicotomía entre seguir por una línea parecida o poder cambiar totalmente. Ahora mismo estoy filmando una película, ya estoy inmerso en el rodaje, y estoy escribiendo mi primera ficción, que si bien posee otro itinerario distinto, es de una temática similar pero con una construcción netamente ficcional.
Pero también hay que decir que hacer cine depende de las estructuras de producción y entonces siempre estamos entre lo que uno quiere y entre lo posible, en esa transacción entre ambos criterios. Progresivamente van apareciendo los temas y los personajes, y una película es muchas veces consecuencia de la otra. En mi caso encontré una forma de (entre comillas) “naturalmente” pasar de una película a la otra, para serle fiel a un camino que se va dando un poco por mi empuje y también intuitiva y azarosamente. Hay algo de eso que me parece que en estos momentos a mí me funciona.
– Yo recuerdo ahora haber oído decir al Dr. Julio Raffo que él aconsejaba que los directores de cine, sea de documental o ficción, cuenten con un abogado que les pueda asesorar, sea cual sea el trasfondo de la película. Pero vos sos abogado y director. ¿Ratificarías estas palabras? ¿Es mejor que cualquier documental como éste que trata un tema conflictivo, pueda contar con el asesoramiento de un profesional del derecho?
De manera básica y elemental, yo creo que sí. De hecho, yo he acudido a los servicios del colega Raffo en algunas circunstancias. Y siempre hay que tener en cuenta el encuadre jurídico, aun cuando me parece que no es una condición sine qua non tener un asesoramiento jurídico permanente, pero sí que me parece importante entender cuál es ese encuadre para saber cómo actuar, cuáles son los límites y los problemas que uno pueda llegar a tener.
– Y en este caso en el cual planteas un asunto tan conflictivo, igualmente se sumarían los problemas que pudieran llegar departe de otros, quizá ajenos a la producción de una película que refleja puntos de alta tensión entre personas, ¿no es así?
Sí, acá hubo mucha tensión, mucha violencia y mucha incertidumbre. De todas las películas que hice, ésta es la que más está atravesada por la política. En ese sentido, sí que podría llegar a tener alguna derivación jurídica-legal, pero también cuando uno se plantea el tema a documentar, hace una evaluación de los riesgos que eso implica, y siempre está la decisión de tomarlo o no. Hay situaciones en las cuales han aparecido temas para posibles documentales que me parece que excedía el riesgo que yo podía tomar, y entonces lo dejé pasar.
– Es curioso porque no solamente hubo la presencia de tus cámaras en el lugar donde la acción de “Otra Semilla” se desencadenó, sino que también sobrevino la presencia de las cámaras de algunos canales televisivos de difusión nacional, y yo me pregunto que por qué unos medios tan masivos se desplazan a ese lugar para grabar imágenes de lo que está ocurriendo.
Lo primero que es inédito es que una mujer perteneciente a esa familia se rebele ante el mandato patriarcal y machista, y ante semejante poder, porque estas situaciones también vimos posteriormente a rodar la película que son muy comunes, pues se nos acercaron muchas mujeres que padecen las mismas injusticias y que son atropelladas tanto en sus derechos hereditarios como en los más elementales.
Por otro lado, esta familia también tiene entre sus miembros antecedentes de ministros de agricultura recientes en el gobierno, y de gobernadores anteriormente. Es una familia que tiene una actividad pública aquí en la Argentina. Eso me parece que despierta el interés de los medios de comunicación, al igual que la asociación de ella con un dirigente popular para que sea su abogado.
Todo eso era un coctel de enfrentamiento, de conflicto garantizado, en el cual los medios van a poner el ojo porque es una situación muy confrontativa en la cual los protagonistas son personajes públicos. También es importante pensar en dónde se pone el foco y qué relato se construye, pues independientemente de los hechos, de los expedientes o de la documentación, muchas veces no importa la verdad, sino que se construye un relato de posverdad por sobre los hechos. Entonces, de alguna manera, la película también muestra cómo los medios de comunicación ejercen esa construcción de un relato.
Eso es muy contemporáneo y en un punto es muy grave porque genera mucho condicionamiento para las personas y entonces eso también es aleccionador, ya que si te ponés a defender tus derechos ante estos poderes, probablemente pagues las consecuencias.
– La protagonista está amenazada por sus hermanos varones y por su madre. ¿Crees que el hecho de estar rodando el documental, de alguna manera modificó el comportamiento que pudieran tener estos hermanos con respecto a la protagonista?
Yo creo que seguramente sí, no obstante en la película se despliegan situaciones de violencia, de no respeto a la ley ni a los fallos judiciales, ante un fallo judicial que claramente indica el cese del acoso y el cese de cualquier acto de violencia. Ese fallo es violado, incluso con la cámara en funcionamiento, quizás no en la magnitud en la cual la protagonista narra cómo fueron los episodios de violencia sin que la cámara esté prendida o en los episodios anteriores, la historicidad de esos vínculos. La cámara atempera pero no inhibe las situaciones de violencia.
©José Luis García/Cinestel.com