«La Plaga» de Neus Ballús; …y dígame, ¿cómo se hace para no pensar?

«La Plaga» es una coproducción de El Kinógraf, Televisió de Catalunya y Arte France «La Lucarne», con apoyo del ICAA, que con una propuesta que se acerca mucho a algunos filmes de Carlos Sorín, emplea el formato semi-documental para que sus protagonistas actúen como ellos mismos, pero en este caso sin la intervención de actores profesionales. La película fue exhibida en la sección Forum de la Berlinale 2013 y nominada a los Premios Lux del Parlamento Europeo.
La acción del film está ubicada en el extrarradio de Barcelona y ahí vemos cinco historias muy humanas, cada una con sus respectivos problemas, que originalmente parecen inconexas pero si profundizamos un poco más en ellas nos damos cuenta de que no están tan alejadas las unas de las otras. La crisis económica y la lucha por sobrevivir planean continuamente por sobre el relato.
Lurie Timbur es un joven inmigrante moldavo que se prepara para un futuro combate de lucha libre mientras espera que le den sus documentos legales trabajando en el campo junto a Raúl, un agricultor que se hizo cargo de la granja de sus padres. La situación es precaria porque una plaga de mosca blanca ha infestado los campos y amenaza con arruinar el rendimiento de la cosecha.
Los problemas respiratorios han obligado a su vecina María, campesina de casi 90 años, a entrar en una residencia de ancianos. Allí conoce a la enfermera geriátrica filipina Rosemarie que lleva poco tiempo viviendo en España y hace su camino al trabajo todos los días a pie. En un camino próximo a la autopista, Maribel se sienta en una tambaleante silla de jardín, tratando de ganarse la vida para ella y su hijo desempleado como prostituta.
«La Plaga» refleja varios temas que guardan relación con el comportamiento de sus personajes que hay que tener en cuenta: la forma de rebelarse y de afrontar una crisis económica, el desarraigo, la soledad y la necesidad de dedicar un espacio de tiempo a la reflexión.
Dentro del desarraigo, el abandono del medio rural y del contacto directo con la naturaleza planea también en todo momento durante la película. Raúl está convencido de que alguien tiene que hacer los trabajos del campo, pero su mujer se ha llevado a los hijos a una zona urbana próxima al mar. Mientras tanto, Lurie hace gala de un culto desmedido por su cuerpo y su vida se desarrolla siempre en torno a ese factor de fuerza física, aunque dentro del campo y en el gimnasio.
De los cinco personajes, quizá el más interesante es María Ros, fallecida en 2012. Aún siendo una mujer del campo, pudo cultivar su propia riqueza intelectual observando crítica y reflexivamente su entorno más inmediato, de ahí que parezca un rara avis con respecto al resto de residentes ancianos del edificio que ocupa. En un momento del film, la cuidadora filipina le recrimina que piense tanto y ella responde: «…y dígame, ¿cómo se hace para no pensar?». Por contra, Maribel, la meretriz, es la más difícil de seguir y probablemente por ese motivo aparece menos en la película.
Tema importante el que plantea el film sobre los movimientos migratorios y lo hace justo al lado de la gran urbe barcelonesa, en la pequeña población de Gallecs. Muchos se fueron a la ciudad huyendo del trabajo físico del campo pero cuando hay una crisis, ésta afecta a todos por igual. «La Plaga», antes que explicar comportamientos genéricos, se fija en unas personas concretas que están contentos con lo poco que tienen y hasta conservan y cuidan sus viejos automóviles, todos con matricula antigua. Se aprecia también en todos los personajes, su marcado sentido de la supervivencia.
La realizadora, Neus Ballús, explicaba así su trabajo: «Al principio pensaba que ‘La Plaga’ sería un retrato de un lugar, y finalmente ha acabado siendo el retrato de un serie de personajes que se han entregado sin reservas a la película. Eso no significa que como cineasta no haya tomado un papel muy activo en la elección de todos los elementos que forman parte de la película. Lejos de hacer un documento desde la observación, filmamos como en una ficción: hicimos que pasaran cosas, provocamos el choque entre personajes y el choque de ellos mismos con su drama. Toda la construcción fílmica está al servicio de los personajes: es una especie de plataforma elevada desde donde ellos se pueden expresar, y pueden surgir sus emociones y gestos más auténticos».
«Es paradójico, pero esta gran construcción es la manera como sentí que podría emerger con más fuerza la realidad auténtica de estas personas únicas, con toda su humildad y fortaleza» -dijo Ballús.
©José Luis García/Cinestel.com