«Shootball», de Fèlix Colomer; caso Maristas y la mente de un pederasta
DocsBarcelona 2018
Los maristas forman una congregación católica peculiar, pues no está compuesta por clérigos sino que por novicios dedicados de pleno al mundo de la enseñanza. Hace un tiempo salieron a la luz noticias sobre denuncias de presuntos abusos y agresiones sexuales de ciertos profesores a alumnos que cursaban estudios en estos centros. Fèlix Colomer («Sasha» – 2017) aborda en su segundo documental el que es conocido como el Caso Maristas, un delictivo escándalo sobre el que se ha sabido que unos 20 niños pudieron haber sido víctimas del único delincuente confeso, pues hubo otros acusados que fueron absueltos por su prescripción. Todos estos delitos se habrían cometido a lo largo de 40 años.
«Shootball» es un acercamiento al tema a través del pederasta que confesó al colegio su culpa, y del padre que por primera vez puso estos hechos en conocimiento de los jueces.
Si bien las resoluciones judiciales excluyen a la orden religiosa de tener cualquier responsabilidad en estos sucesos, el ex-profesor Joaquim Benítez es el único con causas pendientes, y aun cuando él ya ha reconocido haber cometido los hechos de los que se le acusa, hoy en día goza de plena libertad de movimientos a la espera de unas citaciones a juicio que no llegan, bajo la elevada amenaza hacia los perjudicados de la posible prescripción de los delitos.
La película contrapone la visión del pederasta con la de Manuel Barbero, el primer padre que le denunció. Ambos tienen unos orígenes similares, pero sin embargo este familiar de una de sus víctimas ha llevado siempre una vida mucho más honesta que la del protagonista del grave caso delictivo que aquí se constata.
También cuenta con los testimonios de algunos chicos maltratados, quienes claman justicia y medidas para que estas cosas no vuelvan a ocurrir.
Fèlix Colomer responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Cómo te llegó a interesar este tema para hacer un documental?
El Caso Maristas era un asunto muy conocido aquí en Catalunya. Doce pederastas habían recibido 43 denuncias y todos ellos trabajaban en tres colegios de la misma entidad. A partir de ahí comencé a recopilar todo lo que se había dicho hasta la fecha en la prensa, además de hacer todo un trabajo de investigación propio.
Nuestro referente, un poco humildemente era la película «Spotlight», porque también nos grabábamos a nosotros, ya que era tan importante lo que pasaba delante de la cámara como detrás de ella. Encontramos que mucha gente no quería hablar y que teníamos muchas instituciones implicadas en que haya habido 12 pederastas en 30 años en estos tres colegios. Y finalmente, lo que también queríamos es que todo el mundo que hablara en la película lo hiciera a cara descubierta. Tenemos un pederasta, cuatro víctimas y testimonios de políticos, abogados o policía, todos ellos mostrando su rostro.
– ¿Accedieron a la primera o hubo quien no quiso salir?
Ha sido un proceso muy largo, incluso con el propio pederasta; de hecho había una versión previa del montaje sin él y luego, cuando lo tuvimos, pues todo cambió, evidentemente. Lo que le dijimos para convencerlo es que estaba visto como un monstruo por toda la sociedad y que ésta era la única forma de darle voz y que alguien pudiera llegar a entender sus motivos y a comprender porqué ha hecho lo que ha hecho.
En el caso de los maristas, una vez los entrevistamos, yo creo que al ver nuestra juventud no se esperaban nuestro desparpajo, ni que tuviéramos tantos papeles y tanta información; estuvimos hablando tres horas y media con el director del colegio, quien casi no había concedido entrevistas, y al día siguiente incluso nos llamaron para preguntar que a ver qué hacíamos con este material, porque si no quizá tomarían medidas.
Con otras instituciones como la Generalitat de Catalunya también ha sido muy difícil, y cuando queríamos hablar con las conselleras, con la gente que manda, nos ponían con segundos cargos que no tenían ni idea de nada, y aún era peor. Los mossos d’esquadra tampoco querían atendernos. Ha sido todo muy difícil.
– ¿Después de este documental tienes claro si la Iglesia protege o quizá intenta ocultar estos temas?
El documental en ningún momento habla de la Iglesia. No sale la palabra Iglesia ni una vez porque de lo que hablamos es sobre cómo un colegio no ha gestionado bien nada y a él lo han encubierto, ya que se sabe que hay gente que lo sabían y no hacían nada al respecto. El propio pederasta nos cuenta cómo le pillaron algunas veces con alumnos y le dijeron que no pasaba nada, que él había cortado con su novia y que entendían que en ese momento tuviese que tocar a niños. Así de surrealista es este asunto. Pero ese otro aspecto de la Iglesia, no lo hemos tratado.
– ¿Y hubo algún momento que significara el detonante para daros cuenta de que teníais una historia válida para contar al conjunto de los espectadores?
Lo primero importante que tuvimos, y es uno de los hits de la película, es la llamada telefónica entre el padre que destapó todo el Caso Maristas y el pederasta de su hijo. Pero es una llamada con mucho empaque; de hecho ellos estuvieron hablando una hora, y en la película sale mucho menos por la razón de que también lo tenemos a él hablando a cara descubierta. Pero ese momento de encontronazo fue importante y es llevado casi con una cierta empatía, porque lo que quiere el padre es extraer información del pederasta para ir contra los maristas y que no se vayan de rositas.
©José Luis García/Cinestel.com