Documental «SMO, el batallón olvidado» denuncia manipulación infantil y juvenil en Argentina. *Por Marcelo Goyeneche

Jóvenes civiles pobres a los cuales se les da un arma y se los envía a reprimir a la población civil (Tucumán, 1975). Jóvenes civiles pobres a los cuales se los quiere encerrar en un cuartel para recibir a través del «Servicio cívico voluntario’’ una formación que los convierta en «seres productivos’’ para esta sociedad y así alejarlos de las drogas y el delito (Argentina 2011, proyecto de Ley con media sanción en el Senado). Jóvenes y niños de entre 5 y 15 años que reciben instrucción policial en la denominada «Policía Infantil’’ (Argentina, 2011).
En 1901 durante una maratónica sesión en la Cámara de Diputados se aprobó la Ley 4031 que contemplaba la creación del «SMO’’ Servicio Militar Obligatorio. El objetivo de esa Ley decía el Teniente Coronel Pablo Riccheri : «es convertir a los jóvenes en un poderoso elemento de moralización pública’’.
Han pasado 110 años de aquella jornada histórica y las cosas parece no han cambiado mucho.
Mientras el soldado Carrasco moría asesinado en un cuartel del Sur en 1994 haciendo la conscripción, en otros lugares del país se alentaba la creación de la «Policía infantil’’ que hoy ya cuenta con más de 15.000 niños y adolescentes entre sus filas. En aquel 1994 con el decreto 1542, Carlos Menem abolía la colimba en lo que podríamos decir fue una de sus mejores actos de gobierno pero como un estigma argentino tuvo que suceder por una tragedia, la muerte de Omar Carrasco, pero antes que él sufrieron torturas y vejámenes de todo tipo cientos de jóvenes.
Muchos desconocen lo que le sucedió al soldado conscripto Carrasco, como también desconocen que entre 1975 y 1983 más de 150 soldados conscriptos desaparecieron haciendo ‘’la colimba’’.
«SMO, el batallón olvidado’’ toma como eje central el análisis de los hechos acaecidos en 1975 durante el Operativo independencia en Tucumán pero a la vez lo utiliza como ejemplo para comprender ciertos fenómenos que suceden en el presente y que están íntimamente ligados a nuestro pasado reciente, que por momentos parece volver de forma cíclica y trágica en nuestra país.
Recurrir al pasado para alertar sobre el presente, ese creo es el motivo fundamental de este documental. Tomar la historia como algo aislado, algo que ya sucedió y no volverá a pasar, es no entender el entramado de las sociedades y su desarrollo y el fantasma de la construcción de un nuevo genocidio. Lo único verificado es que desde tiempos inmemoriales se inventan enemigos que se sacrifican, que luego se inventa un nuevo enemigo y se produce un nuevo sacrificio, que es más clara y dramáticamente notorio a medida que la civilización moderna se planetariza y avanza la tecnología y cada nuevo sacrificio importa nuevos homicidios masivos, en forma de genocidio o de crímenes de guerra con efectos colaterales o bajo otros eufemismos’’(1).
Ayer las organizaciones armadas eran el enemigo a eliminar, las clases dominantes sentían que su hegemonía estaba ciertamente cuestionada, hoy los enemigos para la sociedad son los menores pobres a los cuales se los quiere «culpar y castigar’’ por todos los males relacionados con la falta de seguridad. «Víctima expiatoria no puede ser cualquiera, sino solo aquella que es extraña pero no del todo diferente y que por eso puede encarar el mal de toda la sociedad, la violencia de todos sus integrantes, sin importar si es culpable o inocente»(2).
Mano dura y demonización de los menores parece ser para algunos sectores la solución a nuestros problemas y en un año electoral ya vemos a muchos políticos trabajando en ese sentido para captar votos. Los mismos políticos y sectores de la sociedad que parece, no se preguntan: ¿quién se llevó a Luciano?, ¿Dónde está Luciano Arruga?.
*Marcelo Goyeneche, director del documental.
(1) ‘Crímenes de masa’ de Eugenio Raúl Zaffaroni.
(2) ‘La violenza e il sacro’ de René Girard.