«El Inventor de la Selva» (Sobre la marxa) de Jordi Morató; retratando al Tarzán de Argelaguer

Sugestivo y estimulante, este documental es todo un hallazgo desde distintos puntos de vista. Participó en la sección Bright Future del Festival de Rotterdam, donde alcanzó una muy buena nota entre la crítica especializada por ofrecer una imagen fresca y penetrante acerca de un creador sin igual que fue capaz de imaginar e inventar un espacio natural único en el cual tuvo la oportunidad de evocar a su gran ídolo en la ficción, Tarzán. Jordi Morató debuta en la dirección con este cautivador film que lleva el sello de la productora del cineasta catalán Isaki Lacuesta.
Como una oda a la necesidad creativa, Josep Pujiula, conocido popularmente como el «Garrell», alias «Tarzán d’Argelaguer» -población situada en la comarca catalana de La Garrotxa-, construye en el bosque con sus propias manos, obras de ingeniería tan bellas como inverosímiles. En la película lo vemos reduciendo a cenizas todo eso que construía para volverlo a reconstruir, una vez tras otra, durante los últimos 45 años.
Garrell crea manualmente laberintos, cascadas y casas encima de los árboles, todo con madera y a veces piedra, desarrollando con excentricidad las más sorprendentes estructuras oníricas y laberínticas, al tiempo que haciendo que todo parezca el set de una película de aventuras de la selva. El creador de la jungla también es capaz de domesticar el agua jugando con ella y tiene como solo objetivo mantenerse ocupado.
Todo el mundo es bienvenido en su selva. Los bosques no le pertenecen a él, no son de su propiedad. Al excéntrico pero adorable Garrell lo visita un adolescente local llamado Aleix Oliveras, quien portando una cámara de vídeo de cintas magnéticas, acuerda grabar algunas películas a modo de ficción en las que el autor de ese singular espacio interpreta a un nuevo Tarzán. Esas diferentes películas se rodaron a lo largo de la década de los ’90 y forman parte de las imágenes de archivo que incluye el documental. Aunque son cintas magnéticas en un formato de pantalla más estrecho del que ahora se usa, merece la pena ver el montaje de Morató con ese Tarzán que se siente perseguido por la ‘raza humana’ y no quiere saber nada del ‘hombre civilizado’. Él es el rey de una selva en la que incluso le va a enseñar a su hijo a sobrevivir.
Obviamente, el relato abarca distintos años e incluye también imágenes cedidas por su descubridora a nivel internacional, la historiadora del arte Jo Farb Hernández, quien trabaja en California para dos Universidades. La parte final está constituida por tomas captadas por el realizador, siendo éste su trabajo de tesis de la escuela en la que Lacuesta imparte clases en Barcelona, donde Garrell se enfrentará a los pocos emprendimientos que hace la burocracia para adaptarse a las singularidades de cada uno y ser más flexible.
Aunque el film no lo especifica del todo, existe una plataforma en Argelaguer que aboga por mantener y cuidar estas estructuras que han sido elogiadas por su originalidad en distintas partes del mundo y sobre las que se han editado varias publicaciones. El entrañable Garrell tiene ahora 76 años de edad y se puede decir que cumplió sus sueños y que ya eso no se lo puede quitar nadie. Fascinante e intrigante debut de Jordi Morató porque en todo momento nos conserva intacto el enigma que hay dentro de su personaje, mostrando esa energía vital incesante que tiene.
©José Luis García/Cinestel.com