«Eco de la Montaña» de Nicolás Echevarría; respeto a los ancestros

65 Berlinale, sección NATIVe.
Nicolás Echevarría es un director de cine mexicano conocido por haberse dedicado a hacer películas sobre pueblos originarios y sus rituales. Ya en el año 1991 había exhibido su filme «Cabeza de vaca» en la Berlinale y en la edición actual volvió a ser convocado con su nueva obra para la sección NATIVe que el prestigioso festival de cine de Berlín viene organizando desde 2013. «Eco de la Montaña» es un filme acerca del trabajo como artista y la vida del indígena Wixarika (Huichol) Santos de la Torre, que expresa muy bien el lado más espiritual de este pueblo a través de alguien que había vivido hasta ahora casi en el anonimato en la Sierra Madre Occidental de México.
El documental se inicia con unas imágenes de archivo tomadas en París en el año 1997, cuando el presidente Ernesto Zedillo y su homólogo francés Jacques Chirac presentaron un hermoso Mural del artista en el museo del Louvre parisino, pero se olvidaron de invitarlo. No es que no pudiera ir, sino que no fue invitado al evento de presentación de su obra y tampoco totalmente remunerado. De ahí en adelante, el filme hace una incursión en la vida cotidiana de este gran artista marcada por el respeto hacia sus ancestros y el interés en mantener las tradiciones de su pueblo junto con la herencia territorial recibida. La palabra más idónea para definirlo sería la de ‘superviviencia’.
El documental acompaña a Santos y su familia en su peregrinación a la tierra santa, incluidas Wirikuta, «El campo del Peyote» que se encuentra en el desierto de San Luis Potosí, y Hamara, en la costa del Océano Pacífico, en Nayarit. En estos lugares míticos, Santos pide a los dioses permiso para tejer un nuevo mural que ilustre aspectos de la historia, la mitología y las prácticas religiosas de los Huicholes.
La «Ruta Peyote» comprende cuatro estados de la República Mexicana: Nayarit, Jalisco, Zacatecas y San Luis Potosí. Por desgracia, la peregrinación anual de los Huicholes a la tierra santa, quizás la tradición viva más antigua de México, tiene los días contados. En la actualidad, la «Ruta Peyote» se valora en la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural. La película es una llamada a la movilización para la comunidad internacional y también a todos los mexicanos para proteger la tierra y la riqueza cultural incalculable del pueblo huichol. (jlg)
Declaraciones del director
Desde el comienzo de mi carrera en la industria del cine, he estado muy interesado en documentar el mundo de las culturas indígenas mexicanas. Esto nunca ha sido desde la perspectiva de un etnólogo o un antropólogo, sino precisamente desde la de un cineasta. Nací en Tepic, Nayarit, tierra de los pueblos Cora y Huichol; viví largas temporadas entre ellos en la sierra y me familiaricé con su vida y costumbres. Desarrollé un interés primordial en la colorida cultura de los huicholes, y especialmente en la forma apasionada en que defienden la preservación de sus tradiciones, a pesar del asedio constante del llamado «mundo moderno», que se ha convertido en una amenaza para su supervivencia.
Vivir una vida de aislamiento en el corazón de la cordillera tiene sus altibajos: una gran cantidad de personas no tienen electricidad en sus hogares, acceso a la atención médica, a la educación, o incluso a vecinos. Esta es la forma en la que han conquistado su autonomía. Parece paradójico que muchos de ellos tengan que viajar, trabajar y estudiar lejos de su tierra, pero esto no quiere decir que hayan olvidado o perdido su identidad como «pueblo verdadero», que es el término que utilizan para definirse a sí mismos. Este es el caso de Santos de la Torre, cuyo nombre huichol es Motoapohua, que se traduce como «Eco de la Montaña».
Santos es un artista, que para el pueblo huichol significa que tiene un don de Dios. La creación de una obra de arte es una práctica religiosa; oración y la clave hacia lo divino, un espejo en el que los dioses miran su reflejo entrelazado con la devoción del artista, un instrumento para asomarse a la verdad. Es a través del arte que una parte infinitesimal de la luz del mundo se puede lograr.
Este documental habla de la relación entre «Mesa del Venado», el rancho de Santos en el corazón de la sierra, y París, el corazón de la vida cultural de Europa. Habla sobre el arte religioso del pueblo huichol y la frivolidad del arte contemporáneo. Acerca de lo que es humano y lo que lo reemplaza. Como huichol, Santos cree que los hombres tienen que alimentar y cuidar a sus dioses para que protejan y apoyen a la humanidad a su vez. Esto se traduce en la protección del planeta y de la tierra santa. La mediación entre los dos polos es responsabilidad del hombre y el medio consiste en las ofrendas y la vida misma. A cambio, los dioses seguirán dándonos lluvia, las cosechas, salud y sabiduría. *Nicolás Echevarría