Lav Diaz en Barcelona: «Hago cine por el cine, sin pensar en el público»

Sus películas abordan de manera amplia y extensa los problemas relacionados con el estado social y político de Filipinas, un país con elevados niveles de violencia de diferentes tipos. El cineasta filipino Lav Diaz estuvo en la Filmoteca de Catalunya para presentar una retrospectiva en honor a toda su cinematografía, pero que sólo ofrece cinco títulos ante la dificultad de programar filmes que duran hasta las 10 horas y media de «Evolution of a Filipino Family».
Sensible y dispuesto a luchar por que sus películas nos dejen la posibilidad de reconocer en sus subtextos todos aquellos padecimientos que tiene que habitualmente sufrir la población filipina más común y corriente, para Diaz lo importante es en el fondo usar el cine como arma política, y en cierta forma también subvertir las convicciones y dogmas que salen desde Hollywood, con sus tomas de saltar de coche a coche y cosas por el estilo.
Aclarando desde el principio que él pertenece a la cultura malaya donde la espera es un concepto clave, Lav Diaz responde la pregunta de Cinestel de si alguna vez se ha sentido tentado a simplificar o reducir sus tramas, diciendo que «cuando yo hago mis películas no pienso en el tiempo, en si haré una obra de 5 minutos o de 40 horas. El cine como arte que es, debería de ser una cosa absolutamente libre y por tanto no debería de estar sometido a ningún tipo de condicionamiento, de relojes ni de mercado».
«Hago cine por el cine, sin pensar en el público -agrega-. Pienso que el público ya vendrá después. Será la conclusión lógica, y descubrirá lo que tenga que descubrir. Está muy bien que haya sedes como ésta de la Filmoteca de Catalunya que hagan difusión de este tipo de cine». Su presencia en el inicio del ciclo se debe a una primera colaboración de la Filmoteca con el Festival Grec de la ciudad.
Lav Diaz reconoce en Barcelona lo mucho que le han influenciado las obras literarias de Tolstoi y Dostoievski, así como la cinematografía de Tarkovsky, especialmente «El Milagro», con quien comparte sus fuertes componentes emocionales y de actuaciones hechas con el corazón, así como sus brillantes composiciones visuales y los intensos vínculos con esa naturaleza húmeda que en su caso predomina en las Islas Filipinas.
«Para mí, hacer cine es compromiso, y por eso mis filmes son tan largos» -subraya ante los medios-. El cineasta siempre procura integrar partes de la Historia de Filipinas en sus películas, fundamentalmente de la época marcial impuesta por el ex-presidente Marcos. Diaz sugiere que el cine puede llegar a ser una herramienta para el cambio, aunque no duda en calificar como violento al nuevo gobierno del populista Rodrigo Duterte, mientras lamenta la «amnesia nacional que implica haber olvidado el pasado».
Diaz tiene algunos puntos en común con el cineasta catalán Albert Serra, su mentor en la presentación de este ciclo en Barcelona. Los dos han filmado fuera de sus respectivos países, ambos intentan subvertir los convencionalismos del cine, y forman parte de una generación de directores que intenta llevar sus películas un poco más allá. Ese compromiso tiene, al menos en Lav Diaz, el añadido de una lucha constante para buscar financiación que, según cuenta, se traduce en que todavía no sabe si un productor de Hong Kong apoyará su futura película sobre gangsters. En respuesta a una pregunta de Cinestel, el realizador filipino pronostica que «quizá podríamos comenzar con el presidente Duterte, que es el gangster número uno del país, para ver si él da un poco de ayuda económica» -dice con ironía-.
Durante su comparecencia ante los medios, Lav Diaz confesó también amar el hecho de hacer las películas en blanco y negro porque «es muy diferente de la vida real, pero al mismo tiempo es real como la vida misma». Y por otro lado, la ciudad de Barcelona tiene para él recuerdos históricos, pues fue en ella donde el líder revolucionario para la independencia de Filipinas fue detenido, llevado a Manila y ejecutado en público.
Su cine se ve poco en salas de su país. Alguna vez hay proyecciones en la Cinemateca de Manila y en ocasiones hay un cine itinerante por los pueblos que programa alguno de sus filmes. En sus películas siempre hay una mezcla de historia y narrativa real, así como una combinación de personajes reales con otros de ficción (la mayoría de sus actores y actrices proceden del teatro), como se puede apreciar en su conocida «A Lullaby to the Sorrowful Mystery».
©José Luis García/Cinestel.com
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