“El largo viaje de Alejandro Bordón”, docu-ficción de Marcelo Goyeneche

Estreno en Buenos Aires
La manipulación de pruebas, los errores judiciales y la insaciable necesidad de los grandes medios audiovisuales de llenar sus espacios con cualquier cosa que “entretenga” a una masa adormecida que mayoritariamente los sigue, puede llevar en algún caso a que una persona honesta e inocente tenga que pasar varios años en una prisión por un delito que no ha cometido.
Ése fue el caso real de un humilde trabajador que un día, mientras se disponía a acceder al interior de un colectivo fue abordado por la espalda por un policía vestido de paisano. El asesinato de otro chofer de ese servicio público acababa de ocurrir y a ese servidor del orden no se le ocurrió otra cosa más que agarrar al primero que pasó, molerlo a golpes y llevarlo a comisaría. Muy poco le importó la certeza de que iba a destrozarle la vida a alguien que a priori ni siquiera conocía.
“El largo viaje de Alejandro Bordón” es una suerte de híbrido entre la ficción y el documental que nace con el propósito de cuestionar cómo es que un acusado tiene que demostrar su propia inocencia y el porqué de la actuación fallida de una Fiscalía que desde un principio creyó sin dudar la versión de la Policía Bonaerense.
En Argentina, el incremento de las denominadas “causas armadas” o de los casos de gatillo fácil es alarmante, a la par que se hacen mediáticas o “virales”, como se dice ahora en ese nuevo argot empleado masivamente.
Con dirección musical del reconocido compositor Gaby Goldman y las actuaciones de Diego Cremonesi, Jorge Prado, Tatiana Sandoval y Manuel Vicente, más los cameos de Norita Cortiñas y José Celestino Campusano, el film revela cómo la misma policía puede llegar a inventarse pruebas hasta el punto de llegar a culpabilizar a un inocente.
Marcelo Goyeneche, el director de la película, responde las preguntas de Cinestel:
– ¿El caso que expones en la película confirma la persistencia de ese tipo de impunidad a nivel institucional?
La violencia institucional desde donde se arman las causas armadas cuenta con la impunidad del poder, se han convertido en políticas públicas. No solo en el armado de causas sino también en el “gatillo fácil” o la desaparición de personas. Hay un modus operandi, que persiste con el tiempo, y es que las fuerzas de seguridad sospechadas, son las que siguen la investigación y presentan las pruebas al poder judicial, no hay un organismo de control por fuera de ellos que actúe. También hay un denominador común: en las primeras horas de investigación se inventan pruebas, o se desvía el eje de atención, distorsionan los hechos e incluso tratan de ensuciar a la víctima. En el caso Bordón lo primero que salieron a decir en los medios de comunicación es que era un “crimen pasional”, culpaban a Susana, la mujer de Alejandro de una manera machista y misógina, de ser la responsable del crimen y los medios lo repitieron hasta el hartazgo.
– Viendo el film uno tiene la impresión de que algo falla cuando quienes promueven la adulteración de elementos probatorios resultan indemnes a los ojos de la justicia. ¿No crees que deberían de haber sido juzgados y apartados de su trabajo habitual aquellos que obran de una manera tan torticera?
Creo que es producto de la misma impunidad con la que actúan. En algunos casos se logra que sean juzgados por el delito que cometieron, pero son casos excepcionales y donde la lucha popular fue determinante: acompañando a las víctimas, visibilizando el caso e incluso asesorando legalmente. El oficial Quijano que le armó la causa a Alejandro sigue trabajando de policía, no fue apartado de su cargo y es vecino del barrio donde viven ellos. El mensaje es siniestro y producto de esa impunidad de la que hablamos.
– Aparte de todo eso, es más que obvia la influencia negativa que los medios televisivos masivos ejercieron en este caso. ¿Pero cómo puede ser que la gente crea lo que dicen esos noticieros, luego se descubra todo el engaño y más tarde ese espectador todavía siga creyendo en ellos sin cuestionarse nada?
Es indignante y genera mucha rabia, pero así es como funciona. Creo que para un análisis más en profundidad deberíamos empezar por el componente racista de esta sociedad. Hay un patrón común en estos casos, las víctimas son jóvenes pobres de barrios humildes. En dictadura era frecuente que se dijera “algo habrán hecho” en referencia a los miles de militantes desaparecidos. En democracia sucede algo similar: “estos negros algo habrán hecho”. En cuanto a los medios hegemónicos de comunicación tanto en dictadura como en democracia están al servicio de los grandes grupos económicos. No podemos esperar de ellos una información objetiva y mucho menos empática y solidaridad con una parte cada vez más excluida, estigmatizada y criminalizada de la población.
– ¿Estás satisfecho de la experiencia de haber rodado un híbrido entre realidad y ficción?
Muy satisfecho, la narración cinematográfica debe ser una apuesta estética y política que dé lugar a estas formas complejas y diferentes de narrar. Y que nos permita salir del estereotipo de género cinematográfico y brindarle al público una propuesta original. Es también una búsqueda de identidad cultural desde las historias y hasta como las contamos, en un momento donde el cine comercial y globalizado busca formatear los gustos, hábitos e identidades. Se deben contar las historias de otra forma, plural y diversa; en eso el documental siempre es un aliado.
– La participación de los directamente implicados, Alejandro y su esposa Susana, resultó fundamental. ¿Fue complejo para él y para ella revivir ese dolor?
Sigue siendo muy doloroso para ellos revivir toda esta tragedia. Pero ambos tienen en claro que la lucha que llevaron adelante para conseguir la libertad de Alejandro debe ser contada. Es la muestra de resistencia, lucha y solidaridad que se transforma en victoria contra el sistema y que debe ser ejemplo para otros que sufren el armado de causas. Lo más lógico en este entramado legal y corrupto es que Alejandro hoy estuviera purgando una condena a cadena perpetua por “homicidio agravado por el uso de arma de guerra”. Si no está en esa situación es por Susana y la lucha solidaria que la rodeó y acompañó para demostrar su inocencia.
©José Luis García/Cinestel.com