«El Predio», de Jonathan Perel: reinterpretando los horrores del pasado
El pasado año «El Predio» ganó el premio del Fondo Metropolitano de las Artes de Buenos Aires.
Es un largometraje silencioso con «voz interior del espectador» rodado en la antigua y siniestra Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), centro clandestino de detención de personas durante la dictadura argentina que ahora ha sufrido transformaciones parciales.
Al verlo comienzan a surgir las dudas, como qué sentido tiene que Marina Etchegoyhen se dedique a plantar patatas (papas) en ese espacio. ¿Hasta qué punto un lugar como la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) es un lugar como cualquier otro? ¿Qué debería hacerse allí, donde secuestraron, torturaron, mataron y desaparecieron personas a escala masiva? ¿Cuál es el límite o la responsabilidad que le cabe al cine como instrumento de registro o como aparato capaz de edificar memoria?
La película no pretende responder estas preguntas, sino solo hacerse cargo de que son pertinentes e inevitables; y el trabajo de observación a través del cual encuadra y captura lugares y situaciones es su única posible respuesta: el sentido de un lugar no se construye solo en el pasado o los recuerdos que contiene, sino en lo que la mirada del presente puede decir de él.
Conversamos con Jonathan Perel, autor de la película.
– ¿Cree que una imagen vale más que mil palabras?
No, no en todos los casos. Yo no lo aplicaría como un dogma. Puede ser que sea algo que se aplique a esta película en particular, pero no creo que sea un dogma que se pueda aplicar siempre.
En este caso y respecto de la ESMA, me parecía poderoso lo que podían ser unas imágenes sin palabras, lo cual no quita que las palabras sean necesarias en algún otro momento.
– «El Predio» introduce un fuerte elemento reflexivo en el espectador que ve esas imágenes.
Yo quise construir una película que sea disparadora de reflexiones, de debates y de pensamientos y eso requiere un cierto esfuerzo por parte del espectador, pero confío en que un cine que demanda un cierto esfuerzo produzca una multiplicación del sentido que es muy productiva y en el caso de la construcción de memoria en torno al predio de la ESMA me resultó interesante proponer ese debate y esa reflexión.
– Este documental se pasó en el Bafici de 2010, ¿qué le parecieron las críticas?
Estoy muy contento con la recepción que tuvo en ese momento porque vi que despertó las inquietudes y preguntas que yo esperaba que despierte y también vi que es una película para un público mucho más amplio del que yo hubiera imaginado en principio.
Creí que era una película más difícil de ver y resultó que tenían el poder de llegar y de hacerle preguntas a un público mucho más amplio del que yo esperaba.
– En un anterior trabajo suyo titulado «Lunes cerrado» se puede ver cómo una biblioteca estadounidense decide sin previo aviso no abrir los lunes y usted refleja con cámara fija el comportamiento de los que llegan y se encuentran la entrada inaccesible. ¿Quién sería más responsable de esa situación, los administradores de ese lugar público o los ciudadanos que no saben canalizar sus quejas de una forma serena y mucho menos organizada?
En mi cine, que sin duda es fuertemente político pero en términos estéticos, no está claramente denunciada una responsabilidad ni en el caso de «Lunes cerrado» ni en el caso de «El Predio». En todo caso, es un cine que muestra ciertas situaciones y que deja en manos del espectador tratar de otorgar un sentido, construirlo o salir a una lucha por ese sentido porque el mundo en el que vivimos es un mundo construido por los discursos y esos discursos están luchando por una construcción de sentido, pero no siento que haga un cine donde estoy yo mismo diciendo de quién es la culpa sino que estoy mostrando ciertas imágenes que tienen esa capacidad de hacernos reflexionar o pensar qué es lo que está pasando aquí.
– En «Cinco», otro de sus trabajos, refleja de una manera muy gráfica y realista la esencia de la expresión corporal y de las sensaciones que provoca.
A mí lo que me interesaba en ese cortometraje es construir una historia que está compuesta de múltiples capas superpuestas. Mostrar entonces cómo la historia y el mundo mismo, aquello que consideramos el mundo, no tiene un sentido único y una historia única. Esa historia y ese sentido está atravesado por múltiples capas y es la forma de cómo se puede construir una historia narrativa que está hecha de fragmentos superpuestos.
– «El predio» se está exhibiendo en el Cine Cosmos de Buenos Aires.
Sí, en el Cine Cosmos que ahora fue comprado por la Universidad de Buenos Aires y que tiene un sistema de exhibición mucho más amable que un estreno comercial porque ellos me garantizan que la película se pasa durante un mes en unos horarios fijos y no depende de la cantidad de espectadores. Es muy distinto de estrenar en un complejo tradicional como puede ser el Hoyts, Cinemark o un Village donde a la primera semana, si las películas no salieron, ya las bajan de cartel.
El Cine Cosmos me parece mucho más propicio para este tipo de cine que no es de un público masivo.
– Era un poco inexplicable el cierre que se había producido con la enorme actividad cultural que hay en Buenos Aires e incoherente con el número de cinéfilos existente.
Sí, estuvo cerrado los últimos dos años. Reabrió a fines de 2010 y es una sala muy importante sobre todo para el cine documental porque es uno de los cines que más trabajos de este tipo programa y era muy triste que se hubiera perdido así que estamos contentos de que la UBA lo haya comprado y se haya reabierto.
José Luis García/Cinestel.com 24/03/2011