Entrevista a Martín Desalvo por su película “El Silencio del Cazador”

Estrenada en Argentina
Martín Desalvo es un director experimentado y polivalente que ha desarrollado sus trabajos audiovisuales a caballo entre el cine y la televisión.
“El Silencio del Cazador” es un thriller dramático con elementos de western que combina violencia, traición y celos. En cierta forma, la película sigue apostando por algunas doctrinas que le han aportado solidez a estos géneros cinematográficos, y lo hace a través de actores como Pablo Echarri, Mora Recalde, Alberto Ammann y César Bordón.
La acción se desarrolla en una reserva ecológica situada en la provincia de Misiones, donde los choques entre los humanos que habitan la zona son muy frecuentes, pues los cazadores furtivos están al acecho y ponen en peligro la biodiversidad.
El guion escrito colaborativamente apuesta por un tipo de relato que va in crescendo a medida que van pasando los minutos del metraje.
El principal conflicto que sucede en la película está asentado en un problema de recelos y envidias, aunque también existen otros que le son aleatorios y complementarios. Básicamente hay en escena una médica rural muy activa con la comunidad que anteriormente había estado comprometida sentimentalmente con un colono, pero que ahora está casada con un guardaparques.
También los abusos perpetrados en el medio natural y un velado racismo hacia los integrantes de los pueblos originarios están presentes en esta historia que también trata sobre las distintas formas de entender las relaciones amorosas.
Martín Desalvo responde las preguntas de Cinestel:
– La película muestra un par de entornos violentos. ¿Pero también consideras que la traición y los celos son los temas centrales del film?
Yo creo que uno de los temas centrales es la violencia que se ejerce del hombre contra el hombre, del hombre contra la mujer, de unas clases sociales contra las otras clases sociales,… todo tipo de violencia. En ese sentido los celos aportan como un disparador para esas violencias.
– ¿Y con esa mezcla entre la búsqueda de cazadores furtivos y unas relaciones amorosas defectuosas fue como pensaste en llevar a ebullición a la mayoría de tus personajes?
En realidad una de las mayores problemáticas que tienen los guardaparques y la gente de la zona tiene que ver con las relaciones amorosas. Esta cuestión de los pueblo chicos donde todos se conocen, donde todos alguna vez han sido novios o novias de pequeños configura una subtrama de amores,… defectuosos es un poco fuerte decirlo, pero sí de amores fallidos o que no prosperaron, influye directamente sobre la vida del trabajador, de las personas.
Entonces por eso hay un poco esa mezcla que funciona de una manera dramática para una trama que avanza a partir de estas problemáticas.

Martín Desalvo, director de “El Silencio del Cazador”
– Otro parámetro distinguible de «El Silencio del Cazador» es el racismo, donde algunos de los protagonistas son descendientes de europeos, mientras que aquellos de los pueblos originarios están mayormente en un segundo plano. ¿Te apoyaste para eso en prejuicios reales que se tienen en Misiones y en otros lugares?
Esto que vos notás así, es tal cual. Sucede hoy en día en muchos lugares y en la película, -más adelante voy a desarrollar un poquito la cuestión de cómo nace-, es algo que sucede en Misiones, concretamente en los pueblos del norte de la provincia, donde es muy notorio.
Los hijos de los inmigrantes europeos, que son quienes son los dueños de las tierras todavía y detentan ese poder social y económico, hacen sentir esa diferencia y esa especie de desprecio que sienten por los pueblos originarios, ese mirar desde un lugar superior a una cultura ancestral, creyendo que la educación y la buena vida es la que llevan ellos y la que ellos pueden brindarles.
La película también contiene el personaje de Guzmán, interpretado por Pablo Echarri, que al ser hijo de inmigrante paraguayo, igualmente tiene ese sentimiento de haber sido explotado y de resentimiento social con las clases de terratenientes.
– El tratamiento de la imagen parece que le aporta mucho más a la película. ¿Fue importante para vos rodarla con la cámara al hombro?
Por supuesto, eso era absolutamente fundamental, también como lo es el tratamiento de sonido en el cine. Ahí, junto con el director de fotografía Nicolás Trovato, trabajamos con mucho tiempo pensando y eligiendo conscientemente esta decisión de trabajar con cámara en mano, con lentes cortos y tratar de generar dos sensaciones particulares: una la de estar cerca de los personajes y poder percibir sus emociones, lo que ellos viven al estar ahí; y por otro lado, transmitir la imagen al estilo de cine directo o cine documental que nos parecía que iba a darle esta fuerza que vos marcás, esta manera de que el espectador se sienta permanentemente estando dentro de la selva, acompañando a nuestros protagonistas en su vida, en sus sentimientos y en sus relaciones.
“El Silencio del Cazador” es una película absolutamente pensada para que la cámara nos transmita sensaciones y para poder disfrutarla en el cine, en la pantalla grande, donde tiene un impacto muchísimo más fuerte la imagen y el sonido.
– ¿Y el guion lo armaste a partir de los lineamientos que pudo proporcionar Francisco Kosterlitz para la estructura final de la película?
En realidad nosotros estábamos escribiendo con Francisco el guion de una película anterior, “Unidad XV”, y yo vi unas notas que hablaban sobre un guardaparques sudafricano que había obtenido una carta blanca para matar cazadores furtivos, lo cual me parecía tremendo, e inmediatamente una nota en un diario que habla de los parques provinciales y que los guardaparques de nuestro país estaban pidiendo potestad de policías y portación de armas frente, justamente también, a la peligrosidad de los cazadores furtivos.
Me parecieron temas interesantes para tratar y nos embarcamos en un viaje de investigación hacia Misiones. Nos fuimos con Francisco. Nos pasamos unos días ahí entre colonos y guardaparques, haciéndonos amigos y charlando un poco sobre cuál era su cultura y su día a día.
Ahí empezaron a aparecer y cuando fuimos ganando la confianza, empezaron a surgir anécdotas que nos iban contando y la verdad es que la película incluso tiene anécdotas reales que las utilizamos.
Lo que luego hicimos fue darle una estructura dramática-narrativa, más de guion tradicional. Trabajamos bastante tiempo y más adelante tuvimos la suerte de ganar una beca de desarrollo de proyectos iberoamericanos de la Fundación Carolina e Ibermedia, donde retrabajamos junto con Michel Gaztambide y David Muñoz como script-doctors de la película. Y ahí terminamos de darle forma a este guion que realmente quedó muy sólido.
©José Luis García/Cinestel.com