Jeff Zorrilla sobre «Monger» y el turismo sexual: «Son coleccionistas»

Estrenada cine BAMA en Buenos Aires
Radicado en Buenos Aires, pero de origen estadounidense, Jeff Zorrilla aborda en su primer largometraje documental un tema complejo y desconocido para la mayoría de personas que transitan por una gran ciudad, cualquiera que ésta sea, ya que aunque el filme fue rodado en la Capital Federal, las situaciones que muestra son universales y se pueden dar en cualquier otro punto del planeta de forma parecida.
«Monger» fue vista en el 31 Festival Internacional de Mar del Plata y también en el reciente FIDBA, sobre cuya Competencia Internacional hicimos una amplia reseña en Cinestel.
Ramiro es un expatriado texano que trabaja como guía sexual en la ciudad de Buenos Aires, y él es el hilo conductor de toda esta historia que bifurca en dos clientes muy distintos del sexo profesional.
De hecho, la idea colectiva que se suele tener de que el grupo de asiduos a este tipo de servicios serían adictos al sexo, intenta aquí ser por lo menos cuestionada o vista bajo a otras perspectivas. Atendiendo a que esta labor es una actividad económica muy lucrativa, estos dos personajes elegidos por Jeff Zorrilla vendrían a ser como la cara y la cruz de una misma moneda: similares en su finalidad última, pero distintos en su personalidad, lo cual condiciona definitivamente su modus operandi.
El más joven de ellos es un texano que se ha marcado el objetivo de alcanzar la cantidad de 400 chicas pagas diferentes con las que fornicar a lo largo y ancho de la geografía internacional. Y sobre el mayor de ambos, se trata de un británico que llegó a Buenos Aires para comprar sexo, pero que dejó embarazada a una prostituta con la que tuvo un hijo, ante lo cual decidió quedarse como residente extranjero.
«Monger» es una palabra inglesa que en el argot de los usuarios y empleados de prostíbulos se refiere a personas que fomentan o requieren actividades prohibidas o que generan problemas. Ninguno de los dos turistas del documental se ruborizan ante esta definición, sino todo lo contrario, ya que se definen ellos mismos con orgullo como tales, e inclusive haciendo evidente una pronunciada misoginia.
Su director asegura con rotundidad que el filme trata «sobre cómo el discurso machista e individualista del neoliberalismo afecta a los opresores tanto como a los oprimidos, dejándolos solitarios y sin las herramientas emocionales para crear relaciones humanas duraderas».
Jeff Zorrilla responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Cómo convenció a los hombres y mujeres que salen en el documental para que representaran esas situaciones frente a la cámara?

Jeff Zorrilla
Primero publiqué en uno de los foros online donde los mongers se comunican, y pregunté si alguien estaba interesado en participar en un documental. Muchos me respondieron que no, pero algunos, principalmente Ramiro, me mandaron mensajes privados mostrándose interesados. Hay que entender que la base ideológica de esta subcultura es transformar su actividad, considerada reprobable por la mayoría de la sociedad, en algo aceptado y de lo cual incluso se puedan sentir orgullosos. Así que usamos su orgullo en nuestro beneficio para que se animaran a hablar.
Siendo yo hombre y norteamericano, fue más fácil lograr que los personajes masculinos se abrieran conmigo y hablaran frente a cámara como si estuvieran conversando con un amigo. Eso fue un poco más difícil de lograr con las mujeres.
– Tanto el que pone notas calificativas a las chicas como el resto de personajes, parecen interesados en las cifras por sobre de todo. ¿Es básicamente el turismo sexual un asunto que tiene que ver con los números?
Esa es una de las cosas que más me llamó la atención al hablar con los personajes; la falta de deseo y pasión que existe en estos hombres. Mucha gente me pregunta si son adictos al sexo; yo diría que son más bien coleccionistas. El personaje que lleva el registro de las mujeres con sus notas, antes coleccionaba tarjetas de béisbol y videojuegos; ahora colecciona experiencias con mujeres. Para mí esto representa muy bien el consumismo que rige la sociedad occidental.
Durante toda la película, los hombres hablan de la imagen de mujer que ellos consumían a través de las revistas porno en su adolescencia; hasta hoy en día siguen intentando coleccionar más y “mejores” mujeres porque eso pareciera determinar su hombría.
– ¿Y los dos tipos de cliente tan distintos que reflejan en la película, son un intento de exponer visiones diversas al respecto por parte de ustedes?
Elegimos personajes que participan en una misma actividad, pero llevan adelante una reflexión aparentemente distinta sobre sus acciones, porque queríamos mostrar que éste es un tema que atraviesa todos los sectores políticos y socioeconómicos. Si la película solamente mostrara personajes que causan rechazo, podríamos pensar que su actividad y forma de pensar refleja solamente a una pequeña porción de hombres que podemos asociar fácilmente al machismo más extremo. Al tener un personaje más liberal y “bienpensante”, ampliamos la propuesta, porque muestra que el machismo invade todos los sectores de la sociedad.
– Los personajes masculinos de «Monger» siempre generalizan cuando hablan de algo local en el filme. ¿No cree que parece que se niegan a tener visiones concretas sobre esos temas para justificar su excesivo hedonismo o su represión afectiva personal, según el caso?
Ahí aparece lo que yo llamo el 4to personaje: la voz en off. La película tiene segmentos en súper 8 con voces en off de varios mongers. Estas voces son como el superyó de los mongers, justifican sus acciones a través de un punto de vista muy particular sobre el mundo, y presentan un mundo idílico que contrasta fuertemente con la vida cotidiana de nuestros personajes, que vemos en las escenas de observación y entrevistas en digital.
– Justamente al ver su película, da la impresión de que el guía está atrapado en una burbuja de la que no puede salir, aunque tal vez quisiera. ¿Usted que conoce a fondo esa situación suya, lo ve también así?
Ramiro es un personaje muy enigmático. Durante gran parte de la película se queja del país en que vive y su frustración de no poder volver legalmente a Estados Unidos. Pero a la vez siente mucho rechazo por Estados Unidos por haberlo deportado.
Hay una cosa muy fascinante y es que él en realidad es porteño, nacido en Buenos Aires de padres argentinos. Siempre hay un juego de identidad en él; usualmente exagera el rol del cowboy texano, pero cuando le conviene adopta su identidad argentina.
Esta pelea interna del primer mundo y el tercer mundo es un poco un microcosmos de cómo funcionan las relaciones interpersonales que vemos entre los turistas sexuales del primer mundo y las trabajadoras sexuales del tercer mundo con las que se relacionan. Más que nada veo a Ramiro como un hombre sumamente solitario, que a través de su interacción con el mundo del turismo sexual se vuelve cada vez más triste y alejado de la sociedad.
©José Luis García/Cinestel.com