Entrevista a Laura Martínez Duque y Nadina Marquisio por «Juntas»

Estreno en Buenos Aires Cine Gaumont
El regreso al lugar donde su originó su amor. Para cualquier pareja, el momento y la ubicación en la que se dio esa chispa tan especial es a menudo motivo de recuerdo. Las argentino-uruguayas Norma Castillo y Ramona «Cachita» Arévalo se conocieron en los años 80 en el caribe colombiano y se enamoraron. Vivieron juntas más de dos décadas y en el año 2011 se convirtieron en la primera pareja de mujeres casadas por ley en Latinoamérica, tras la promulgación de la Ley de Matrimonio Igualitario en Argentina.
«Juntas» es la crónica de un retorno al lugar donde se conocieron y convivieron durante largo tiempo. El filme es asimismo la historia de un viaje postergado que hizo realidad el deseo que ambas tenían antes del fallecimiento en 2018 de una de ellas, Ramona Arévalo.
El filme huye del boom mediático ocurrido cuando contrajeron matrimonio y tampoco exhibe fotografías antiguas de las afortunadas por esta historia de amor, pues se limita a acompañarlas en ese reencuentro con su pasado.
Las directoras responden las preguntas de Cinestel:
– ¿Buscaban un tipo de narrativa por fuera de lo convencional para esta película?
Durante los dos primeros años que frecuentamos a Norma y a Cachita en su casa de Buenos Aires, el fenómeno mediático y social que las rodeaba nos llevó a preguntarnos si había allí una película para nosotras, pues todo ese tiempo nos había dejado una larga lista de decisiones tomadas sobre lo que no queríamos hacer: no haríamos entrevistas sentándolas frente a una cámara para obtener los “testimonios” de sus vidas, ni les pediríamos que mostraran las fotografías de su juventud para ilustrar un pasado irrecuperable, no hurgaríamos en los baches de su historia porque no pretendíamos juntar las piezas en un relato sin fisuras o “apropiado”, tampoco buscábamos reproducir un simulacro de su rutina hogareña que diera cuenta de la “normalidad” de su vida en pareja.
No queríamos hacer una película para definirlas como mujeres o institucionalizarlas como representantes de una comunidad. Nos negábamos a confeccionar un documental tipo biopic para apresar una vida, mucho menos dos, en un par de horas. Lo que pretendíamos era capturar un pedazo de sus vidas, “siendo”, en toda su potencia y en toda su verdad.
Finalmente entendimos que nuestra película no estaba en esa casa de Buenos Aires, simplemente porque Norma y Cachita tenían el corazón en otro lado. Ese desplazamiento supuso un gran movimiento en todo sentido. Decidimos movernos, nosotras también, del lugar cómodo y elaborar una estética propia: queríamos que la película tuviera la forma de un viaje, de un recuerdo, de una memoria fracturada. Sin duda la película propone una narrativa no convencional pero, más que buscarlo, lo que hicimos fue jugar y crear con los elementos que proponían la historia y nuestros personajes.

Nadina Marquisio y Laura Martínez Duque, directoras
– ¿Hubo entonces una voluntad artística a la hora de hacer la construcción de los planos?
Hacer una película siempre supone un proceso largo y difícil que, sin duda, solo puede llevarse a cabo a fuerza de voluntad. La voluntad de hacer y terminar una obra artística que honre la historia o los personajes que la inspiraron. En el caso de «Juntas» buscábamos honrar la historia de amor de estas dos mujeres quienes, antes de ser las protagonistas de nuestro documental, eran nuestras amigas y nos habían confiado la historia de sus vidas. Entonces, detrás de la construcción de cada plano y de toda la película hay, quizás, una mirada amorosa sobre esas mujeres atravesando un viaje tan intenso. Una mirada amorosa y maravillada con la magia del lugar, el paisaje y todo lo que sucedió durante ese mes en el Caribe colombiano.
– ¿Pero cómo consiguieron conocer la historia de esta pareja protagonista?
Fue más o menos en 2010 mientras hacíamos zapping en la televisión y encontramos la noticia de la inauguración de Puerta Abierta, el primer centro de jubilados Lgtbi de Latinoamérica en Argentina. De inmediato quisimos saber más sobre ese espacio que reconocía que la homosexualidad no era exclusiva de la gente joven. Nos pusimos en contacto y nos recomendaron hablar con la presidente del centro, Norma Castillo. Laura, que es colombiana, la llamó por teléfono y del otro lado sonó un grito de alegría ˝vos sos colombiana, nosotras vivimos 20 años en colombia˝. Inmediatamente nos invitaron a su casa y esa tarde nos la pasamos hablando de Colombia y de la historia de sus vidas allá. Así comenzó nuestra amistad.
– ¿Y piensan que queda todavía mucho camino por recorrer a partir de las leyes de matrimonio igualitario para la plena normalización de cualquier tipo de relación?
Más que normalización, que sugiere la anomalía de algunas relaciones, lo importante de este tipo de leyes es la visibilización de unos derechos que deben ser reconocidos y ampliados. Queda muchísimo camino por recorrer con respecto a los derechos de la mujer sobre su cuerpo por ejemplo. Pero este tipo de leyes, tal vez, son un primer paso para poner en discusión el tema de las libertades individuales fundamentales.
©José Luis García/Cinestel.com