Entrevista a Luz Ruciello, directora de «Un cine en concreto»

Estreno en Buenos Aires cine Gaumont
Posee esta película una magia especial para cualquier persona que le guste el cine. Omar es un hombre humilde que cuando era niño se entusiasmó tanto viendo películas, que siempre quiso ayudar a que los filmes fueran accesibles en su pequeña colonia rural de Entre Ríos. Para ello ha trazado un camino que previsiblemente culmina con la apertura de una pequeña sala a precios asequibles junto a su propia casa, y que no está exento de diversos altibajos, pues no es fácil integrar una iniciativa de este tipo dentro de un contexto comunitario y familiar, y además de ello se sabe que el protagonista vive de otras cosas.
«Un cine en concreto» es un film documental que nos descubre la proeza de este buen hombre, con todo su interés, su amor y su cariño hacia sus vecinos. Omar nos contagia la magia del cine en su propia casa.
Esta película, que retrata la construcción de un proyecto integral conseguido con mucho esfuerzo, será proyectada los días 16 y 17 de febrero en la Cineteca de Madrid, y poco después, el día 20, en un evento privado en Barcelona.
La directora Luz Ruciello, responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Cómo llegaste a conocer esta experiencia tan enriquecedora? El seguimiento te llevó bastante tiempo, por lo que se percibe al verla.

Luz Ruciello
Sí, llevó 9 años y un año más de trabajo de hormiga para estrenarla en mi país. Lo importante es no abandonar, ahora lo puedo decir, pero yo estuve por claudicar mil veces.
Conocí a Omar una tarde gris de invierno, combatiendo el aburrimiento. Con Lluís Miras Vega, el fotógrafo de la película, habíamos ido a visitar a mi mamá a Colón, Entre Ríos. Salimos a pasear por los pueblos vecinos y ahí vi un cartel muy pequeño, típicos de kioscos, pero que decía CINE.
Bajamos del auto y lo conocimos. Nos mostró la sala de cine. Cada detalle, cada elemento, tenía una historia detrás. Desde los clavos, las butacas, la ventilación, la pantalla… Quedé conmovida, a ese nivel en que la emoción te saca la palabra. Volvimos en silencio y después de eso empezó todo. Si hubiese sabido que venían 10 años de trabajo, no la habría hecho, fijo.
– ¿Piensas que la historia de Omar es de solidaridad, pero también es una suerte de retorno a su infancia?
Pienso que se trata de otra cosa. Él construyó el cine para dar y recibir amor. Es su refugio. El cine le abrió un mundo de fantasía cuando era un niño, lo salvó. Tuvo una infancia dura, siempre fue muy humilde y también discriminado, por ser «del campo» cuando era chico y por ser pobre de adulto. Se volvió un soñador por necesidad. Tiene un corazón inmenso y una palabra inquebrantable. A pesar de lo delgado y sus problemas de salud, Omar tiene la fuerza de un titán. Yo creo que es porque le sale del corazón.
– Asimismo, parece que hay en el film una identificación con los líderes o los astros cinematográficos. ¿No es así?
Bueno, sí la hay específicamente con Palito Ortega, porque este cantante era muy humilde como Omar, viene del campo y triunfó en la gran ciudad, en Buenos Aires. A Omar lo conmueve y por ahí van los tiros. La verdad es que siempre discutimos sobre este tema. Yo no entiendo el fanatismo, para mí es una ceguera y para él, no… a él lo ayudó a superarse.
– ¿Y en esa recuperación de títulos antiguos estaría también el atractivo que posee esta actividad?
Todo un romanticismo y una nostalgia envuelven esta historia. La sala de Omar se llama Cinema Paradiso. Él fue Totó, el niño protagonista de la peli italiana pero también se convirtió en Alfredo, el proyectorista. Además, hay un similitud muy grande entre el documental y esta película que no voy a develar, pero es impactante.
Mientras los cines se cierran y este hombre va contra viento y marea, no tiene recursos de ningún tipo, pero no conoce excusas. Lo admiro profundamente.
©José Luis García/Cinestel.com