«Exilio de Malvinas», de Federico J. Palma; colonialismo y soberanía
Estreno en Buenos Aires el jueves 14 abril 2016
La ocupación colonial que la Gran Bretaña hizo de las Islas Malvinas todavía continúa en pleno siglo XXI. La inmensa mayoría de los argentinos quiere el retorno de la soberanía del archipiélago para su país. Pero también hay isleños que reconocen que ese vínculo con la América continental no debería de haberse roto. El realizador argentino Federico J. Palma ha localizado a tres malvinenses que por distintos motivos son favorables a la recuperación de la soberanía y fueron forzados a dejar ese lugar que está bajo la administración colonial, donde no existen los partidos políticos y donde sus habitantes emplean expresiones orales típicamente argentinas como el «che».
Palma conocía Malvinas de antemano, por haber rodado allá la serie «Piratas, Pastores, Inversores», y tras visionarse en la Argentina conoció a este reducido grupo de lugareños que por cuestiones que ellos mismos detallan, ahora residen en el continente.
A partir de numerosas lecturas, el malvinense Alexander Betts defendió la reivindicación soberana argentina de las Islas siendo muy joven. James Peck es otro de los protagonistas del filme, un artista plástico que se enamoró y se casó con una pintora continental, pero cuando ella quedó embarazada les dijeron que el niño no podía nacer allí. Aunque quizás el caso más curioso sea el del biólogo inglés Mike Bingham, quien comenzó a descubrir una drástica disminución de las poblaciones de pingüinos en el archipiélago, y lo achacó a la falta de alimento derivada de la intensa actividad pesquera. Estas aves no voladoras emigraron hacia la parte continental. Al hacer público su descubrimiento, afirma que lo persiguieron y que tuvo que huir hasta el territorio argentino.
Acerca de «Exilio de Malvinas», Federico J. Palma responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Qué puntos destacarías que tienen en común los tres protagonistas de la película?
Sin dudas lo que une a los tres personajes, mas allá de las propias Islas, es el valor que le dan a las convicciones que los ponen en conflicto con el poder. Las tres historias tratan básicamente de eso, de lo que es luchar por sostener las convicciones personales en un sistema opresivo como el colonial.
– ¿Crees que la guerra promovida por la Junta Militar supuso un grave obstáculo para la solución al conflicto de la colonia?
Sin que eso implique negar bajo ningún concepto lo sucedido, yo no aceptaría tan rápidamente que la guerra fue «promovida» por la Junta Militar. Poniendo en perspectiva la propia guerra y todo el proceso que condujo a ese desenlace, no fue menor el accionar del propio gobierno británico y grupos de poder fáctico en Gran Bretaña y las Islas, que con mucha inteligencia también supieron arrastrar a un gobierno de brutos asesinos a una solución brutal. Incluso después del 2 de Abril, Argentina estaba impulsando una solución pacífica a través de la ONU. Thatcher prefirió ir a fondo con un conflicto armado.
Dicho esto, sí por supuesto que la guerra sirvió y sirve para obstaculizar el proceso de descolonización. Preguntarse quienes son los beneficiarios de esa situación, ayuda a entender qué motivaciones hay detrás del conflicto. La Guerra de 1982 es solo un episodio más, grave sin dudas, pero solo otro episodio en el prolongado conflicto provocado por Gran Bretaña al usurpar las Malvinas de Argentina en 1833. Es muy tentador, pensando en un medio español, referir a la situación de Gibraltar.
– ¿Las imágenes de Malvinas son las que tomaste previamente a las de los tres personajes, o hubo otra visita después?
Las imágenes de Malvinas son previas; por alguna intuición extraña hice registros fuera de lo que estaba buscando en aquel momento, y que después vinieron al dedillo para la película. En el trailer se pueden ver varias de esas imágenes.
Era la idea desde el inicio el proyecto -hace ya 4 años- volver a las Malvinas a registrar cosas que conocía, que había visto con mis propios ojos, o que podían sumar a la película. Siempre bromeo, porque tiene una gran dosis de verdad, que me metí en este proyecto como una excusa para regresar a las Malvinas, un lugar con el que estoy realmente fascinado.
Como todo en el mundo, la gente es gente, y los isleños son gente amable y sencilla, y su forma de vida aún conserva cosas interesantes de otros tiempos.
– ¿Notaste personalmente la influencia de la industria pesquera en el archipiélago?
Es bastante sencillo de decirlo. Cuando estuve allá fui «urgido» a tener una reunión con los llamados «representantes» de la comunidad, por el hecho de que estaba filmando un documental sobre la historia de los británicos en la Patagonia, incluyendo las Islas («Piratas, Pastores, Inversores», 2011). Los tres Consejeros con los que me reuní forman parte del grupo selecto de empresarios pesqueros que controlan el territorio.
Después, más en la calle por así decirlo, el impacto está en la orientación socioeconómica de la población. Los kelpers fueron abandonando el campo para trabajar en los diversos servicios que se fomentan en el pueblo-puerto de Stanley, basados en el boom pesquero primero, y en las expectativas petroleras después.
– Viendo las tres historias tan bien resumidas en el filme, a veces el espectador puede desconocer el proceso de trabajo que llevó todo eso. ¿Cuánto tiempo transcurrió para la búsqueda y grabación de estos testimonios?
Bien, resumirlas fue un trabajo durísimo. Cuatro años de trabajo nos llevó pasar de la idea al estreno.
La idea ya venía del mismo proceso de «Piratas…», del que en muchos aspectos «Exilio…» es una continuación. Curiosamente, la definición de hacer la película se hizo el 5 de Abril de 2012, en un bar de San Telmo después de una proyección de «Piratas, Pastores, Inversores», en una charla de colegas que terminó en un proyecto. Esa proyección fue en la misma sala en que cuatro años después, se realizó la función de prensa, el 2 de Abril de 2016.
Mirando hacia atrás, te diría que la investigación llevó un año, la escritura del guión otro, el rodaje otro y finalmente la edición otro año mas. Imaginate que es como tener tres o cuatro películas en una.
Hay muchísimos aspectos muy importantes del contexto y de la vida misma de los personajes que tuvieron que quedar afuera, y para mí cada sucesiva edición fue un proceso muy duro, muy personal. Porque además en el camino establecí una relación muy personal y comprometida con los protagonistas, al punto de sentirme yo también parte de la historia.
Mas allá de lo que uno quiera contar o como quiera contarlo, de cualesquiera motivaciones que pudiera tener, creo que mi trabajo tiene que sostenerse en un compromiso con lo que los protagonistas quieren expresar… Es mediar, es hacerse vocero de las historias y sus protagonistas, a veces aceptando incluso cosas con las que uno puede no estar de acuerdo o no gustarle. Espero haber logrado ser fiel a las convicciones de Alejandro, James y Mike.
©José Luis García/Cinestel.com