«Vergüenza y Respeto», una familia gitana vista por Tomás Lipgot

Estreno en Buenos Aires el 1 de octubre 2015
El pueblo gitano casi siempre ha sido una comunidad nómada aunque ya eso no ocurra así en la actualidad. Con el transcurrir del tiempo, estas familias se han extendido por la geografía del mundo, siendo una de las comunidades que hoy día tienen la mayor tasa de velocidad en cuanto a la renovación generacional, pues las hijas suelen dar a luz cuando aún no han cumplido la mayoría de edad. Perfectamente pueden ser cinco las generaciones que convivan al mismo tiempo en una vida que está regida por lo que ellos llaman la ‘Ley Gitana’. Y tenía que ser un excelente retratista de la condición humana como es Tomás Lipgot quien nos acercara en este documental a los rasgos distintivos, el temperamento y el carácter propio de esta comunidad a través de una familia gitana que vive en Argentina y que tiene sus raíces en España.
«Ser gitano no es fácil», -dice uno de los protagonistas de «Vergüenza y Respeto»-, «es más fácil decirlo que serlo». Lipgot trata el tema con finura, delicadeza y estilo para que conozcamos cómo son los Campos en su ambiente hogareño, obviando casi por completo su mundo profesional porque tal vez se desviaría demasiado de lo que quería retratar, que es su parte más directamente de relaciones en el área familiar, al tiempo que habría introducido excesivas aristas porque aquí estamos viendo auténticas familias numerosas. Es muy curioso en ese sentido oír hablar a uno de los miembros de la familia sobre el lugar de la administración federal en donde trabaja -lo explica al detalle en la película-, y relacionarlo con los preceptos normativos que rigen las estructuras y la conducta general en su vida interior como gitano. En su persona, la comparación del lugar de trabajo y la «ley familiar» son una gran paradoja.
Tomás Lipgot y su equipo observan con la cámara la vida cotidiana de esta familia que tiene una base cultural milenaria adornada además con cánticos, guitarras, palmas y cajones flamencos. El resultado es, otra vez más en su filmografía, brillante en la selección de momentos que son clave para tratar de entender a la familia y por ende, a la cultura que representan. El director responde las preguntas de Cinestel:
– ¿Fue sencillo por tu parte transmitir a la familia que los códigos del documental pasan por el observar sin juzgar?
No estoy del todo de acuerdo con aquello de «no juzgar», está escrito en la reseña del BAFICI así. Si bien es cierto que hay un trabajo de observación y que no hay un juicio explícito, yo creo que es muy dificil desde lo formal, no juzgar, lo estamos haciendo todo el tiempo, por acción y más que nada por omisión. En el fuera de campo -en aquello que se decide dejar de lado- hay un juicio, en la altura del encuadre hay un juicio, y así…
De todas formas, me resultó natural ese grado de «no juzgar». Lo que intento hacer es separar la persona (yo) con el enunciador.. Mi «Yo» es mucho más prejuicioso que el enunciador…
– La mujer gitana es mirada por sus hombres a través de una mezcla de términos como la tradición, el respeto y la función de la maternidad, y ellos están convencidos de que controlando a la mujer la están respetando. Por otro lado, ellas parecen estar conformes con ese rol tradicional. ¿Crees que todo ello es una defensa de su identidad como comunidad?

Tomás Lipgot
Sí, por mi experiencia no he observado a las mujeres como sometidas. Ellas aceptan su lugar, que tampoco es tan distinto al de la mujer hace 80 años en casi todo el mundo… Esto puede escandalizar a muchas feministas, pero yo lo veo como una tradición que debe ser respetada; ellos no molestan a nadie y las mujeres están conformes con ese lugar. Pero entiendo que a nosotros, los payos, nos resulte fuerte y chocante, va a contramano de los avances de las libertades que las mujeres han conquistado.
– ‘Vergüenza no significa respeto’, dice un niño en la película. ¿El título del filme tiene que ver con el honor y la honra de los gitanos?
La vergüenza y el respeto son unos de los pilares de la Ley Gitana. La honra es uno de los preceptos fundamentales de esta ley, en la película creo que queda claro. Invito a los espectadores a encontrar estas definiciones, que por cierto, no son exactamente las que manejamos nosotros, los no gitanos, sobre todo en el concepto de ‘Vergüenza’.
– Leí que tomaste conciencia del tema durante tu visita al pabellón gitano de Auschwitz. ¿La persecución a la que han sido sometidos en algunos lugares del mundo ha podido provocar en ellos una actitud que tiende a estar a la defensiva?
Sin lugar a dudas ese carácter defensivo que desarrolló el pueblo gitano tiene que ver con el crudo historial de persecuciones que han sufrido. Yo no puedo pasar por alto esto, y me hace ver al pueblo gitano desde esa óptica.
En este sentido, por ese carácter desconfiado con el mundo exterior, es que me fue muy difícil ganarme la confianza de ellos, que una vez que sucedió fue plena; yo creo que eso se nota en el documental.
– Fíjate que cuando escuché hablar de la Ley Gitana viendo tu documental, me acordé de Evo Morales y Bolivia con sus actuales leyes mixtas que facilitan una legislación diferenciada para indígenas y el resto de habitantes, y por otro lado me parece que también tienen algunos puntos en común con el pueblo cubano, en especial por la defensa de su espacio de vida frente a injerencias externas, y también un poco en el carácter y forma de ser de las personas de allá. Al fin y al cabo, los humanos en nuestra diversidad siempre podemos encontrar puntos en común y divergencias. ¿También lo crees así?
Interesante reflexión. La Ley Gitana es oral, como toda su tradición, y eso tiene otras implicaciones en cuanto a lo legal. Las leyes de Evo son muy interesantes para el contexto de Bolivia, o quizá en España donde la cuestión gitana es más candente podría aplicarse…
– Y esa diversidad también la encontramos en tus trabajos en cine, siempre tan bien cuidados a nivel narrativo. Dentro de poco nos vas a volver a sorprender con una animación. ¿Piensas seguir experimentando en fórmulas tan diferentes dentro de tu cinematografía?
Espero que sí, el día que deje de experimentar y todo se vuelva una fórmula, se habrá acabado mi curiosidad. Lo grande del lenguaje cinematográfico es que tiene muchos dispositivos narrativos y esto lo hace muy interesante para jugar con la creación. A futuro me gustaría hacer una película de ficción con actores, lo he hecho en mi primer largo «Casafuerte», pero de manera muy poco intensa.
©José Luis García/Cinestel.com